2 dic 2023

1964 LO QUE ELLA ESPERABA

LO QUE ELLA ESPERABA
"La gloria de las riqueza y de la belleza es mudable y frágil; la virtud es clara y eterna" (Salustio, Catil.,I)
El sacerdote que por primera vez llega a un pueblo para ejercer en él su ministerio, quisiera bien pronto descubrir sus costumbres, sus tradiciones, sus afanes y sus problemas, llegando así al conocimiento exacto y profundo de su alma; el alma que tienen los pueblos y que los distingue el uno del otro. Esa raíz profunda de la que brotan con vigor la idiosincrasia y la dinámica de los mismos, y así poder vivir y sentir al unísono con el mismo ritmo que viven y sienten sus habitantes.
Desde que mis pies pisaron el suelo de Villena, quise descubrir la forma de, en breve tiempo, encariñarme con sus gentes y sus cosas; y no me ha sido difícil conseguirlo, ya que unas y otras tienen una personalidad acusada y relevante. Unas torres-campanario y un castillo es lo primero que se descubre en el horizonte villenense. Antes, los campos regados por el sudor y la reja del arado y la huerta regada por miles de hilillos de agua sacados de las entrañas de la misma tierra. Todas estas manifestaciones monumentales y exteriores hacen de índice, de catálogo externo de lo interno. Fortaleza, religiosidad y trabajo son las tres grandes virtudes que distinguen a los pueblos y los honran Pero el descubrimiento de un amor es lo que más me ha identificado en poco tiempo con esta ciudad.
Hay cosas que no se ven pero se intuyen y presienten No he visto nunca las fiestas de Moros y Cristianos, ni he tenido la suerte de asistir a las grandes solemnidades marianas que durante esos días se celebran; sin embargo, a través del ambiente, aparecen los motivos por los que cada año, en las primeras fechas de septiembre, el pueblo entero de Villena vibra y se enardece, reza y llora y alegra. Es que la Madre, viene de visita a la Ciudad a ver a sus hijos, que durante todo el año acuden al Santuario a estar un rato con su "Morenica", con su Virgen de las Virtudes. Yo también me he postrado a sus pies como un hijo más, y allí, junto a Ella, descubrí el gran amor de los hijos de Villena, y desde entonces no me siento extraño, ni forastero, ni alejado; siento al unísono y vivo al compás de los corazones que allí, generación tras generación, han latido con amor de hijos fieles, y allí he pedido lo que todos le han pedido: salud, prosperidad, bienestar y alegría, pero sobre todo, que nuestra "muy noble, muy leal y fidelísima ciudad" mantenga con tesón y energía sus grandes y características virtudes; que conserve su amor al trabajo, la nobleza de sus costumbres y la fidelidad a la fe que sus mayores le legaron, y sobre todo la pureza de un vivir aprendido en el regazo de nuestra Madre, la Virgen de las Virtudes, porque para mí, el título y la advocación que Ella quiso elegir representa lo que espera de sus hijos Y ya que encabecé estas modestas pero sinceras ideas con una cita de Salustio, las quiero terminar con otra del libro de los proverbios: "LA BENDICION DE DIOS ES LO QUE ENRIQUECE".
Ginés Román García - Cura de Santa María
Extraído de la Revista Villena de 1964

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