AMOR
Del mundo, nació una cosa
que nada existe mejor.
Se escribe con cuatro letras,
esta palabra es: AMOR.
Dichoso quien lo conoce,
en la vida es el motor.
Es el rey de los placeres,
este gigante es: AMOR.
Es un fantasma invisible, se
hace dueño y señor.
Cuando llega a desbordarse
no hay quien pare al AMOR.
Quien lo haya conocido
en el placer o en el dolor,
nada ha visto parecido
como lo hizo el AMOR.
¡Qué infortunio de aquél
que nunca lo conoció!
Poco pudo agradecer
al mundo, si no hubo AMOR.
Nunca habrá infidelidad,
ni mucho menos traición.
A la pareja la cuida
ese guardián que es: el AMOR
Quien lo encuentre, que
no pierda la ocasión de
disfrutar la riqueza sin
igual que es: el AMOR.
Hay que saber conservarlo,
es muy sensible y feroz.
La ciencia no lo controla si hay
tristeza de AMOR.
Esta enfermedad terrible,
para mí es la peor,
porque la ciencia no cura a
quien enferma de AMOR.
Visitando un manicomio,
un gran poeta escribió lo
que un loco hacía por
estar loco de AMOR.
En Teruel, sus amantes
demostraron con su acción,
que fue más débil la muerte
que la fuerza del AMOR.
El delito cometido
fue tener un corazón.
Si no lo hubieran tenido,
no hubieran muerto... de AMOR.
JÓVENES EDUCADORES
Jóvenes educadores la vida
os ha elegido para hacer
hombres mejores que hasta
hoy hemos tenido.
Estáis siendo
constructores de una obra
universal el más fiel de los
amores sé que ponéis
con cariño porque se trata del
niño el precioso material.
Estáis formando pintores,
médicos y cirujanos,
ministros y senadores, un
príncipe soberano, pero
¡ojo! educadores procurad
que sean humanos.
Si no es racial el problema ha
de dejar de existir
sí le aclaráis el sistema
veréis cómo de verdad
puertas de seguridad el
hombre ha de suprimir.
Al niño hacerle saber
con muchísima atención
y no menos ilusión
que cuesta menos de hacer
y menos de mantener
un buen libro que un cañón.
La vida es maravillosa si
hemos venido a vivir no
piensen en otra cosa que
en buen estar sin fin, que
de todos sea deseo se
destinen al museo las
máquinas de morir.
Que un día puedan decir
futuros historiadores
para matar las hicieron,
¿qué tendrían en la mente
allá por el siglo veinte los
hombres que no eligieron
la alegría de vivir esta
vida por la muerte? Por lo
bello que es vivir hacer
cumplir ese anhelo de no
tener que morir para vivir
en el cielo.
Lo que llamamos el cielo se
puede hacer en la tierra
siempre la paz es del bueno
del malo siempre es la guerra.
Que sepa el niño es preciso
que un día ellos harán si
son buenos un paraíso si
son malos un volcán.
Andrés Navarro Sánchez
Extraído de la Revista Villena de 1992
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