En la acera donde se situaba el desaparecido y emblemático comercio de “Casa Angelica” en la calle Ancha, existió un surtidor de gasolina desde mediados de los años 20, el aparato surtidor 1.442, a cargo de Juan Baustista Hernández en aquellos años calle San Sebastián (*información del libro Hasta la última gota, surtidores de gasolina en el valle del Vinalopó (1921-1936). Con el paso de los años pasaron por el lugar distintos dispensadores de la compañía Campsa del monopolio de petróleos de España, en la fotografía fechada sobre mediados de los años 70 vemos un surtidor de color rojo ya más moderno y parecido a los que conocemos actualmente.
La fotografía se hizo desde el balcón del propietario del Bar El Niño, su hijo Fernando Pardo Estevan es quien no cede esta inédita imagen de la Villena adoquinada.
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