1 abr 2017

2017 VILLENA HISTORIA DE UNA ÉPOCA 1945-1973 PRESENTADO EL LIBRO DE JOAQUÍN SÁNCHEZ HUESCA

Y llegó el día en que Joaquín "Chimo" presentó su libro, pedazo de libro lleno de aquella Villena sin Casa de Cultura y en la que "La Caja del Sureste" era el motor de la cultura de la población. 
Ignacio Cano del Círculo Agrícola Mercantil Villenense presentó al autor y a Pedro Villar que hizo un repaso por la vida de Chimo y desgranó un poquito el contenido del libro para invitarnos a leerlo desde su sobria portada obra de Ugeda. Los beneficios irán destinados al nuevo Asilo de Ancianos. Venta de libros en Círculo Agrícola Mercantil Villenense y Ciudad Deportiva.
Prólogo- Antonio Sempere
La del sureste, la nuestra
Decías 'la Caja' y todos sabíamos a qué nos estábamos refiriendo. La Caja de Ahorros del Sureste de España era mucho más que una institución financiera. Para todos los villeneros que vivimos durante las primeras nueve décadas del siglo XX, la Caja lo era todo. La Caja era fuerte. La Caja inspiraba confianza. Y, por si fuera poco, la Caja se convirtió en un centro de referencia para la cultura de la ciudad.
Estaba el Círculo Agrícola Mercantil, estaba el Casino Villenense, instituciones señeras. Y estaba, sobre todo, el tejido social de la ciudad, proclive a las asociaciones. A la cultura de base. En tiempos difíciles, estaba el Club de Amigos de la Unesco. Y el Colegio Salesiano, fomentando las sesiones de cine-fórum donde era posible el debate abierto.
Pero sobre todo estaba la Caja, la del Sureste, que hizo las veces de Casa de Cultura antes de que ésta fuese inaugurada en 1982. Mucho antes del saqueo, mucho antes de que sospechásemos que el saqueo era viable, la Caja brilló todopoderosa. Como ese imperio donde nunca se ponía el sol.
Joaquín Sánchez Huesca ha indagado en todas las actividades culturales que se desarrollaron en el Aula de Cultura de la Caja en el periodo comprendido entre los años 1957 y 1973. Fue ese año cuando, tras la inauguración del nuevo edificio Sureste, las actividades culturales pasaron a desarrollarse en los bajos del mismo, con entrada por la calle Joaquín María López, el Aula de Cultura en la planta baja y la Biblioteca en el entresuelo. De todo lo sucedido a partir de entonces, durante una década prodigiosa, hasta 1982, el autor nos ofrecerá, en un futuro que esperamos sea cercano, una segunda parte de esta obra, que completará esta compilación imprescindible. Que también incluye un estudio de los contenidos de la revista 'Idealidad', editada por la entidad.
Sánchez Huesca lleva la Caja en las venas. Como vecino, lo recuerdo preparando las pruebas de mecanografía para concurrir a las pruebas de ingreso. Por mis venas también corría el ADN de la Caja. Mi abuelo Paco Bernal, hay que confesarlo, le tenía más fe a la Caja que a la mismísima Virgen. Él fue poseedor de la libreta número 2 de la primera oficina. La número 1 correspondía a su amigo Vicente Blanes. Y nada habría hecho más feliz a mi abuelo que verme dentro del organigrama de la Caja. Ver a su nieto trabajando en ella. Me conminó una y otra vez a opositar. Y allá que fui yo, todavía adolescente, al Colegio Jesús-María de Alicante, con mi Hispano-Olivetti negra a cuestas, para iniciar las pruebas. Pero, maganto que es uno, mi vocación no pasaba precisamente por familiarizarme con el mundo de las libretas de ahorro. Si se hubiese tratado de programar el Aula de Cultura, tal vez. Pero eso me quedaba lejano. Aunque me cupo el honor de moderar los cine-fórum mensuales que se celebraron en la década de los ochenta, junto a Jaime García y Pedro Herrero.
A mi madre sí le habría tocado la lotería de haber trabajado en la Caja. Valía para eso. Sacaba las mejores notas en la Academia Almi. Pero fue una de las víctimas de su generación, ya se sabe, la mujer con la pata quebrada y en casa, y nunca pudo contar con la ansiada independencia económica.
Centrémonos un momento, para acabar, en la palabra Sureste. La Caja, que después sería de Alicante y Murcia, y más tarde del Mediterráneo, tuvo como matriz la Caja de Ahorros del Sureste de España. Eran tiempos en los que la prensa reflejaba con toda naturalidad esta denominación (el diario 'La Verdad' lo era de Murcia, Alicante y Albacete). El trabajo que glosa Joaquín Sánchez Huesca en este libro engloba un periodo que comprende entre 1945 y 1973. Unos años antes de que se articulase la España autonómica. Permítanme un minuto de reflexión para lanzar mi particular 'quejío'. ¿Qué peso tenía Villena en aquella época y qué peso tiene en la actualidad? Lo cierto es que con el nuevo mapa a Villena le negaron un hospital comarcal que le pertenecía, le impusieron una prisión que nadie quería, la situaron como punto de destino de basuras muy lejanas y le robaron, a plena luz del día, las conexiones ferroviarias con Madrid y Barcelona desde el casco urbano de la ciudad, tras siglo y medio de haberlas disfrutado.
Algo que en los tiempos en los que la Caja del Sureste era la Caja del Sureste hubiese sido impensable.
La actividad cultural a lo largo del periodo que hemos indicado fue inmensa: conciertos de música clásica de todos los géneros, exposiciones de pintura y escultura, sesiones de cine, tanto en sesiones conocidas como "fórum", como los documentales destinados a la población infantil. Otros actos también tuvieron cabida: charlas, cursos, encuentros y un largo etcétera…
JOAQUÍN SÁNCHEZ HUESCA

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