1956 BELLO DESPERTAR DEL DÍA DE LA VIRGEN

BELLO DESPERTAR DEL DÍA DE LA VIRGEN

POR ANTONIO VIVÓ ANDÚJAR.-PBRO.

Licenciado en Filosofía y Sagrada Teología

Ya ha venido septiembre. Y cabalgando sobre sus blandas auras, y perfumada por sus aromas suaves, y esmaltada de olorosas flores, y entre el gorjeo de sus alegres aves, ¡ya han venido los días de honrar a María! ¡Por fin llegó el día, tan ansiosamente anhelado: el de la Virgen de las Virtudes! Aún flotan misteriosamente sobre el pueblo dormido jirones de neblina enganchados en los pináculos de las iglesias de Santiago y Santa María De pronto, ruedan por la penumbra las dulces lágrimas monacales de las Trinitarias, que son un batir de alas broncíneas saludando al nuevo día... Ya enreda el sol sus primeras guedejas de oro en la aguja cincelada del Reloj. Y Villena, en el despertar del nuevo día, presenta a nuestra imaginación y a nuestros ojos el espectáculo sublime de su desperezo matinal. La luz de la amanecida comienza a esparcir la alegría por la tierra; merced a ella, van tomando color y figura los campos y vistiéndose de violeta las montañas. Allá en el cielo, se va tendiendo una ancha alfombra de color de lirio que, agrandándose, pone en sus bordes delineamientos de oro, mientras que de entre los picos de las montañas lejanas, remontase el sol derramando haces de luz que llenan el espacio y la tierra de vida y alegría; y, en tina primera visión de conjunto, nos muestra los campos de Villena de un verde esmeralda que se abre ante nuestros ojos como un colosal abanico de verdura... Va creciendo el llorar de las lenguas de bronce, que ya es alegre repiqueo, las calles se inundan de frágiles promesas de luz y sonoridades. El alborozo cosquillea los pechos hinchados de los moros y cristianos» y, en sus pupilas deja un frescor de amaneceres.

¡Espléndido es el día que sirve de marco a la alegría de todos los villenenses en el día de su Morenica! Y como si ésta cediera a una poderosa fuerza expansiva, hay alegría en el cielo, donde el sol vuelca el oro de sus senos; y hay alegría en el campo, donde la primavera del verano finge tejer, el tapiz policromado de sus flores... y hay alegría principalmente en nuestros corazones.

¡Fiestas de Villena! ¡Cuántos gratos recuerdos evoca mi mente el sonido de estas palabras! ¡Quedan tan grabadas en el corazón las impresiones de esos días...!

Aunque los heladores cierzos de la moderna libertad soplan también con fuerza en nuestro pueblo, no pueden tronchar la flor delicada que crece en los corazones genuinamente villenenses: el acendrado cariño a nuestra Morenica.

Durante este día, la Virgen de las Virtudes es el imán que atrae los corazones villenenses; el centro a donde convergen sus amores.

Al contemplar su belleza y su figura extática en este día, no encuentro palabras para expresarlo; el corazón salta de júbilo y alegría; el alma se enamora; la lengua calla, y, entonces, el canto se hace más dulce, más tierno, más suave.

¡Qué gran regocijo habrá en el Cielo! Bien sé que, en este día, oiréis músicas arrobadoras, escucharéis alabanzas sin cuento, recibiréis ósculos encendidos, mensajes de felicitación; que reinaréis en todo vuestro esplendor. Mas fijaos también, Madre mía, en que, aquí en Villena, doblaremos en vuestro honor las campanas de la oración; lanzaremos flechas de amor a vuestro corazón; haremos resonar en vuestros delicados oídos la suave música de la humildad, y procuraremos que salgan en mística procesión encendidos afectos, consoladores propósitos, fervientes oraciones, ósculos ardientes, que os felicitarán en nuestro nombre al llegar a vuestro magnífico Trono, y que será el himno de nuestra gratitud, el hosanna de nuestra gloria y la plegaria de nuestro amor.

Extraído de la Revista Villena de 1956