Hemos sentido una gran satisfacción antes y después del día tan esperado: El homenaje a la Maestra. Y cada una, envuelta en nuestro rol y circunstancia, al encontrarnos, nos desprendíamos de todo ello experimentando la libertad de aquella nuestra niñez. Si en algo hemos cambiado, nos hemos respetado unas a otras, base de la verdadera demacrada, habiendo estado unidas para lograr un mismo fin. Resultado positivo que una vez más nos enseña cuantos objetivos se podrían lograr en nuestra sociedad con estos sencillos y desprendidos medios, con esos pequeños detalles que pueden contribuir a la consecución de grandes obras y de que estas desde el punto de vista humano resulten casi perfectas.
Nosotras, para nuestro encuentro, así lo intentamos y aquellas sus palabras tan sencillas, llenas de contenido y agradecimiento quedarán para siempre grabadas en nuestro corazón:
Hijas mías, en la enseñanza y educación con vosotras hice lo mejor que pude y lo mejor que supe.
¡Gracias Doña María!.
Por tus alumnas,
ENCARNACIÓN PÉREZ VIDAL Villena, Mayo de 1989
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