23 dic 2023

1993 ALGUNOS DATOS SOBRE EL TEATRO-CIRCO DE 1885

Algunos datos sobre el Teatro-Circo de 1885
Por ANTONIO RAMOS GUTIERREZ
Es de sobra conocido que en Villena existió un Teatro-Circo construido casi íntegramente en madera, pero quizá en pocas ocasiones se le ha considerado como objeto de estudio en lo que respecta al proceso que llevó a construirlo, en sus autores, y en su estructura espacial. Vamos a intentar desde aquí responder, en lo posible, a estos centros de interés que abordamos a continuación.
El proceso de su construcción
El punto de partida para la construcción del coliseo, es el escrito presentado por varios vecinos en el ayuntamiento, el 28 de noviembre de 1883, el mismo año que estrenara R. Chapí en el Teatro Principal de Alicante su obra «La Tempestad». Con este motivo, en el Hotel Iborra de la capital se celebró un banquete organizado por algunos admiradores del maestro, y a los postres alguien lanzó la idea de abrir una suscripción para construir un Teatro en Villena; las listas se llenaron, el ayuntamiento se interesó por el proyecto, y quizá fuese éste el primer impulso que animara a algunas personas de la ciudad a presentar dicha solicitud. A aquel banquete asistiría uno de los promotores del futuro Teatro-Circo: Lorenzo Azorín Fernández-Moscoso. Se pedía en la solicitud que el ayuntamiento vendiese en pública subasta un solar comprado hace pocos años y conocido por el nombre de «el raso». Según el escrito, dicho emplazamiento se encontraba junto a lo que fue el Convento de San Francisco y sus huertos aledaños, unos metros más al norte de donde se halla el actual Teatro Chapí (1). La primera condición que da prueba de la determinación que animaba a los firmantes del escrito, era que el comprador del terreno debía comprometerse a edificar un teatro y no otro tipo de edificio. Aquellos vecinos respondían a los nombres de: José Selva, Ricardo García, Carlos Guillén, José Tomás Requena, Francisco Hernández Hurtado, Francisco Hurtado Hurtado y Aquilino Juan.
En enero de 1884 se acordó por parte del consistorio el ofrecer dicho terreno en pública subasta, y para ello se nombró a dos peritos alarifes o maestros de obras, con el fin de que marcaran un precio de salida. Se valoró en 2'50 ptas el m.2. La parcela tenía 1.012 m.2, lo cual hacía que la zona fuera lo suficientemente amplia. El precio de salida, dados los cálculos realizados por los peritos Pedro Sánchez López y José Gran Lidó, fue por lo tanto de 2.530 ptas. El 4 de febrero de 1884 se procedió a la subasta. A las 10'30 de la mañana se habilitó una mesa, ocupada por el alcalde en el patio del ayuntamiento. Encima de la mesa se colocaría un reloj. Pasada media hora D. Ricardo García, uno de los que suscriben la petición para edificar el Teatro, sería el único postor, por lo que el precio de salida fue el mismo que el de la venta. Debemos destacar que una de las condiciones de la adquisición era la cesión en favor de la Beneficiencia del 5% de los beneficios de las futuras representaciones dramáticas.
El Teatro-Circo fue inaugurado el 20 de junio de 1885, algo más de un año después de comenzarse a construir. El hecho tuvo resonancia en la prensa que en la época existía en la ciudad, fue el caso de la publicación llamada «La Rana» (2), o la del número 10 del primer año de existencia de la «Primavera», revista que nos ofrece la noticia y que, además, nos indica que a la inauguración fue invitado el compositor Ruperto Chapí.
Sus autores
Los constructores o promotores del Teatro nos son conocidos, aunque de forma indirecta, por un artículo aparecido en el semanario «Villena Joven» de 1914. Así los que concibieron la idea de erigir un teatro fueron los maestros carpinteros Agustín Lorente Yusti y el nombrado Lorenzo Azorín F. Moscoso, a ellos se unirían los maestros alarifes José Gran Lidó y Pedro Sánchez López, junto a su hermano José, además del artista Santiago Esteve (3). Posiblemente este grupo o equipo tuvo el asesoramiento de algún plan director, ya sea de la figura de un arquitecto que no ha llegado hasta nosotros, ya por el referente de algún otro teatro de similares características. Ambos extremos, que no hemos podido comprobar, no disminuyen la perspicacia de aquellos carpinteros, albañiles y decoradores, sino que ponen de manifiesto, simplemente, que tanto su propia experiencia personal como la de la construcción teatral —de tipo local— del momento, era una búsqueda continua de modelos constructivos.
El presupuesto para la construcción del Teatro ascendía a más de 12.000 ptas., sin embargo, según las noticias que tenemos fueron gastadas unas 60.000 ptas.
De todo el grupo promotor de las obras y por razones que nos son desconocidas, los únicos que figuran como dueños efectivos del Teatro-Circo serán, Santiago Esteve, conocido además por ser el autor de las pinturas del salón de sesiones del Ayuntamiento, y el ya nombrado Lorenzo Azorín F. Moscoso, al menos desde mayo de 1886. La explotación corría a cargo del también nombrado José Sánchez López.
Los materiales y su estructura espacial
El material fundamental que servía en base a la construcción del Teatro era la madera, este hecho tuvo importantes repercusiones en cuanto a la conservación del mismo. Así durante su existencia —hasta 1908— sufrió continuas reparaciones e intervenciones encaminadas a garantizar su permanencia. Pero también poseemos datos para afirmar que otro grupo de intervenciones tuvieron como objetivo primordial el embellecimiento estético. Es el caso de las obras iniciadas en 1892 que reformarían el aspecto general de la fachada, y de cada uno de los lados del polígono que formaba la planta del coliseo, tal y como se refleja en los croquis depositados en el archivo municipal, y que reproducimos a continuación. Dichos planos dejan traslucir el gusto por los lenguajes y la estética neoárabe, que cabe recordar estará presente años después al levantarse el nuevo teatro, es decir, el actual.
El Coliseo estuvo funcionando, casi sin interrupción, hasta el verano de 1908, en que su estado de ruina obligó a la demolición. Y es precisamente el expediente que se inició con respecto a clarificar cuál era su verdadero estado de conservación, el que nos aporta una gran cantidad de testimonios que nos ayudan a comprender cuales fueron las técnicas usadas en su construcción además de cómo se distribuían sus espacios. A esto debemos añadir que por primera vez poseemos material gráfico sobre un lugar dedicado al arte dramático (4). A juzgar por la fotografía publicada en 1899 por «Blanco y Negro», y por los diversos datos depositados en el archivo municipal, el Teatro-Circo estaba construido casi enteramente en madera, aunque el hierro también estaba presente entre sus materiales; probablemente formando algunos refuerzos o tirantes que ayudaran a los pilares de madera a soportar el peso de la estructura y tejado. El espacio central, de forma circular, estaría cubierto por una estructura de techumbre que fuera a tomar la geometría, posiblemente, de un dodecaedro; pero sólo conservaría diez de sus lados, puesto que los dos restantes se abrirían para formar la embocadura del escenario. Los pies derechos de madera, que como dijimos soportarían el peso del edificio, serían recibidos por sillares con los que encajarían a modo de cimientos, siendo la cubierta de teja plana o romana. El piso era de tierra en la platea, y en la parte exterior de la misma había un tabique de ladrillo que, seguramente, ayudaba a sostener el piso superior con el que contaba el Teatro. Este piso superior fue una de las zonas del Coliseo más veces restauradas y más débiles de la estructura general, aunque no la única, pues en general todo el edificio dejó ver durante su existencia las carencias del excesivo protagonismo de la madera en su construcción. La subida a la entrada llamada «general», se verificaba por medio de dos escaleras de apenas un metro de anchura situadas una a cada lado de la embocadura del escenario, del tipo molinera, por lo que carecía de contrahuella y de pasamanos; además en su desembarque la altura que ofrecía era incómoda para el acceso de los espectadores. Otros aspectos incómodos del edificio se localizaban en los estrechos pasillos de apenas un metro de anchura tanto en platea como en general, que junto a una distribución de los espacios, no muy adecuadamente estudiada, ocasionaba una mala circulación del público asistente. Más, si se tiene en cuenta que su capacidad era cercana a las mil personas.
Aunque hubo ciertas resistencias a la demolición del mismo, finalmente la razón —y el gobernador civil— se impuso. La debilidad de la estructura, la seguridad del público asistente, lo poco rentable de una reparación que hubiera tenido un carácter transitorio, el incumplimiento de algunas normas para espectáculos, la iluminación de gas, etc., hicieron imperioso el derribo. Habría que esperar algunos años para ver de nuevo el nombre de Chapí asociado a un edificio de carácter teatral.
La desaparición del Teatro-Circo no constituyó la desaparición del teatro como fenómeno cultural en la ciudad, más bien al contrario. El teatro siguió vivo y con buena salud, constituyendo el hecho de la demolición, el pistoletazo de salida para aunar esfuerzos con vistas a dotar a Villena de un nuevo teatro. Ese que con tanta fuerza deseamos que pronto abra sus puertas.
(A.M. V.) Archivo Municipal de Villena.
Actas-Teatro: 9-12-1883, 27-1-1884, 6-5-
1892, 17-6-1892, 14-6-1895, 4-9-1907,
21-8-1908, 23-8-1908, 4-9-1908.
Documentos-Teatro: 28-11-1883, 24-1-1884,
4-2-1884, 11-5-1895, 28-1-1904, 1-2-
1904, 6-2-1904, 11-9-1907, 28-8-1908.
Obras: 4-5-1892, 20-6-1892.
BIBLIOGRAFIA
Anónimo; La Primavera. Año 1, n.º 10. Villena, 1885.
Blanco y Negro. N.» 13. Villena 1899.
Editorial: «Hablemos claro». El Bordoño. Año III, n.º 91. Villena, 1908.
PRATS ESQUEMBRE, F. y V.: «Historia de la prensa local». Villena, 3.» época, n.º 14. Villena, 1982.
RAMOS GUTIERREZ, A.: «Cortina en el Teatro Chapí de Villena». 1 Congreso de historia del arte valenciano. Valencia, 1992.
«Una lectura histórica del Teatro Chapí». Revista de fiestas. Villena, 1992.
SOLER GARCIA, J.M.: «El primitivo Teatro-Circo». Rataplán. Villena, 1950.
Tácito: «Teatralerías». Villena Joven, Año 1, n.º 2. Villena, 1914.
Un aficionado: «La cuestión del Teatro. 2.» carta abierta». El Bordoño. Año 111, n.º 91. Villena, 1908.
NOTAS
(1) SOLER G., J.M.: «El primitivo Teatro-Circo Chapí», en Rataplán, n.º 1. Villena 1950. Extraemos el dato del emplazamiento del Coliseo.
(2) PRATS ESQUEMBRE, V. y F.: «Historia de la prensa local (VIII)», en Villena. 3.» época, n.» 8. Villena, 1982. El autor nos da la noticia de la publicación reseñada.
(3) Queremos dejar constancia aquí, que V. y F. Prats Esquembre; «Historia de la prensa local
(XIII)» en Villena, época, n.» 13. Villena, 
1982; ofrecen los nombres y apodos de los que, suponen los autores, fueron los constructores del Teatro-Circo. Se dan los siguientes: «Ripoll Lorenzo Azorín, Diego Lorente, "Carretas" y "Bocacha". Y el presidente de la asociación que lo explotaba se llamaba José Sánchez». En el número 15 de la misma revista, se aclara que se debe identificar a Diego Lorente con «Carretas» y a Pedro Sánchez con el apodo de «Bocacha».
Debemos apuntar a estas noticias, que desde nuestro punto de vista ningún dato histórico relaciona a Ripoll con la construcción del Teatro, sobre Diego Lorente, efectivamente era un industrial muy conocido de la ciudad y se dedicaba a la madera, pero no intervino en la construcción del Teatro como sí lo hizo su familiar Agustín Lorente Yusti, aunque en 1908 intentó adquirirlo. Mantenemos, pues, nuestra opinión expresada anteriormente sobre quienes participaron en la construcción del Teatro sin ánimo de polemizar ni de dar por zanjado un tema abierto a futuras investigaciones de carácter local.
(4) SOLER G., J.M.: «El primitivo Teatro-Circo Chapí», op. cit.
Blanco y Negro. N.» extraordinario de septiembre, n.» 13. Villena, 1899. En ambas publicaciones aparecen sendas fotografías del Teatro-Circo, junto al parterre, observándose mayor detalle en esta última.
Extraído de la Revista Villena de 1993 

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