TRES GENERACIONES
PRIMAVERA
Hace sol; vivifican sus fulgores
con neta exuberancia la pradera
y estalla la jocunda primavera
pletórica de pájaros y flores.
Expresa, pajarito, tus amores, al par
de mi nostalgia plañidera y enséñame
a cantar de igual manera que trinas
de la fronda en los verdores.
Y así, después, volar a otras regiones,
rompiendo de los férreos eslabones, la
cadena que amarra al prosaísmo.
Si el ansia de soñar a amar convida, en
el breve transcurso de esta vida, no
trunques, Primavera, mi optimismo.
OTOÑO
Se fueron ya, se fueron, las horas estivales
cuajadas de fragancias, de risas y armonías,
se fue todo el embrujo de venturosos días,
llevándose consigo sus hálitos vitales.
En locos remolinos, los vientos otoñales
desnudan la enramada y en lentas agonías,
las hojas van llorando sus muertas lozanías
como eco doloroso de cantos funerales.
;Qué triste es el paisaje! Las horas
[vespertinas
despiertan en el alma nostalgias peregrinas
que dan una penosa y extraña sensación.
Se tiñe el horizonte de trémulos reflejos,
asoman las estrellas y escuchase a lo lejos
el lánguido tañido del toque de oración.
Ricardo Menor Hernández (1890-1968)
A mi sobrina invidente
Empecé a leer tus versos con espanto,
temblando de emoción, porque quisiera
prestarte mi visión y que surgiera una
luz, en tus noches de quebranto.
Continué leyendo y, con encanto,
comprobé que tu dicha era sincera,
despejada tu senda, placentera,
igual que el dulce trino de tu canto.
Me enseñaste que ver no importa tanto,
que ciego permanece el que no espera y
al descorrer la venda, que levanto,
se ha vuelto luminosa mi ceguera y
a través de la niebla de mi llanto,
he aprendido a mirar de otra manera.
José Menor Valiente
ANTES DE TI
Antes de ti, la tierra era el oscuro
claustro sin sol, preludio de la vida; yo,
semilla en un limbo concebida,
germen, para el amor, aún no maduro.
Era mi entraña como el surco duro,
no horadado por lluvia no llovida,
tabernáculo hermético en que anida
el ave del deseo ingenuo y puro.
Noche a noche, mi lecho era cual santo
tálamo, en el que al sueño recibía, el
sueño que a una virgen poseía;
con tal delicia y con cuidado tanto, que
al alba la tomaba aún doncella para
que el alba casta aprendiese de ella.
Estefanía Menor Valiente
SENTIR
Dentro de la noche oscura
la vida siento pasar, cantos,
penas, alegrías, para todos
no es igual. ¿Piensas que si
yo soy ciega, no tengo
felicidad?
La tengo, porque deseo
sentir la vida pasar.
Sentir cómo el sol calienta
mi cara, cuando lo miro y
ese día que me anuncian
los pájaros con sus trinos.
Sentir el rumor del viento
y las olas de la mar,
sentir que los niños juegan
y sus risas al jugar.
Y sentir la primavera,
y el verano que llegó
el llanto de un ser pequeño
que hoy a la vida nació.
Sentir que la vida pasa
y que la puedo pintar,
que el color que yo le ponga
nadie me lo borrará.
Adelaida Menor Albero
Extraído de la Revista Villena de 1996
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