6 ago 2025

1996 EL GRITO DEL AGUA. CRÓNICA DE LA INUNDACIÓN DE 1899

El grito del agua. Crónica de la inundación de 1899. 
Por MATEO MARCO
La comarca del Alto Vinalopó ha sido, a lo largo de la historia, pasto frecuente de las aguas de avenida. El carácter endorreico o de drenaje imperfecto de algunas partidas de estas tierras ha propiciado, al combinarse con intensas precipitaciones, fenómenos de inundación. Documentos y actas del Archivo Municipal de Villena (A.M.V.) hacen referencia a estos sucesos que venían a alterar la vida cotidiana. Entre los estudiados, nos han llamado de manera especial la atención los borradores e informes que detallan la inundación acaecida entre los días 10 y 12 de marzo de 1899, quizá la inundación más importante de las ocurridas; o al menos, por la profusión de datos existentes, la que mayor trascendencia pública tuvo (1). No en vano, a partir de esta inundación la idea de desviar el río Vinalopó será una reivindicación constante durante la primera década del siglo XX, especialmente después de cada tronada (2). Petición que se hará insistente bien por su utilidad y también -o más bien- porque la fábrica vendría a dar trabajo a la clase jornalera muy necesitada de ocupación, argumento éste que en algunos momentos se prioriza por encima de la propia funcionalidad preventiva de la obra contra las inundaciones (3).
De las repercusiones de la avenida de marzo de 1899 en el término de Villena nos ha quedado precisa información en los borradores elaborados desde el Ayuntamiento para el informe final remitido al Gobierno Civil de la provincia. En ellos se describe el comportamiento de la arroyada así como las consecuencias catastróficas derivadas de la inundación (4).
Comienza el informe final dando detalle de los efectos del temporal en el casco urbano. Sobre las once de la noche del 10 de marzo, las aguas hicieron presencia en la parte norte de la población. Bajando en aluvión fueron acumulándose en la calle del Circo, siendo retenidas por la vía del ferrocarril e inundando hasta una altura de medio metro varias casas, causando la pérdida de aves de corral y otros animales domésticos (5). A las cuatro de la madrugada las aguas rompieron la vía del ferrocarril por las inmediaciones de la bodega de Moullé, a la altura del paso a nivel de la carretera hacia Yecla (6). Las tierras y huertas y los plantíos quedaron anegados, el abono —dispuesto por entonces para la plantación de patatas—arrasado.
Cerro del Campet (Campo de Mirra) 
A la vez fueron inundándose las tierras de las Fuentes, Grec, el Campo... y también toda la huerta sur de Villena: el Regajo, el Caracol, Bulilla, San Juan, Hoya, Macolla, Arrahal, el Carrizal...
Las zonas afectadas —las mismas que en cada inundación— nos revelan que el Vinalopó sufrió un doble desbordamiento como ya ocurriera en 1571 (7) otra vez las aguas bajaron precipitadas por todo el Valle de Biar actuando el cerro del Campet, en el término de Campo de Mirra, como partidor natural (8).
Descrita la inundación en el casco urbano y huertas próximas a la población por efecto del doble desbordamiento del Vinalopó, el documento refiere la crecida del Angosto (9) y las consecuencias de esta crecida en la Demarcación de la Laguna. Este aspecto constata como ninguno la dimensión espectacular y magna que tuvo la aguarrada en 1899, confirmándonos el tesón de la naturaleza por determinar sus reales ámbitos.
La Laguna, drenada a principios del siglo XIX, recobró su primitivo estado quedando anegada en una superficie de 4 km2. La profundidad de las aguas alcanzó los 2 m. y hasta 3 m. en algunos puntos. Además de los cuantiosos daños materiales a imaginar, se tuvo que lamentar en esta demarcación una desgracia personal. Un matrimonio anciano había quedado aislado por las aguas en una casita de campo, amenazado por el arrastre de la corriente, por el frío y por el hambre. La operación de salvamento, de tres horas y media de duración, coordinada por el sargento comandante de la Guardia Civil, Ramón Escandell, se describe en documento aparte con minucia de detalles (10).
A las tres de la tarde del 12 de marzo, desde la casa del Legonero, en los confines de la Laguna —lo que nos señala los límites extraordinarios que alcanzaron las aguas— se inicia la hazaña. Los guardias civiles, Manuel Candela Más y José Castañeda Chacopino (11), acompañados voluntariamente por el ciudadano José Osa Navarro (12), valiéndose de una pequeña embarcación, con cuerdas, perchas y provisiones recorren unos 3 km. hasta llegar, tras grandes luchas y con gran exposición de sus vidas, a la casita donde estaba la desafortunada pareja. Para penetrar en la casa se tiran al agua y una vez dentro, en la planta baja, junto a la escalera, encuentran ahogado a Antonio Pardo García (13). Su esposa, Bárbara Valdés Amorós, que se había refugiado en el piso alto, es rescatada y conducida a la casa del Legonero.
Advertido el juez del luctuoso acontecimiento se volvió nuevamente a la casita para recuperar el cadáver del anciano. No se desaprovechó este viaje, aumentando la carga con el rescate de un cerdo y varias gallinas (14).
Detallados estos pormenores en el documento aparte, el informe de 15 de marzo insiste en lo catastrófico de la inundación anotando que las aguas que han bajado por Sax, Elda... habían anegado el término de Villena arrasando la huerta de la ciudad; también, que la Acequia del Rey, a pesar de su gran capacidad colectora, resultaba ahora inútil y aún más inútil el cauce del Vinalopó, reducido y en parte cegado por anteriores inundaciones (15). Por todo ello, las destrozadas tierras de cultivo tardarían en desaguarse, imposibilitando el trabajo jornalero.
Ante lo caótico de la situación, tierras inundadas e imposible trabajo, finaliza el informe solicitando desde el agobio, ayuda para los colonos y clase jornalera; finaliza amenazante aludiendo a la posible alteración del orden público.
La petición de socorro será reiterada a Gobierno Civil, en los mismos términos, por telegrama el 18 de marzo (16). El ayuntamiento solicitaba urgentemente 5.000 pesetas a emplear en la limpia de cauces, caminos y alrededores de la población. Además de insistir en lo importante de ocupar a la clase jornalera, aparece en esta solicitud desesperada un argumento frecuente en los casos de inundación: la necesidad de desaguar los encharcamientos en beneficio de la salud pública para evitar emanaciones palúdicas. Preocupación ésta de carácter higienista de una sociedad que aún guardaba en la memoria amenazas epidémicas (17).
El mismo día, Gobierno Civil respondió, también por telegrama, dando esperanzas al consistorio (18). Tras lamentar los graves perjuicios ocasionados por el temporal, el gobernador se compromete a que en cuanto se reciban los auxilios acordados por el gobierno, se mandará la cantidad que la Junta de Socorros designe. Mientras tanto, pide al ayuntamiento y a los mayores contribuyentes que arbitren los medios para atender a los jornaleros, instando al alcalde la responsabilidad suya de guardar el orden público con resuelto empeño.
Casa del legonero en la actualidad 
Enterado el ayuntamiento, el alcalde remitió dos días más tarde una carta contestando al gobernador (19). En ella se dice que el ayuntamiento, dentro de lo que el presupuesto municipal permite, ha dado ocupación a la clase jornalera. Del mismo modo, los contribuyentes han respondido en la medida de sus fuerzas como siempre, esto es, dignamente, dando trabajo provisional a otra gran parte de trabajadores y socorriendo a las familias. Respecto al orden público, el alcalde —quizá temeroso por la rotundidad del gobernador al hacerle responsable del mantenimiento del mismo— dice velar especialmente por su conservación, comunicando que los espíritus están más calmados pues, a pesar de las enormes pérdidas, se confía en que el gobierno atenderá las justas quejas y enviará socorros. El orden es completo, insiste ahora el alcalde.
La carta finaliza con un ruego al gobernador para que influya en el ánimo de la Junta Provincial de Socorros recordando los efectos catastróficos de la inundación: huertas anegadas que tardarán más de veinte días en drenarse y otros tantos días para desecarse.
Mientras se cruzaba esta correspondencia, la reina regente, en nombre del rey, concedía un crédito extraordinario de 20.000 pesetas para atender a los pueblos damnificados, a excepción de Orihuela —muy afectada por las inundaciones del Segura— que recibiría socorros especiales. Para el reparto de este crédito se constituyó una Junta de Socorros Provincial a la que los alcaldes debía remitir la relación de los desperfectos ocasionados en sus términos, reseñando los daños de más urgente reparo. No siendo posible atender a los daños a particulares se pidió a los alcaldes que se fijaran en los daños causados al común de los regantes (20).
Atento el ayuntamiento de Villena, redactó una "Relación sucinta de los daños de más urgente reparo dentro del término municipal causados por la inundación última". En esta relación, donde se especifican los lugares concretos afectados por las aguas, podemos corroborar la dimensión, punto por punto, de la catástrofe. Los daños ocasionados en la Laguna, supuestamente considerables, no pudieron detallarse por hallarse todavía inundada. Definitivamente se calculó, por personas peritas, daños a particulares por valor no menor de 2.100.000 pesetas; la reparación de caminos se presupuestó en 25.000 pesetas, la de puentes en 15.000, acequias de riego 20.000 y la de fuentes y minados 10.000 pesetas (21).
La cantidad que recibió Villena, en proporción a los daños calculados, fue nimia. La ayuda, 3.750 pesetas, se invertirá en las reparaciones más urgentes (22) 
Con motivo de la inundación, el ayuntamiento de Villena remitirá también una larga instancia al Ministro de Fomento. En ella, entre información más general y en algunos aspectos peregrina, se solicitaba la construcción de un nuevo y más potente muro de desviación en Benejama y la limpia, en la huerta de Villena, del totalmente cegado cauce del Vinalopó desde el Caracol hasta la desembocadura de la Acequia del Rey o la construcción de otro canal más directo (23). Esta petición se transformaría con el tiempo en el Canal de desviación del Vinalopó en el término de Villena, en la primera década del siglo XX, no sin pocos avatares.
Rambla del Angosto en su intersección con la línea férrea.
Las condiciones atmosféricas que provocaron las fuertes precipitaciones en marzo de 1899 han sido bien estudiadas y descritas por Jorge Olcina Cantos, así como sus repercusiones en otros municipios (24).
El análisis de lo acaecido en 1899 no debe servirnos sólo para deleite de la frágil memoria histórica. La naturaleza trabaja con tesón y repite su papel aprendido de siglos. El pequeño príncipe de Saint-Exupéry, entre las labores domésticas de su doméstico planeta, limpiaba con frecuencia su minúsculo y "apagado" volcán con la desconfiada sospecha del "nunca se sabe"... Así nosotros habríamos de ser siquiera un poco con las inundaciones. Cada inundación, nos lo enseña la historia, viene a reeditar las anteriores, afectando el agua los mismos lugares. Porque el camino del agua es camino labrado y acomodado en el tiempo. Cuando por la acción del hombre se le muda el hábito es necesario cuidar las nuevas sendas porque si no el agua, tenaz, recuperará su natural costumbre.
La construcción a principios del siglo XX, hecha con jornales de dolor, del Canal de desviación de las avenidas del Vinalopó ha salvado parte de los territorios hasta entonces víctimas de la arroyada. Su funcionalidad ha podido comprobarse en posteriores inundaciones así como su necesaria prolongación hasta Sax, prolongación frustrada en 1921. Este útil canal, más útil si se prolongara, necesita desde la inundación de septiembre y octubre de 1986 profunda limpieza y conservación. No sólo son patrimonio iglesias, palacios, teatros... También lo son estas obras de ingeniería. Así, duele el desdén, duele el abandono. El canal de desviación, ignorado, ha perdido gran parte de su capacidad colectora al colmatarse las artificiales pendientes escalonadas que propiciaban el avenamiento. Inútil yace dolido, despreciado por sus herederos, quizás hasta que nos acordemos de Santa Bárbara.
NOTAS
(1) Hay que señalar que en 1899 llovió sobre mojado. El 11 y 12 de enero de 1898 había acontecido otra grave inundación de consecuencias también catastróficas. La de 1899 vino a ser —nunca mejor dicho— la "gota" que colmaba el vaso.
(2) Normalmente, después de cada inundación se reivindicará el encauzamiento del río, no su desviación; idea esta que fraguará a principios del siglo XX. MARCO AMOROS, M., "Actuación y normativa contra las avenidas del río Vinalopó en Villena" en "Avenidas fluviales e inundaciones en la cuenca del Mediterráneo", Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante, C.A.M., Alicante, 1989; págs. 575-581.
(3) En el "Expediente sobre la crisis de la clase obrero-agrícola, por la falta de trabajo y medios empleados para remediar la situación" de 1905, se sugiere la construcción del canal de desviación para dar trabajo a los obreros sin ninguna alusión a la utilidad preventiva del mismo contra las inundaciones. A.M.V. Doc. 1905.
(4) El informe final, con fecha 15 de marzo, viene a reiterar con mayor concreción la información remitida, día a día por telegrama, al gobernador. A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899. "Inundaciones. Varios oficios, telegramas y datos y antecedentes sobre ellas y los socorros. Cuenta".
(5) En la C/. del Circo, actual Pintor Juan Gris, las aguas se estancaron actuando como murete la vía del ferrocarril. En relación a este aspecto es interesante comentar un pequeño matiz. En la redacción del primer borrador no se insiste en la posible incidencia negativa de la vía como presa causante de la detención de las aguas; sí en el segundo borrador donde este factor es resaltado, manifestando un recelo -no novedoso- entre la población y la compañía de los ferrocarriles de Madrid-Zaragoza-Alicante (M.Z.A.). A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899, "Inundaciones...".
(6) La bodega de Moullé se situaba en el edificio también conocido como "de la bodega nueva" que ocupará la empresa FORTE, hoy reconvertido en supermercado.
(7) MARCO AMOROS, M., "Estudio sobre una inundación en la Edad Moderna", en "Congreso de Historia del Señorío de Villena", Instituto de Estudios Albacetenses, Albacete, 1987; págs. 23S-238.
(8) Geográficamente hablando —y según la tradición— el Valle de Biar comprende toda la depresión existente entre el Morrón y Peña Rubia. La sierra de la Villa divide esta depresión en dos "subvalles": el valle de Benejama y el de Biar propiamente dicho. MATARREDONA COLL, E., "El Alto Vinalopó", I.E.A., Alicante, 1983, pág.19, nota 25 y SOLER GARCÍA, J.M., "Historia de Villena" en "Villena", 3.2 época, mayo, 1981.
(9) La rambla del Angosto, también protagonista en las inundaciones del término de Villena, sirve de desagüe a la umbría del Morrón y de la Solana en su parte occidental y del cerro del Cantalar. MATARREDONA COLL, E., opus cit., págs. 77-79.
De amplia capacidad colectora, en documento de 6 de junio de 1899, aparece denominada como río junto al Vinalopó. A.M.V.:
Doc. Vinalopó, 1899, "Inundaciones...".
(10) En el informe final de 15 de marzo sólo se hace un resumen de la operación de salvamento. En documento aparte, también remitido a Gobierno Civil y con copia al Teniente Coronel, primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de la provincia, se detallan los pormenores de esta operación. A M.V.: Doc. Vinalopó, 1899, "Inundaciones...".
(11) Manuel Candela Mas, guardia primero, y José Castañeda Chacopino, guardia segundo, junto con el primer teniente de la primera Compañía de la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante Eduardo Candela Mollá, con motivo de la inundación de 1898, la noche del 12 de enero, habían salvado a dos hombres y tres niños que se encontraban aislados en una casita de campo, propiedad de José Hernández Tomás, amenazados de ser arrastrados por la corriente. Por su labor arriesgada se había iniciado un expediente a fin de incluir a estos valerosos guardias civiles en la orden Civil de Beneficencia. A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899, "Inundaciones...". Actas 14-01-1898: "También acordó el Ayuntamiento por unanimidad aprobar en todas sus partes la conducta observada y disposiciones adoptadas por el Sr. Presidente con motivo de la inundación: Quedar altamente reconocido a los servicios prestados por el Teniente de la Guardia Civil D. Eduardo Candela Mollá y muy especialmente por el Guardia Civil de primera Manuel Candela Mas y el de segunda José Castañeda Chacopino; cuyos guardias, con inminente peligro de sus vidas llevaron a efecto con feliz éxito (...) el salvamento de varios individuos que se hallaban aislados en una casita; como igualmente de la conducta digna de elogio observada por varios vecinos entre ellos Juan López Martínez y José Marco Berenguer, y el súbdito francés D. Pedro Mathis, que reside en Valencia, bajada de San Francisco número 28, que coadyuvaron con sus esfuerzos y arrojo a obra tan humanitaria. (...)".
(12) José Osa Navarro (a. "el prior" y también "el barquero") destaca como prohombre en la Villena de entre siglos, especialmente en los asuntos relacionados con las aguas de la Laguna. Miembro de la Comisión nombrada por la Comunidad de Regantes de la Laguna de Villena, aparece entre los firmantes -en diciembre de 1911- del ilustrado y reivindicativo texto "Memoria Histórica referente a las aguas y fincas de la Demarcación de la Laguna de Villena", Claudio Perlasia, Villena, 1912.
(13) En el acta de defunción de Antonio Pardo García consta que falleció, con 87 años de edad, a la una de la tarde del 12 de marzo, en el partido de la Laguna, a consecuencia de agotamiento nervioso y síncope cardiaco. Archivo del Juzgado de Villena, Actas de defunción 1899, folio 62.
(14) Además de los nombres citados, también colaboraron en la operación el guardia civil Luis Cantó Compañ y el vecino Ricardo Rusi.
(15) La más inmediata había sido la de enero de 1898. Otras, en el siglo, las de 1884 y 1891. La colmatación de los cauces por la violencia del arrastre es común en todas las inundaciones. Tras ellas será necesaria la labor de limpia. MARCO AMOROS, M., opus cit, 1989.
(16) A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899, "Inundaciones..." Borrador del telegrama del Ayuntamiento a Gobierno Civil, 18-03-1899.
(17) MARCO AMOROS, M., opus cit. 1989, págs. 578-S79.
(18) A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899, "Inundaciones...". Telegrama de Gobierno Civil a Ayuntamiento, 18-03-1899.
(19) Ibidem. Borrador carta de alcaldía a Gobierno Civil, 20-03-1899.
(20) Boletín Oficial de la Provincia (B.O.P.), 22¬03-1899, n. 67, circular n. 64.
(21) A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899. "Inundaciones...". "Relación sucinta de los daños de más urgente reparo dentro del término municipal causados por la inundación última", 24-03-1899.
(22) Ibidem, "Cuenta justificada de la inversión de la cantidad concedida a esta población por el Gobierno de S.M. para remediar en parte los grandísimos daños ocasionados por la inundación de aguas ocurrida en este término municipal el día 12 de marzo del presente año 1899", 11-06-1899. Tras la inundación de enero de 1898, el ayuntamiento de Villena había solicitado 25.000 pesetas del Fondo Nacional de Calamidades Públicas, recibiendo finalmente 3.000 pesetas. AM.V.: Actas 14-01 y 21-01-1898. B.O.P., 18-01-1898, n. 13, circular nols.
(23) A.M.V.: Doc. Vinalopó, 1899. "Inundaciones...". Instancia al Ministro de Fomento, marzo 1899. Esta instancia se conserva incompleta. Ver también, Actas, 24-03¬1899.
(24) OLCINA CANTOS, J., "Episodios Meteorológicos de consecuencias catastróficas en tierras alicantinas (1900-1965)", Instituto de Cultura "Juan Gil-Albert", Generalitat Valenciana, Alicante, 1995, págs. 42 y 55.: "Una activísima depresión —744 mm. en su ápice el día 10 de marzo— generada a partir de una expansión de aire polar marítimo que se había producido los días previos y que había depositado una depresión fría sobre el Golfo de Cádiz, cruza el Estrecho de Gibraltar el día 9 y se sitúa en el mar de Argel imponiendo un intenso régimen de levante en toda la fachada mediterránea peninsular con fuertes lluvias y vientos. El parte de estado atmosférico del día 11 anuncia que el tiempo es de grandes lluvias, viento duro y mar muy gruesa en todas las costas de Levante. El desarrollo ciclo genético argelino continuará activo hasta el día 13 de marzo, jornada en la que el desplazamiento oriental del campo de bajas presiones mediterráneo se ve acompañado de la instalación en el espacio sinóptico peninsular de un núcleo anticiclónico que garantiza la bonanza de la temperie. El autor incluye los mapas meteorológicos de 10, 11 y 12 de marzo de 1899.
Extraído de la Revista Villena de 1996 

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