1 oct 2023

1992 VILLENA EN EL CAMINAR POLÍTICO DE AZORÍN

VILLENA EN EL CAMINAR POLÍTICO DE AZORÍN
Por FERNANDO COSTA VIDAL
Ahora, que se cumplen veinticinco años de la muerte del insigne escritor monovero José Martínez Ruiz «Azorín», nos llegan a la memoria unas sentidas frases que el maestro escribió en la madrugada del día 20 de abril de 1958, en las que se decía:
«En arte hay ver, antever, y posver. Ver, son muchos los que ven; antever, son rarísimos los que anteven; posver es la evidencia a un plazo más o menos largo, Ha debido transcurrir un largo plazo, muchos años, y vertidos ríos de tinta para que hoy podamos ya hablar, con cierta claridad de Ideas, sobre las «veleidades políticas» de Azorín.
Partiendo de la base incontestable del profundo amor que Azorín profesaba a España, ese mismo amor le indujo a Introducirse en la política de su tiempo en un afán de cuestionar las injusticias de la época y de mejorar, en lo posible, la situación del mundo social en que se desenvolvía.
En 1958 justificaba el autor que su lema era «Siempre con España». Desde su tribuna de escritor y periodista ahondó su acerada y estilista pluma en las vicisitudes de la esfera política, moviéndose de uno a otro horizonte pero dirigiendo siempre su acción en busca de la más estricta justicia para su patria española y su tierra alicantina que le vieron nacer.
Tras una primera etapa en la que se confiesa anarquista, hasta el punto de ser expulsado de «El País» por su extremado radicalismo defendiendo el amor libre y atacando a la propiedad y al matrimonio, el 21 de septiembre de 1897 ingresa en el Partido Republicano Federal, donde encontró su prototipo de político, su líder: Pi y MargalI, «el padre del anarquismo español», según se le oye decir a Azorín.
Muerto Pi y Margall en 1901, Azorín navega en busca de un nuevo líder que, a su juicio, supiera dotar a España de progreso y bienestar. lo encuentra en Maura, con quien le uniría una estrecha amistad a partir de un penoso incidente en que Azorín es detenido de ser sospechoso de querer atentar contra la vida del político.
Ya en 1906, hace Azorín su primera incursión como candidato maurista por el distrito de Purchena (Almería), consiguiendo 5.870 votos que superaron a los 5.065 obtenidos por su oponente Ramón Ledesma Hernández. El 25 de abril de 1907, Azorín era nombrado, por primera vez, Diputado a Cortes.
En 1909, la personalidad de Juan de la Cierva cautiva a José Martínez Ruiz que, poco a poco, ve cómo en su idílico pedestal político comienza a erigirse un nuevo líder, comprometiéndose, cada vez más, con las posturas conservadoras.
Es asesinado Canalejas en 1912, dimite Romanones en 1913, Maura no acepta la oferta de formación de Gobierno y sí lo hace Eduardo Dato. El Partido Conservador se divide. Azorín y la Cierva cierran filas adoptando una postura crítica contra el maurismo.
Llegado este momento, Azorín vuelve la mirada a colectivo de su tierra alicantina, siente el anhelo de llevar la voz de su terruño al Parlamento.
Y en los comicios de 1914, José Martínez Ruiz se presenta como candidato al Congreso de los Diputados por el distrito de Villena. El hecho, tal como de forma detallada ya explicó José Puche Acién, motivó una fuerte y agria polémica entre partidarios y detractores de la candidatura azoriniana, dando lugar a que la misma fuera retirada y sustituida por la del entonces Ministro de Hacienda, Gabino Bugallal y Araujo.
Azorín, una vez retirada a candidatura por Villena, pasó a encabezar la del distrito pontevedrés de Puenteáreas, donde salió elegido nuevamente Diputado, jurando el cargo el día 28 de abril de 1914.
No cejó el escritor en su deseo de ostentar los poderes de su tierra alicantina y dos años más tarde, en 1916, nuevamente opta a ocupar un escaño en el hemiciclo presentando su candidatura por el distrito de Vi lena, urbe referida en sus libros como:
«Populosa ciudad; otro castillo en lo alto; extensa vega verde; horizontes azules, remotos; caminitos amarillos, blancos; casas frágiles, amarillentas, con techumbres negruzcas».
El sábado, 25 de marzo de 1916 se dirigía Azorín a sus posibles votantes del distrito de Villena a través de una extensa carta pública remitida a Emilio Costa, director del «Diario de Alicante», en la que decía, entre otras cosas:
«Querido Costa: ¿me permite usted que utilice su periódico para dirigir un saludo cordialísimo a mis queridos coterráneos los electores del distrito de Villena? Expreso mi viva satisfacción en estas líneas. Durante toda mi vida, desde niño, yo he contemplado, puesto en lo alto de la montaña alicantina, el castillo de Sax y as siluetas de las torres de Villena. Atalayaba yo la lejanía desde tierras que durante más de un siglo vienen perteneciendo a mi familia, tierras lindantes con el distrito que ahora aspiro a representar. (...) Quién hay que pueda tacharme de intruso en un distrito de tierra alicantina, y más de esta región de que vengo hablando. (…)
Permita usted, buen amigo y excelente compañero, que salude desde estas columnas a los electores del distrito de Villena. Soy un trabajador de la pluma (...). Puedo ofrecer a los electores del distrito, como condición que me abona, una vida de laboriosidad. lo demás —mi prestigio de escritor, si alguno tengo—, lo debo a la bondad de mis compañeros. A los amigos, a los camaradas, a os simplemente conocidos, intento corresponder siempre con la lealtad con que me tratan. (...)
Si consigo la confianza de los electores de Villena, en mí tendrán todos un buen amigo. Como llevo en el alma, desde niño, el límpido paisaje, llevaré también en lo más hondo del espíritu el recuerdo de sus simpatías y sus bondades».
No debieron de calar en sus comprovincianos estas palabras del aspirante a Diputado cuando, de nuevo en esta ocasión, volvió a retirar su candidatura por el distrito de Villena para presentarse por el de Sorbas (Almería), donde obtiene el acta de Diputado el día 9 de octubre de dicho año.
Posteriormente, y desde el 13 de noviembre de 1917 hasta el 26 de marzo de 1918 sería nombrado, por primera vez, Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo Ministro Felipe Rodes Baldrich, Y en el mismo año, el 18 de marzo, otra vez Diputado a Cortes, también por Sorbas.
Ya en 1919, vuelve Maura al poder, con La Cierva en el Ministerio de Hacienda y Azorín en la Subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, cargo que ocupó por segunda vez hasta el 27 de julio y siendo Ministro César Silió Cortés. A continuación, el 24 de junio del mismo año, es nombrado, por tercera vez, Diputado por Sorbas.
Llegada la época de la dictadura de Primo de Rivera, Azorín se convierte en un firme defensor de la causa republicana.
En 1931, vuelve a pedir el voto a todos sus comprovincianos. La coalición radical socialista, que a la postre será la vencedora, acoge en su seno a Azorín, pero el hecho de estar integrado a la vez en la lista del periódico republicano alicantino «La Raza Ibera» hizo que horas antes de los comicios, los radicales socialistas le excluyeran de su candidatura sustituyéndole por dos nuevos candidatos: el radical socialista Jerónimo Gomáriz Latorre y el socialista villenense José Cañizares Domene, alcalde de la ciudad.
Al débil amparo de «La Raza Ibera», Azorín conseguía en las elecciones a Cortes Constituyentes del 28 de junio de 1931 el exiguo bagaje de 2.923 votos, de los que solamente 25 correspondían a la ciudad de Villena; falso reflejo de su acendrado amor provincial.
A raíz de su desastre electoral, Azorín nos refiere lo siguiente:
«... mi vida política en Alicante —tan breve— ha terminado definitiva y totalmente. No quise que si algún día se me reprochaba que no había acudido al llamamiento de mis coterráneos, tuvieran razón los que formularon el reproche; pero la prueba está hecha, y a otra cosa».
Su ilusión por la política acabó en esta fecha y su decisión de no volver a ella fue cumplida en su integridad.
Si el triángulo azoriniano es el formado por Monóvar —lugar que le vio nacer—, Petrer —cuna de su madre Luisa Ruiz—, y Yecla —patria de su padre, Isidro Martínez, y centro de sus iniciales estudios—, ocasión tuvo la ciudad de Villena para haberse convertido como cuarto vértice regional de la vida del insigne José Martínez Ruiz «Azorín», gloria de nuestras letras contemporáneas.
Pero, los villenenses de entonces, no quisieron, no pudieron o no supieron.
Extraído de la Revista Villena de 1992 

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