Abuelos, ¡qué suerte tenemos!
Heriberto 89 años y Paquita 86 años. (2025)
Nuestros abuelos se casaron en 1963, no sin antes haber tenido una infancia difícil, como otros tantos de su época. La posguerra marcó una niñez de hambre y pocos recursos en la vida de ambos.
El abuelo aún recuerda cuando ayudaba en su casa vendiendo algunas ramas de tomillo cogidas en el monte. Nos cuenta cómo se acostaba en la cueva donde vivían y en el techo rondaban algunas lagartijas que acudían a la luz de la bombilla.
La abuela ya tuvo marcada su infancia con la muerte de su madre, cuando ella tenía cuatro años y su hermano apenas 11 meses, y fueron criados por su tía Virtudes.
Llegó la época de ir al colegio. A ella le encantaba leer, pero tuvo que ponerse a trabajar a los 12 años. Como no había dinero para comprar libros, ella se metía en el aseo y leía las cosas que venían en la hoja de periódico que envolvía su almuerzo.
Se conocieron en la fábrica de los Fernández, situada en la plaza de las Malvas. El abuelo la veía pasar y un día le dijo: “Tú tienes que ser la madre de mis churumbeles”. Y así fue.
En el año 1962, el abuelo acertó una quiniela y tenían que decidir si hacer el convite de la boda o dar la entrada de un piso. Decidieron dar la entrada para un piso en el barrio de la Morenica y el convite de la boda fue en familia y, de menú, bizcocho y chocolate.
En la actualidad 2025.
Han pasado casi 70 años desde que se conocieron y han formado una familia de cuatro hijos, diez nietos y tres bisnietos. Estos diez nietos estamos orgullosos de vosotros y os queremos un montón.
Firmado: José Luis, Andrés, Carlos, Miguel, David, Julia, Pepe, Lola, Teo y Anica.
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