17 feb 2024

2024 ELEUTERIO GANDÍA, UN VILLENERO GRANDE

Eleuterio Gandía Hernández recibe el Diploma de Servicios Distinguidos a la Ciudad de Villena. El acto, llena de familiares, amigos y vecinos y vecinas de la Ciudad la Casa de Cultura.
La casa de Cultura de Villena ha sido el marco en la mañana del sábado para la entrega a Eleuterio Gandía del diploma de Servicios Distinguidos a la Ciudad de Villena.
Un reconocimiento a la trayectoria del investigador y poeta villenense, acordado por unanimidad de los grupos municipales el pasado 15 de diciembre. Eleuterio Gandía da nombre también desde ahora a la sala de estudios de la biblioteca Municipal “Miguel Hernández” de la Casa de Cultura, y ha recibido esta distinción que no es frecuente entre los reconocimientos oficiales que otorga el Ayuntamiento. En el acto, que ha llenado por completo el recinto, se han dado cita familiares y muchos amigos de Eleuterio, que le han acompañado en este día tan especial.
María Server, concejala de cultura que fue la mantenedora, señaló el honor de abrir este acto homenaje a quien en 1978 comenzó a crear obras poéticas que poco tiempo después comenzarían a recoger premios en distintos concursos y certámenes. Al mismo tiempo, los reconocimientos locales llegarían desde el primer momento, llevando a Eleuterio a ser pregonero de fiestas. Indicó también que a lo largo de su vida ha buceado en el interior del alma con su poesía, con obras de reflexión e inspiración.
Jesús Herrero, en representación de familia y amigos tomó la palabra para indicar que en cada acto que protagoniza Lute siempre el aforo está lleno. Como amplio conocedor de Eleuterio agradeció a la Corporación Municipal la unanimidad del acuerdo, que es un homenaje en vida del homenajeado. Todas las alegrías deben intentar darse en vida, dijo. También señaló que no le faltan a Villena nombres de vecinos que merecen una calle u otro reconocimiento oficial.
Jesús, como gran conocedor del homenajeado, recordó que Lute comenzó ya de muy joven con unos primeros textos que daban a entender que sabía muy bien lo que escribía. También afirmó que ha sido una virtud que ya le venía en los genes, contando con la complicidad de su familia.
Lute fue sociólogo “cum laude” que ha ido dejando amigos por todo aquel lugar donde ha pasado, pero su principal pasión ha sido la investigación con trabajos individuales y colectivos, siendo un autor constante que han tocado casi todos los palos. Ha investigado sobre “el curanderismo en Villena”, “el Teatro Chapí”, y otros muchos temas como “los juegos infantiles en Villena”, “el lenguaje de Villena”, “la Banda municipal” o “las ermitas locales”.
A continuación, tomaron la palabra los portavoces municipales. Ana María Cerdán, de Vox, recordó los orígenes humildes de Lute, y el amor por la cultura. La edil hizo mención de recuerdos familiares del homenajeado, aquejado desde hace unos años por la dura enfermedad del párkinson que no le ha quitado el ánimo de seguir estando activo.
Por su parte, Alba Laserna del grupo Verde también calificó de honor el tomar la palabra frente a alguien que la dominaba a la perfección. Señaló que el reconocimiento de este diploma es de toda la ciudad hacía una gran persona sensata, trabajadora y luchadora siempre buscando la palabra exacta o el dato escondido. Indicó que los trabajos del Lute trascienden la palabra.
Mientras, Sergio Palao desde el grupo socialista habló desde un plano cercano afirmando que Villena es rica en valores e historia gracias a investigadores como Eleuterio Gandía. Villena tiene suerte de tener a personas como Lute, afirmó.
Georgina Soriano, desde el grupo municipal Popular valoró el regalo que durante años ha venido haciendo Eleuterio, uno de los mayores recopiladores de la cultura villenense. Dijo también que el diploma es un agradecimiento por todo lo que ha hecho hasta ahora.
Finalmente, el alcalde acompañaba al homenajeado para la entrega del diploma, quien se dirigió a los presentes expresando su agradecimiento y emoción. Avanzó también que, para fomentar la investigación, se ofrecía para impartir de forma totalmente gratuita un curso de iniciación para lograr que muchos tuvieran la oportunidad que él tuvo.
Eleuterio anunció también que su próximo libro será "7 siglos de hospital en Villena", que estará listo aproximadamente en dos meses para ser presentado a la opinión pública
Por supuesto, no faltó la poesía en este acto, en el que a los acordes de la guitarra de Carlos Pellegrin, Eleuterio recitó algunas recientes creaciones que una vez más emocionaron a todos los presentes, junto con alguno de sus primeros poemas.
Eleuterio también hizo mención de la enfermedad que padece, que es el párkinson, y que tiene un grupo de tratamiento en la Asociación Amif que lucha por mejorar la calidad de vida en la medida de las posibilidades. En cualquier caso, por las dificultades que presenta el parkinson, abogó por un mundo sin prisas.
Antes de cerrar el acto tomó la palabra el alcalde de la Ciudad. Fulgencio Cerdán. Recordó que las Ciudades son grandes por sus gentes. Dijo que Eleuterio es uno de los impulsores de nuestras señas de identidad, recuperando la importancia de Villena en muchos aspectos, lo cual es uno de los motivos de la entrega de este diploma, representando al intelectual completo.
Eleuterio Gandía suma su nombre al de "Miguel Hernández" en la Biblioteca de la Casa de Cultura de Villena. La sala de estudios de la biblioteca lleva desde ahora el nombre del investigador y poeta villenense.
El acto de entrega del diploma de servicios distinguidos a Eleuterio Gandía tuvo un segundo momento de emoción, justamente en la parte superior de la Casa de Cultura, donde se encuentra la biblioteca “Miguel Hernández”, y donde desde ahora su sala de estudios tiene rotulado su nombre.
El acuerdo, también adoptado por unanimidad, los representantes municipales señalaron que posiblemente no podía llevar mejor nombre un lugar para el estudio, donde se siguen formando los ciudadanos de todas las edades que acuden a continuar aprendiendo e investigando.
En el acto, se daban cita tanto el homenajeado, junto con el alcalde y concejales del Ayuntamiento de Villena, así como especialmente Eleuterio y su familia, que le acompañaba de forma completa en este día tan especial.
Crónica Radio Villena Cadena Ser.

Intervención completa de su amigo Jesús Herrero Yagüe, merece la pena leer.
Buenos días a todos. Y muchas gracias a los presentes por esta asistencia tan numerosa.
A lo largo de la vida, especialmente si uno ya tiene algunos años, sabemos que nos encontraremos con días buenos y días malos. Hoy, sin duda, es un día bueno, muy bueno, para Lute, para su familia, para sus amigos y para los muchos admiradores que le queremos.
Por eso es un enorme placer estar aquí para poder dedicarle unas palabras a mi amigo Lute con motivo de la adjudicación de su nombre a una sala de la biblioteca de esta Casa de la Cultura (me gusta más decirle Casa de la Cultura que simplemente Casa de Cultura).
Quisiera ser muy breve, porque Lute está muy emocionado y no es conveniente prolongar excesivamente ese estado de felicidad exaltada a su edad (quien la pillara, por cierto).
Así que, en primer lugar, doy las gracias, también emocionadas, a su esposa, Amparo, y a sus hijos David, Jordi y Rubén por haberme elegido para representar con unas palabras a la familia y a los amigos en este acto tan entrañable e importante en su vida. Seguro que había muchas otras personas con más méritos que yo para llevar a cabo este cometido, por lo que agradezco doblemente esta confianza por su parte. Probablemente, en mi elección, ha influido más el cariño que siento por Lute que mis capacidades para decir algo sobre él que esté a la altura del acontecimiento.
Mi siguiente agradecimiento es para el Ayuntamiento, por dos motivos relevantes: el primero, por la unanimidad mostrada por todos los partidos y concejales en la decisión. Eso honra a Lute, por supuesto, pero también al pleno del Consistorio. Acostumbrados como estamos a la fácil crítica contra los políticos —incluso alguna vez merecida—, es de justicia hoy reconocerles el acertado y oportuno acuerdo alcanzado por estos ediles locales. Acuerdo refrendado, sin duda, por la gran mayoría de los villenenses, bien representados hoy aquí en número y calidad, como se puede ver. 
Y el segundo motivo, por tomar el Ayuntamiento esta decisión en vida del homenajeado. No puedo ocultarles mi entusiasmo, y creo que también el del susodicho y sus próximos, por esta anticipación. Son tantas las veces que los honores se conceden en ausencia involuntaria del beneficiario, cuando él ya no puede disfrutarlos y su familia se suele ver obligada a decir aquello de: Qué pena, con la ilusión que le habría hecho este nombramiento…, que hacerlo ahora, cuando Lute todavía es un consciente y lúcido joven, es algo que tenemos que destacar sin reservas.
Por tanto, chapeau al Ayuntamiento. Las alegrías que tenga que dar a sus convecinos, en vida, por favor, no lo duden. No está de más conmemorar de vez en cuando a los hombres ilustres que dio la patria chica y que ya no están entre nosotros, pero, lo que va delante, va delante. Así que, por favor, un aplauso a estos acertados concejales, con su alcalde al frente.
(Aplausos)
Y como yo aprecio a mis amigos y espero que también alcancen la gloria y una larga vida, sugiero al Ayuntamiento, que, ya que está en racha afortunada, considere para el próximo futuro el nombre del Catedrático y crítico literario Ángel Luis Prieto de Paula, reciente hijo adoptivo, para un instituto o colegio; el nombre del escritor y Gobernador Civil Vicente Valero, para una calle o una plaza; el nombre del coleccionista y erudito medievalista Mariano Ruiz, para una sala del castillo o del museo, y el nombre del párroco e investigador Ginés Pardo, para, por ejemplo, un seminario de estudios locales. Y puestos a pedir, ¿por qué no añadir al honor de hoy el de futuro hijo predilecto de Villena para Lute?
Como vemos, no le faltan a Villena hijos brillantes. Pero como no quiero cargar al Ayuntamiento con excesivo trabajo, pido perdón por no citar a algunos otros, seguro, merecedores de estos honores. Ya habrá otros más conspicuos abogados que los postularán debidamente.
Y, ahora, voy a decir algo ligero sobre Lute, que para eso he sido contratado. Un retrato sería una ambición imposible:  demasiado cerca como amigo y demasiado lejos como gloria local. 
Comienzo con una confesión de parcialidad: aunque estoy bautizado como católico, reconozco que soy luterano desde que conocí a Lute, allá por los años 70 del pasado siglo, lo cual puede parecer ya muy lejano a alguno de los jóvenes presentes, pero a los que, sin embargo, profetizo una experiencia personal:  que los últimos sesenta años de su vida transcurrirán a una velocidad que hoy no pueden ni sospechar. Les aconsejo, por tanto, que, si quieren que algún día su pueblo les dedique también un recuerdo honorífico tan notable como el de hoy, deben empezar desde ya a hacer méritos para conseguirlo.
Y eso es lo que hizo Lute: comenzó muy joven su andadura como poeta. Yo tuve el honor y sufrí la envidia de leer sus primeros poemas cuando él apenas era un zagal, sin apenas instrucción, y yo era ya un mocito autosuficiente que se creía que sabía escribir porque había ganado el premio de una redacción sobre el Día de la Madre en el colegio local y había leído un par de libros serios, de los que, por cierto, apenas había entendido algo. 
Aquellos primeros escritos de Lute ya prefiguraban, incluso para un ignorante como yo, que aquel chiquillo tenía algo especial; que no solo sabía lo que decía, sino que, además, lo decía muy bien. En el imaginario de la época, casi otro Miguel Hernández, nacido y criado en la humildad de un hogar casi rural y sin muchos posibles, pero hijo de una madre y un padre que han sido ejemplos de trabajo, probidad e inteligencia natural.  Los presentes que recuerden a los padres de Lute, saben de lo que hablo. Lute no es especial por generación espontánea; su padre y, sobre todo, su madre, ya lo anunciaban. Él, simplemente, se ha dejado llevar por el mandato genético. 
Puestos a destacar a las personas que han influido positivamente en él, tampoco podemos olvidar la importancia en su éxito personal de esa mujer, no menos especial, que es Amparo, báculo y centro de gravedad de la familia, y de esos tres hijos estupendos que han educado entre los dos. Detrás de Lute, por tanto, no solo ha habido buenos genes, mucho talento y duro trabajo individual, sino toda una estructura familiar que lo ha apoyado y lo apoya, como una especie de saga Kennedy, pero con más suerte.
Y así, casi sin darse cuenta nadie, menos algunos cazadores de talento, como el poeta Vicente Mojica, a quien Lute debe mucho, nuestro homenajeado se nos hizo un poeta de tomo y lomo, escribiendo a lo largo de los años varios libros y poemarios de sensible factura, premiados muchos de ellos en diversos certámenes, actividad que ha vuelto a retomar cuando la jubilación le ha permitido de nuevo abrir las ventanas de su corazón y de su espíritu a la belleza y el sentimiento.
Yo no voy a hablar de su poesía ni de sus libros de poemas. Los que estén interesados en leer su obra (la literatura es una vocación, no una obligación), si no la conocen, pueden recurrir a sus muchas publicaciones o pedirle directamente al propio autor que les oriente sobre cómo acceder a sus mejores trabajos. Confío que esta biblioteca contenga en el futuro, si no lo los contiene ya, todos los ejemplares publicados. No sería muy congruente que “su” biblioteca no pudiera ofrecer a los usuarios las obras más representativas de Lute.
Pero los poetas también tienen que comer, sobre todo si más pronto que tarde se rodean de una familia numerosa, como fue el caso. Además, Lute tenía una especial ansiedad por aprender y estudiar, que no siempre es lo mismo. Y se sacó el título universitario de sociólogo a su debido tiempo. Como tal, ha ejercido diversas actividades laborales, siempre más o menos cerca de sus preocupaciones sociales. 
Lute es un sociólogo cum laude, que ha ido dejando amigos y cariños por donde ha pasado. Casi sin darse cuenta, y como consecuencia de su afición por la historia y el interés por todo lo relacionado con su patria chica, Lute encontró una nueva actividad intelectual que ha llenado de gloria su nombre para siempre: su actividad como investigador, que sospecho ha sido el motivo principal para este premio de reconocimiento. 
Desde entonces, uno tras otro, ha ido entregando a la sociedad de su villa y corte, innúmeros trabajos de literatura o de investigación local, que son de una riqueza y entidad digna de elogio y admiración, la verdadera parte del león de su biografía intelectual. Trabajos impresos, tanto en colaboración como en solitario, en cientos de artículos de revistas, en capítulos de obras colectivas, en poemas de varia silva, en libros, en prólogos, en cuentos… Eleuterio es un escritor constante, de gran productividad, erudición y sensibilidad, con un espectro de temas casi ecuménico. Sus intereses van desde la Literatura en general a la Historia, la Crítica, la Lexicografía, los Medicamentos, la Farmacología, la Terapéutica Física, la Toxicología, la Naturopatía, la Medicina Popular, el Personal Sanitario, el Trabajo, el Empleo, la Poesía, los Manuales diversos, la Literatura popular y castiza, los Cuentos y otras materias cuya enumeración no sorprendería menos que las ya citadas.
Lute ha investigado y escrito sobre el curanderismo en Villena, sobre los inicios y evolución del teatro Chapí , sobre el hospital de la calle San Francisco, sobre un famoso médico paisano, que teníamos olvidado, y del que yo tampoco recuerdo en estos momentos su nombre, pero del que sí que se acuerda Amparo, que tuvo que convivir con su ectoplasma varios años, porque Lute se vio tan absorbido por el personaje en cuestión durante tanto tiempo, que, según la propia confesión de Amparo, los tres se acostaban juntos, en un curioso ménage a trois, que, afortunadamente ha acabado amablemente con la publicación del libro, que ha tenido un recorrido muy exitoso, dentro y fuera de aquí.
Lute ha investigado y escrito también sobre los juegos infantiles en Villena en el siglo pasado (por cierto, yo tuve el honor de escribir el prólogo de dicho trabajo), por el que ganó uno de los premios José María Soler, a pesar de mi prólogo. Ha investigado y escrito sobre las iglesias locales, sobre el lenguaje de Villena, completando el impresionante trabajo que en su día realizó el citado Soler, sobre la Banda Municipal de Música y, en fin, sobre cualquier cosa que no estuviera definitivamente estudiada en el terreno de la pequeña historia de su ciudad.
En resumen, tanta y tan buena ha sido su labor escritora e investigadora, que los muchos menesteres diarios y urgentes de un Ayuntamiento, no le han impedido al nuestro apreciar esta colosal obra histórica e intelectual, y premiarla con esta adjudicación nominal, que hoy celebramos.
Y estoy seguro de que a Lute este nombramiento le ha hecho muy, muy feliz, porque que una biblioteca, el templo de la sabiduría, lleve tu nombre, son palabras mayores. Si Jumilla, la patria de mi adolescencia, me dedicara algún día a mí algo similar, aunque fuera por enchufe y no, como a ti, por méritos propios, yo sabría lo que es gozar de la gloria en vida, y eso prolongaría mis posibilidades de alcanzar una longevidad centenaria, que es lo que te va a ocurrir a ti, ya verás.
Y quiero acabar esta modesta laudatio con un deseo sincero: el de que Lute disfrute muchos años en vida del honor que recibe hoy con este nombramiento, que lo lleve con la humildad que lo define pero con justificado orgullo, y que nosotros, su familia, sus amigos, sus admiradores y sus paisanos en general, podamos también verlo y disfrutarlo con él.
Por favor, villenenses o forasteros, aceptadme este consejo: siempre es bueno frecuentar las bibliotecas, pero si estás en Villena, será agradablemente obligatorio venir a la biblioteca que, desde hoy tendrá una sala llamada, merecida y honrosamente, Eleuterio Gandía, nombre de un villenero grande, de los que solo nacen muy de vez en cuando, de los necesarios e imprescindibles, de los que dejan larga huella y memoria entre sus paisanos.
Y termino, como parece obligado, con unos versos que pertenecen a uno de sus poemas:
Aún tengo la esperanza de ver crecer 
el árbol que planté antes de ayer, 
y de saber que algún desconocido 
disfrutará su sombra cuando yo haya muerto, 
como yo disfruto aún, la que dan los pinos 
que plantó hace años un viejo como yo, 
desconocido.
Te queda todavía, querido Lute, mucha sombra por dar y disfrutar.
¡Enhorabuena!
Muchas gracias. 

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