19 feb 2024

1962 UN TESTIMONIO MÁS

UN TESTIMONIO MÁS
TODOS en Villena sabemos que nuestra ciudad, por múltiples y heterogéneas circunstancias, tiene un puesto destacado entre los pueblos de España, y desmenuzar las razones que evidencian esta afirmación sería innecesario, por ser conocidas de propios y extraños. No dejamos de reconocer, sin embargo, que a los ojos de un observador indiferente puede parecer exagerada tal conclusión, y consecuencia lógica de un disculpable amor a nuestra patria chica.
Desvanezcamos suspicacias y afirmémonos en nuestras convicciones. Un testimonio más ha salido a la luz y no puede acusarse de parcialidad a su autor, que no está ligado a Villena por ningún concepto. A los escaparates de las librerías acaba de asomarse un nuevo libro: «El pasodoble español», un pequeño pero jugoso tratado sobre tan sugestivo tema. En él, don Mariano Sanz de Pedre, a quien se debe el loable e inédito empeño, dice:
«Si Villena, bendición divina en las tierras de Alicante, no tuviera merecido renombre por sus viñedos, su castillo, el histórico tesoro de sus ruinas romanas y sus tradicionales fiestas de «Moros y Cristianos», le bastaría para poder ocupar un puesto de honor dentro de la geografía hispana con el galardón de haber sido cuna de uno de los mejores compositores líricos de todos los tiempos y cuyas partituras, de admirable y valioso desarrollo técnico e inspiradas, elevaron la música dramática española a la máxima altura: el maestro Ruperto Chapí. Porque allí, en el ario 1851, nació el glorioso compositor, cuya inagotable musa dejó partituras varias y eternas: desde LA REVOLTOSA al REY QUE RABIO y de EL PUÑADO DE ROSAS a LA TEMPESTAD; los títulos de Chapí abarcan todos los géneros escénicos y culminan en esa injustamente olvidada ópera española MARGARITA LA TORNERA. Añadamos por si ello fuera poco, que el maestro Chapí —del brazo de Sinesio Delgado, cuyo centenario natal acaba de celebrarse— fue el creador de la primera sociedad de Autores de España, y no creemos que haga falta añadir nada para justificar los motivos que tiene Villena de mostrarse orgullosa con su hijo predilecto.
De pasada hemos aludido a los festejos de «Moros y Cristianos», habituales en toda la región del antiguo Reino de Valencia. Vamos a insistir ahora en el carácter especialísimo de estas conmemoraciones, donde la población entera de Villena es intérprete de un espectáculo pintoresco, colorista, abigarrado y de enorme fuerza racial, para evocar, ante los ojos de forasteros y vecinos, las horas gloriosas de la gesta de cada pueblo frente a los invasores africanos. No fue sólo Chapí el músico notable nacido en Villena. También el maestro Quintín Esquembre es natural de la hermosa población, a la que ama con intenso cariño filial. A serle posible, jamás falta de su patria chica en las fechas tradicionales de las fiestas, que dan principio el 5 de Septiembre de cada año, y que sus coterráneos denominan con el «día de la entrada», en emotiva recordación de la victoriosa penetración de las cristianos para liberar la ciudad.
Los paisanos del maestro Esquembre, venían solicitando al compositor villenense en diversas oportunidades que compusiera un pasodoble evocador de este histórico y descriptivo acontecimiento local, can la advertencia de que la composición fuera, a la par, sencilla, fácil y, sobre todo, libre de dificultades instrumentales, toda vez que estaba primordialmente destinada a ser interpretada por una modesta banda de música de reciente creación, integrada en su totalidad por muchachos de Villena que alternaban, en su mayoría, sus ocupaciones artesanas con la afición musical.
Como en cualquier ocasión que se tratase de rendir tributo a su tierra natal, el maestro Esquembre no tardó en dar cima al deseo de sus paisanos, con tan feliz resultado que el año 1925 se iniciaban en Villena las fiestas de Moros y Cristianos con el estreno de «La Entrada», pasodoble de cuyo acierto dan fe, desde entonces, el público de todo el mundo y los mejores conjuntos instrumentales que le llevan en su repertorio».
Sí. Esta es Villena y estos son sus hijos, a los que, cuando hay que referirse, no cabe más que hacerlo en conceptos como los expresados. Y aunque a Villena ningún quehacer artístico le es extraño, dentro de este mismo aspecto que glosa el autor del libro mencionado, podemos destacar los nombres del maestro Carrascosa, de Luis Hernández, de Alberto Pardo, cuyos pasodobles, íntimamente ligados a las tradiciones locales, continúan pregonando por los ámbitos de toda la nación el nombre de nuestra ciudad.
Don Mariano Sanz de Pedre se ha hecho acreedor a nuestro reconocimiento. Es un investigador que en su labor de erudición se ha detenido un instante para cantar a Villena y a sus hijos; es un hombre cuya generosidad y gentileza le hacen consignar, paladinamente, aquello cuya singularidad le hace acreedor a ser destacado; es... un testimonio más. — A. R. N.
Extraído de la Revista Villena de 1962

No hay comentarios:

..... CONTINUAR... PASAR PÁGINA Pinchar en... (entradas antiguas)
Esta Web no se hace responsable de las opiniones de sus lectores. Todo el contenido es público. Usted puede copiar y distribuir o comunicar públicamente esta obra siempre y cuando se indique la procedencia del contenido. No puede utilizar esta obra para fines comerciales o generar una nueva a partir de esta..
Web: www.villenacuentame.com
E-Mail:
villenacuentame@gmail.com