24 oct 2023

1980 VILLENA Y LA COMARCA DEL ALTO VINALOPÓ EN EL CENSO DE FLORIDABLANCA (1787)

Villena y la comarca del Alto Vinalopó en el censo de Floridablanca (1787)
POR… JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ MARCO Universidad de Valencia

La comarcalización es una tendencia cada día más evidente en sus vertientes económicas y en las socio-políticas, como ente intermedio entre la pequeñez del municipio y lo heterogéneo de los límites provinciales, regionales o nacionales y estatales. Ahora bien, ¿qué criterios se siguen para la adscripción de municipios a una u otra comarca? Hay que reconocer que son muy dispares. En el País Valenciano, sin embargo, la preocupación, que no es nueva, ha llegado a conseguir una distribución por comarcas, generalmente aceptada, basada en lazos que unen a los municipios, geográfica, histórica, social y económicamente (1).
En estas obras, EL ALTO VINALOPO, está compuesto, aparte de otros núcleos menores, por cuatro poblaciones: Villena, Elda, Sax y Salinas. Comarca ésta, que si bien hoy no presenta grandes problemas de aceptación por sus indudables semejanzas geoeconómicas, los presenta en cuanto a su concepción histórica, basados, principalmente, en la tardía incorporación administrativa de Sax y Villena al ámbito territorial del País Valenciano, o la desmembración de parte de ella, como es el caso de Caudete. Nuestro propósito en este trabajo, es comprobar si, además de las afinidades lingüísticas y económicas de la actualidad, podemos dibujar las líneas de unión comarcal, saltando por encima de los límites históricos, veleidosos siempre, comprobando la homogeneidad en el aspecto fundamental de toda comarcalización, la población, porque: «la comarca, no es el nombre, sino la tierra y los hombres que en ella viven» (2).
Un análisis en profundidad de la población, necesita, sobre todo, fuentes idóneas, y desgraciadamente para el historiador, no es ésta la norma, en especial antes de la época estadística, incluso si sólo querernos limitarnos a las cifras totales de población, y aún más si pretendemos estudiar la estructura demográfica.
Por todo ello, hemos elegido la fuente más antigua que merece la aceptación unánime de historiadores y demógrafos, el Censo de Floridablanca, comenzando a realizarse a mediados de 1786, finalizado al año siguiente, publicados rápidamente los resultados regionales y nacionales (3), conservada la inmensa mayoría de la documentación original (4), y del que recientemente se han publicado los datos correspondientes al País Valenciano, con un estudio preliminar (5), que nos dispensa entrar en la crítica sistematizada de la fuente documental, con la ventaja de que incluye los municipios agregados posteriormente al País Valenciano, como es el caso de Villena y Sax (6), además de análisis globales de la máxima utilidad.
La población real —incluyendo al clero regular— del Alto Vinalopó era la siguiente en 1787:
Aunque pueda parecer débil la participación comarcal en la población total valenciana, hay que tener en cuenta que ya en el siglo XVIII, la distribución comarcal de la población en el P. V. se asemejaba a la actual, es decir, la presencia de fuertes contrastes entre un litoral muy poblado y un interior progresivamente desertizable, con algunas excepciones, entre las que está el Alto Vinalopó, que junto a otras cinco comarcas, tenían unas densidades de población intermedias, entre 25 y 45 habitantes/Km2., nada despreciables para la época, en países de predominio rural.
La población urbana del País Valenciano del momento, se ha estimado en un 16'8 %, agrupada en los siete núcleos de población que inequívocamente pueden ser considerados como ciudades (8), que para la época, podemos definir como los núcleos de población de más de 5.000 habitantes y con más de la mitad de ellos dedicados a actividades no agrarias. Con esta definición, y como veremos más adelante, Villena, a pesar de sus más de 7.000 habitantes, por su alto porcentaje de población rural debe considerarse «semiurbana», lo que no quita en absoluto, que fuera capital indiscutible de la comarca, al concentrar más de la mitad de la población total. Además, tan sólo doce poblaciones en todo el País Valenciano la superaban en número, situación casi idéntica a la actual, en la que, modificándose los integrantes, Villena ocupa el lugar 14°, habiendo sido superada ampliamente por Elda, lo que dificulta la asignación actual de capitalidad (9).
Las tasas de actividad declaradas (relación porcentual entre la población en situación de activos y el total de la población), son bajas, tan sólo un 24'8 0/ en la comarca y aún menos en Villena, situación normal en sociedades preindustriales, aunque hay que tener en cuenta, igual que en el tipo de actividades, la segura no inclusión de trabajos a tiempo parcial o de la denominada industria doméstica (10), sobre todo llevada a cabo por las mujeres. Con estas consideraciones la población activa comarcal se distribuía así:
Tanto en Villena como en la comarca destaca la población agraria, y dentro de ella, la abundancia de jornaleros, lo que significa abundancia de campesinos sin tierra o con parcelas minúsculas. Junto a la población agraria, sobresale, especialmente en Villena —lo que incide en la consideración de capitalidad comarcal—, las actividades no productivas y, en menor grado, las comerciales y artesanales. La misma idea nos dan las escasas informaciones sobre la producción comarcal en el último tercio del siglo XVIII, ya que, junto a ocho fábricas de aguardiente, dos de jabón, dos martinetes de esparto, tres molinos papeleros, un tejar, telares de lienzo y otros productos artesanales, para toda la comarca, la estimación de la producción agraria sería (11):

Producción de Villena, que puede corresponder, sin muchas distorsiones, con la distribución superficial de los cultivos unos años antes, según el Catastro de Ensenada (12), donde las tierras cerealísticas ocupaban más de la mitad del término municipal, y que suponía el que Villena aprovisionaba de granos a varios pueblos de las comarcas de La Costera (Játiva) y de La Vall d'Albayda (Bocairente) (13).
En definitiva, nos encontramos ante un centro semiurbano, por su importancia agrícola, con equipamiento básico artesanal, con las concentraciones de población no productiva típicas de los núcleos intermedios del Antiguo Régimen y con una clara capitalidad comarcal, que irradia su actividad comercial a las comarcas cercanas, en productos agrarios.
Problemas más peliagudos nos presenta el análisis del comportamiento demográfico de la población de Villena y su comarca basado en la distribución de la población por edades y sexos del Censo de Floridablanca, a pesar de tener que tomarlo sólo de manera estimativa, por los problemas metodológicos que comporta y que han señalado diversos autores (14).
En primer lugar, parece lógico que la atribución de capitalidad que estamos dando a Villena, se tradujera, entre otras cosas, en ser un foco de atracción de población, es decir, que las mayores oportunidades laborales deberían suponer una corriente inmigratoria de mano de obra, y a su vez, una mayor proporción de hombres por cada 100 mujeres —tasa de masculinidad— por el carácter laboral de esta inmigración. Sin embargo, las tasas de masculinidad arrojan los siguientes resultados por edades:
Lo más importante a destacar es el muy desigual comportamiento, tanto unos núcleos con otros, como en las edades, sólo habiendo similitudes relativas entre Villena y Sax por un lado y Elda-Salinas por el otro, especialmente respecto a la tasa final de todas las edades, donde sólo estas últimas poblaciones se acercan, sobrepasándola, a la media valenciana. En Villena, sorprende la tasa de 25 a 40 años tanto como la de 40 a 50, la primera, único indicio de posible inmigración de mano de obra masculina. Si con la tasa del P. Valenciano, Castelló pone en duda la teoría de la fuerte inmigración en Valencia de la segunda mitad del siglo XVIII (15), contraponiéndose a Bustelo (16), tasa comarcal, aún menor, debería indicarnos la inexistencia de inmigración, salvo que hubiera unos índices de natalidad extremadamente bajos.
Para este propósito nos puede servir la distribución por edades de la población, cuya representación gráfica son las Pirámides de Edades que publicamos.
La comparación de las proporciones de edades señala:
Proporciones de niños muy bajas, especialmente en Elda y Villena, sólo compensadas por el grupo de 7-16, que deja al total comarcal alejado del valenciano, lo que expresa una natalidad baja o una mortalidad infantil más alta.
Los adultos (16-49 años), presentan igualmente un déficit importante, lo que junto a lo dicho de la tasa de masculinidad, nos inclina con Castelló a pensar en inexistencia de inmigración reciente en la comarca.
La sorpresa, relativa, se da en los adultos mayores y ancianos, donde todos los índices son muy superiores, y por tanto el comarcal, a España y P. Valenciano. Esto puede explicarse bien por unas mejores condiciones de vida comarcales, que alargarían la media de vida —aunque contradiga en parte lo dicho para los niños—, o bien como afirma Castelló (17), porque la inmigración fue en el P. Valenciano muy importante en la primera mitad del siglo XVIII, engrosando los grupos de edad más altos en 1787, ralentizándose después, completando sólo, para el total valenciano, el déficit de nacimientos, hasta hacer unas generaciones intermedias similares al total español.
Sin embargo, en el Alto Vinalopó, las edades intermedias son tan bajas proporcionalmente en número que hacen difícil esta última explicación, al ir acompañadas de bajas proporciones infantiles.
Por otra parte, la tasa de nupcialidad (proporción de mujeres casadas dentro de las que cuentan entre 16 y 50 años), de la comarca —64'62%—, es inferior a la valenciana —65'1%— y superior a la española —59'3%— lo que contradice la relación directa entre tasa de masculinidad y nupcialidad que afirma Nadal (18).
Además, la proporción de solteros definitivos —solteros mayores de 40 años— es menor en la comarca respecto a los hombres, mientras son más las solteras definitivas, que en España y el P. Valenciano, aunque las mujeres se casaban en edades más tempranas en el Alto Vinalopó, mientras los hombres tardaban más, como indican los dos cuadros siguientes:

Es decir, la mayor proporción de mujeres sobre hombres del Alto Vinalopó hace que sean más las solteras definitivas que los solteros, pero a su vez, que esta perspectiva de soltería, impulse a las mujeres a casarse a la primera oportunidad —edades tempranas— y, en definitiva, a mantener la tasa de nupcialidad relativamente alta.
Pero, si esto sucede así porcentualmente, la escasez absoluta, en relación a las medias valencianas y españolas, de las generaciones sexualmente fértiles (edades comprendidas entre los 16 y 50 años), más los bajos índices de fecundidad de las dos circunscripciones administrativas que englobaban entonces a nuestra comarca (19), impide la existencia de fuertes contingentes infantiles y juveniles, no compensados por la mayor tendencia al matrimonio de la comarca.
Todos estos condicionamientos, unidos, implican la configuración de la pirámide de edades comarcal (vid. apéndice), que lógicamente, sigue las pautas de los dos núcleos más poblados, como la de una población más vieja —menor base, mayor cúspide— junto a una escasez relativa de efectivos jóvenes-adultos que el P. Valenciano.
Nos aventuramos a decir, que el Alto Vinalopó, en definitiva, parece haber tenido durante el siglo XVIII un comportamiento demográfico doble: durante la primera mitad del siglo XVIII una fuerte inmigración, de la que son residuos los cupos de población mayor de 50 años; en la segunda mitad del siglo, sin embargo, esta corriente se detendría, e incluso se invertiría, dando como resultado una ralentización del crecimiento poblacional, poniendo dificultades al crecimiento inmediato posterior a 1787, hasta que nuevas expectativas económicas, ahora ya distintas de la agricultura, como es la industria zapatera (19), vuelvan a convertir a la comarca, como 150 años antes, en receptora de inmigración, hasta poder llegar a definir a sus municipios durante el siglo XX, como progresivos (20), al tener tasas de crecimiento continuadas y evitar la desertización del poniente alicantino, siendo en cierta forma excepción en la trayectoria de contrastes de población entre interior y costa, que en la actualidad es el País Valenciano (21).
Concluyendo, la comarca del Alto Vinalopó, por su población activa mayoritariamente agraria, 'por la estructura de la propiedad que se adivina en el fuerte contingente de jornaleros, por el comportamiento análogo en las diferentes tasas demográficas utilizadas —salvo la tasa de masculinidad—, por la desviación evidente de sus pirámides de edades de las del País Valenciano y España, y por su comportamiento migratorio, puede considerarse homogénea demográficamente, desde antes de la inclusión administrativa de Sax y Villena en la provincia de Alicante y del comienzo de la industrialización del calzado. Hasta que Elda se despegue demográficamente, la capitalidad de Villena parece indiscutible, aunque ello no signifique, con los datos que poseemos, una atracción inmigratoria en defecto de la población comarcal, sino sólo la aglomeración relativa de algunas funciones que la mayor entidad numérica hacía inevitable.
1.—Es el caso del Nomenclátor geográfic i estadístic del País Valencia. Valencia 1970, o el más reciente MELCHOR, F & cols. Aproximació a la toponimia del Pais Valencia. Valencia, 1978.
2.—Nomenclátor, p. 6.
3.—Censo español executado de orden del Rey comunicado por el Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, Primer Secretario de Estado y del Despacho en el año de 1787. Madrid. Sin fecha. Como ejemplo de aceptación unánime, NA¬DAL, J. Historia de la Población española. Barcelona, 1976 (41 p. 96 y ss.; VILAR P., Catalunya dins l'Espanya Moderna. Barcelona, 1966. t. Hl p. 34; ROMERO DE SOLIS ,P., La población española en los siglos XVIII y XIX. Madrid, 1973. p. 135. etc.
4.—Archivo de la Real Academia de la Historia. Leg. 9/6.251, 9/6.252, 9/6.237 para Villena y Sax.
5.—CASTELLO TRAVER, Josep-Emili, El País Valenciano en el Censo de Floridablanca (1787). Valencia. 1978.
6.—Los datos comarcales que nos interesan, en CASTELLO, op. cit. pp. 455-457.
7.—CASTELLO, op. cit. p. 33. 8.- Ibidem, 93 y ss.
9.—En 1787, contaban con mayor población que Villena, por orden de importancia: Valencia, Orihuela, Alicante, Elche, Játiva, Castellón de la Plana, Alcoy, ,Requena, Alcira, Onteniente, Monóvar y Liria, mientras que en 1970 eran, Valencia, Alicante, Elche, Castellón de la Plana, Alcoy, Sagunto, Orihuela, Elda, Torrente, Gandía, Villarreal, Alcira y Puerto de Sagunto.
10.—Así, NIPHO, F. M., Descripción natural, geográfica y económica de todos los pueblos de España. Madrid, 1771. p. 203, indica que «en la Ciudad de Villena, sólo hay dos Fábricas, una de Jabón, y otra de Aguardientes. En defecto de telares de Lana, Algodón, o Seda, hay más de doscientos en los que se texen Lino, y Cáñamo, á cargo de las Mugeres, que labran diferentes especies de lienzos llanos, y de labor de varios gustos.–
11.—Los datos de Villena en NIPHO ,F. M. p. 202, los de Elda y Salinas en CAVANILLES, A. J. Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Madrid 1795-1797. (2.a) Zaragoza, 1958. Vol. II. pp. 330-333, hechas las oportunas equivalencias métricas.
12.—GARCÍA MARTINEZ, S.: Evolución agraria de Villena hasta fines del siglo XIX». Saitabi (1964) XIV. p. 187.
13.—NIPHO, F. M., op. cit. p. 213, y Archivo Municipal de Bocairente. «libro de órdenes y veredas del año 1794»: «Estado de sus frutos y manufacturas del año 1794», sin paginar.
14.—CASTELLO, J. E. op. cit. pp. 34 y ss.
15.—Ibidem. p. 42.
16.—BUSTELO, F.: «La població del País Valenciá al segle XVIII». Rece rques 5. Esplugues de Llobregat. 1975. p. 83. Esta afirmación también la hace NADAL, J.: op. cit. pp. 99¬101, aunque este autor siguiendo a LIVI BACCI, M., da una tasa de masculinidad valenciana de 168, que Castelló considera errónea.
17.- CASTELLO, J.E., op. cit. p.37
18.- NADAM J. op. cit. p. 101.
19.—Los nacidos vivos legítimos por 1.000 mujeres casadas entre los 16 y 50 años en España eran 293'4, mientras que Valencia daba 274'7 y Murcia 260'5, según las tasas regionales de fecundidad matrimonial elaboradas por LIVI BACCI y recogidas por CASTELLO, J. E., op. cit. p. 39.
20.—Situación actual y perspectivas de desarrollo de la Región Valenciana. Madrid. Conf. Esp.  de Calas de Ahorro. 1976. Vol. I p. 181.
21.—LOPEZ GOMEZ, A. Geografía de les terres valencianes. Valencia. 1977. 58-65.
Extraído de la Revista Villena de 1980

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