29 abr 2024

1994 EL FONDO JUAN BTA. VILAR: LA BIBLIOTECA DE UN HUMANISTA

El fondo Juan Bta. Vilar: la biblioteca de un humanista. 
Por MATEO MARCO 
Cuando D. Juan Bta. Vilar publicó su libro sobre la cartografía hispánica de Túnez (siglos XVI-XIX) resalté de su labor historiadora, en una reseña bibliográfica, la humanidad tierna y la perspectiva antropocéntrica y universal con la que el historiador trataba los temas; actitud de humanista. Sabía del riesgo que este tipo de atributos comportaba en los tiempos hiper especializados en que vivimos donde tal calificativo, el de humanista, parece inverosímil. No obstante, hoy vuelvo a traerlo para D. Juan Bta. y lo traigo ya sin manía.
GRACIAS al personal de la Biblioteca Municipal de Villena y, especialmente, al permiso de su directora D. Pilar Díaz, he tenido la oportunidad de —ojeando y hojeando— entretenerme con sosiego con los libros, separatas, revistas y folletos que D. Juan Bta. Vilar viene donando, desde 1986, a dicha Biblioteca; o mejor, a la ciudad de Villena. Libros, separatas, revistas, folletos... que suman un número de unos 3.305 ejemplares. Y si bien este dato de volumen es por sí mismo señero, no quisiera quedarme sólo en lo cuantitativo de la donación. El Fondo Juan Bta. Vilar no es exclusivamente un conjunto ordenado de un número considerable de libros. Es, es entre otras aceptaciones, como define el diccionario la voz «biblioteca». El fondo bibliotecario Juan Bta. Vilar, por su valor cualitativo, trasciende con creces la escueta explicación académica.
Este valor de cualidad viene, a mi entender, determinado por cuatro aspectos fundamentales que, como arbotantes, dan consistencia peculiar e interesante a la donación.
En primer término, el historiador Vilar ha regalado, no al azar, una parte especializada de su biblioteca personal, concretamente la de judaísmo y minorías religiosas. Así, con los estudios precisos desde el campo histórico más especializado y con las novelas relacionadas con el tema hebreo, se nos proporciona una completa visión histórica, religiosa y literaria del judaísmo en especial y, también, de otros grupos religiosos y culturales.
Tres vistas parciales de los anaqueles que contienen el fondo bibliográfico legado por Juan B. Vilar.

Como segundo rasgo, sin propósito de jerarquizar lo sobresaliente del Fondo, hay lógicamente un grueso de obras de Historia Universal y, en particular, de España y regiones. Las obras generales, por sus variadas techas de edición, nos delatan si aplicamos un análisis comparado, el devenir historiográfico desde principios de nuestro siglo hasta la actualidad. Cuestión sin duda interesante de estudio por haber sido la Historia —y sobre todo en España— tan sufrida y sufridora de los contextos políticos que han determinado, en algunos casos, perspectivas contrastadas o contradictorias.
Dentro de este grupo de obras generales está el «Compendio de Historia General» de Izquierdo y Croselles (ed. 1920) que despertó la vocación historiadora del catedrático Vilar. Por su belleza, también destacamos la «Historia Universal» de César Cantú (43 tomos, ed. 1911), ilustrada con grabados de Doré, Tusell, Purcals y otros.
Las publicaciones referidas a historia regional llaman la atención por su abundancia. Son trabajos, en especial, sobre Murcia, Albacete y sur valenciano, que importan mucho científicamente a los estudiosos del Alto Vinalopó y en concreto de Villena; sobre todo para las investigaciones sobre temas anteriores a la reforma administrativa provincial de 1833. Incluidas, entre estos libros, se hayan tesis doctorales y de licenciatura inéditas, dirigidas por el profesor Vilar que ha querido trasladar al Fondo porque en ellos se hace referencia a la Historia de Villena; trabajos que con el permiso previo de los autores, requisito lícito y legítimo, pueden ser consultados.
También hay que notar que en este apartado histórico, hay un selecto fondo sobre el tema del movimiento obrero, con valiosas ediciones de México y Argentina aparte de las españolas.
Las revistas científicas, anales y boletines especializados —publicaciones de difícil adquisición para los lectores en general, bien por sus restringidos canales de difusión, bien porque algunas colecciones están agotadas— redundan en la dimensión científica, especializada y actualizada de la biblioteca.
Con particularidad, subrayamos dentro de este bloque de Historia, la obra propia de D. Juan Bta. Vilar; obra extensa que abarca diversos temas que han ocupado y ocupan al historiador: relaciones internacionales de la España contemporánea, emigración española en el siglo XIX, cartografía histórica, estudios regionales sobre comarcas de Murcia y el sur valenciano, despegue industrial de España y minorías religiosas, principalmente. Desde estos libros que forman la obra de Vilar, podemos comprobar la enorme capacidad de trabajo del autor, su rigor científico y metodológico y su variada especialización sin renunciar nunca, por su carácter humanista, a una visión más amplia que contempla al ser humano en sus diversas magnitudes.
Todo este segundo conjunto es, además, el que está más vivo, pues sigue nutriéndose con envíos periódicos de las novedosas remesas con las que el donante atento, el Sr. Vilar, a modo de mantenimiento y puesta a punto, si se me permite el símil mecánico, reactualiza el Fondo.
Como tercer rasgo definidor del Fondo Juan Bta. Vilar apreciamos en él, el gusto delicado, el buen gusto, de un bibliófilo, no bibliómano. Y es que existen libros en verdad bellos, ediciones en facsímil y originales de gran valor estético y/o documental. Véase, por ejemplo, la «Descripción General de África» (Granada, 1573) de Luis de Mármol Carvajal o la «Crónica de la provincia franciscana de Cartagena» (3 tomos) de P.M. Ortega perteneciente a las «Crónicas Franciscanas de España» o la colección de Biblias y los textos sagrados en hebreo y el Corán en árabe o catálogos y guías de Museos o estupendos libros de viajes como el de Luis Jacolliot: «Viaje al país de las Bayaderas» (1877), por señalar aquellas obras que más han llamado nuestra atención.
Por último, la cuarta cualidad que caracteriza la donación de Juan Bta. Vilar, aporta un motivo entrañable, por íntimo, a la colección. Algunos de los libros regalados son obras pertenecientes a la biblioteca de su madre, la maestra D.» Ángeles Ramírez Díaz.
D.ª Ángeles, hoy octogenaria, ejerció el magisterio en Villena desde principios de los años 30 hasta los 60 y sabemos, por testimonio directo de antiguas discípulas y por constatación documental, de la buena labor docente de D.ª Ángeles, de su preocupación por la enseñanza. Justo y preciso será, algún día, historiar y honrar la vida y el trabajo pedagógico de quienes en tiempos muy difíciles para el saber, para las letras, tiempos incluso en que la tolerancia era sospechosa, si no delito; fueron —con mayúsculas—Maestros.
D. Juan Bta. ha querido pues, que estos libros que ya estuvieron en Villena, al calor de D.» Ángeles, volvieran a la ciudad que iluminaron; y con ello devolver, traer a nuestra memoria, el nostálgico sabor del recuerdo confiado, o quizás melancólico, de la infancia de generaciones pretéritas.
En definitiva, éste, el de traer los libros de D.ª Ángeles fue el motivo original y principal, junto con el hecho de haber nacido y vivido sus primeros 20 años en Villena, por el que el Catedrático de la Universidad de Murcia decidiera hacer su cesión; sumando a esta remesa original, parte de su biblioteca personal.
Las características descritas, amalgamadas en el fondo bibliotecario Juan Bta. Vilar, conforman —como precisábamos más arriba— un conjunto peculiar e interesante, propio de una biblioteca de humanista. Si para José Ortega Spottorno, Juan Bta. Vilar «ha sido una brújula luminosa» que le permitió «navegar por el mar misterioso de archivos y documentos» (El País, 15-6-91, pág. 13), su donación bibliotecaria, que no es cajón de sastre, también orienta hacia el norte del saber variado; y ayudará así a historiadores y eruditos en su labor de investigación o deleite al poner, al servicio de interesados, libros, revistas y obras especializadas que, de otro modo, tendrían que consultarse en grandes ciudades o bibliotecas centrales.
Vilar cree, y por ello lo reivindica, en las bibliotecas como lugares de trabajo e investigación. No en vano, en plena canícula, yo reconocí la amistad de Vilar cuando coincidimos investigando en una biblioteca madrileña. Ahora, Villena posee, gracias al catedrático Vilar, un fondo bibliotecario especializado para trabajos sobre judaísmo, minorías religiosas, relaciones internacionales de España (sobre todo con el norte de África) e historia regional de Murcia, Castilla-La Mancha y sur valenciano. Por otro lado, por el de la ternura y la belleza, es una biblioteca entrañable que denota el amor a los libros queridos desde el pasado.
Para la plena utilización y rentabilidad de uso de este Fondo, se hace necesario y urgente habilitar espacios que propicien su consulta. Asimismo sería preciso, cuando se considere conveniente, editar un cuadernillo del Fondo Juan Bta. Vilar con criterios ordenados de títulos, autores y materias.
En la revista «Villena» de 1976, Gotor —D. Faustino Alonso—, en la sección «Hombres que prestigian a Villena», difundía los principales datos curriculares de Vilar que entonces ya eran, por supuesto, notables para justificar con mérito propio la atención y dedicatoria del artículo. Se hacía mención, en aquel momento y entre otros aspectos como su ya prolífera labor investigadora, al Premio Nacional «África» de Literatura e Investigación en 1975 por su obra «Emigración española a la Argelia francesa», trabajo del que por cierto, existe un original mecanografiado en el Fondo. Hoy, por la generosidad del catedrático Vilar, refrendamos nuevamente a Gotor. Vilar, es verdad, prestigia a Villena; ya no sólo por el conjunto donado sino que también la honra con su trabajo infatigable. Para D. Juan Bta. Vilar, creo, no cabe aún la biografía; tan sólo y afortunadamente, currículum. Pretender glosar su actividad vital y científica trepidante (méritos académicos, publicaciones, conferencias, congresos, dirección de revistas, labor docente, relevancia internacional, viajes...) requeriría a una biografía apéndices periódicos constantes.
Es por esto, quizá, por lo que he renunciado en estas páginas a hablar del historiador para hablar, sobre todo, de los libros, de sus libros que ha cedido a Villena. No obstante, esta biblioteca singular, parece que me obliga, me tira también a hablar del hombre. Y es que, en cierta forma, como si hubiera magia, parece que tras de algunas bibliotecas hay un duende que, entre los libros, nos revela como en un diario, el quehacer, la preocupación cotidiana de quien en el tiempo obtuvo y sostuvo esos libros. Y es así que, desde esta biblioteca, descubro a un hombre inquieto con un itinerario intelectual constante y universal, concreto y, a la vez, ecuménico, especializado y preciso pero nunca ensimismado en el ombligo de un tema o tierra. También veo ternura, infancia, cariño... y observo, con más claridad si cabe, a un hombre que por amor a la inteligencia es sugestivo en sus tesis; por amor a la cultura, tolerante —sine spina, nulla rosa—; por amante del saber, incansable; por ser humano, desprendido. Un hombre, Juan Bta. Vilar, que parece decirnos, desde su biblioteca, aquello que Rainer M.» Rilke escribía al joven poeta al recomendarle unas lecturas: «Viva usted algún tiempo en estos libros, aprenda de ellos lo que le parezca digno de aprenderse, pero, sobre todo, ámelos».
NOTA:
Estando este artículo en imprenta, nos llegó la triste noticia del fallecimiento, el día 2 de julio, de Doña ÁNGELES RAMÍREZ DÍAZ. Nuestro pésame más solidario con la familia y sirva de homenaje a su memoria esta colaboración
Extraído de la Revista Villena de 1994 

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