El cuatro todo lo reverdece
Como un movimiento elíptico
que nace, muere, vuelve a nacer
y de nuevo, mansamente muere.
Como cada momento recordado,
después olvidado y recordado otra vez
y vuelto a olvidar inevitablemente.
Como cada estación en el tiempo
que con el paso del día, semana y mes,
tras rejuvenecer de nuevo envejece.
Como cada caída en la noche
que se ve acompañada de un subir y un caer,
en el día y en la noche, en el dolor que me mece.
Así muere el nueve y al otro año el cuatro lo reverdece.
Como una fragancia inconfundible
de sentimiento, algarabía y ser,
alegría, verbena e instrumentos,
locura, confusión y embriaguez,
así, con su nacimiento, el cuatro todo lo reverdece.
Como un silencio apagado,
como una luz apagada y una oscuridad apagada,
como una lágrima apagada tras otra lágrima apagada;
sosiego, paz, hábito, rutina,
distancia y horizonte, ¡todos ellos apagados!
así, muere el nueve,
Fco. Javier Ródenas Micó
Extraído de la Revista Villena de 1993
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