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Esto, en sí, no importa mucho, pues, en realidad, sólo afecta al fútbol-espectáculo, reñido muchas veces, como es notorio, con el deporte verdadero. Para nosotros, lo sano, lo encomiable, lo auténticamente deportivo, es, por ejemplo, el gesto de nuestro paisano Navalón, inmediatamente correspondido por un adversario, que recogemos en el suelto periodístico más arriba reproducido.
Esto sí que son “puntos positivos”, amigos deportistas, aunque conduzcan a un descenso automático que, de tener su origen en hechos como el que comentamos, más que “descenso” debiera llamarse “elevación”.
Elevación moral que bien quisiéramos ver extendida por todo el ámbito del deporte nacional.
1 comentario:
que fuerte en aquella epoca parece que eso de tirar el balon fuera no se llevaba mucho
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