11 may 2022

1967 1991 ESCUADRA DE SARRACENOS (RECUERDOS, FACETAS, SUGERENCIAS)

Escuadra de Sarracenos (Recuerdos, facetas, sugerencias)
Tras seis largos lustros, cargados de íntimas y variadas vivencias festeras: trabajos, responsabilidades, alegrías, satisfacciones, conversaciones de "socarrao", o discusiones festivas que finalizan en la apuesta de "un almuerzo para todos"; recuerdos del pasado, proyectos para el futuro, exaltación de la amistad festero con feliz comunicación social, sin prejuicios ni represiones conceptuales tan habituales en la vida extrafestera, llena de incomunicaciones, introversiones y cotidianas preocupaciones socio—económicas. Tras seis largos lustros, durante horas y horas he tenido las gratas ocasiones de conversar sobre las Fiestas, y ni yo ni mis contertulios nunca hemos encontrado el final. Puedo asegurar que un año sí y otro también siempre he encontrado algo nuevo, alguna faceta que ha enriquecido mi conocimiento sobre la Fiesta.
Una de estas sorprendentes facetas, la del Diseñador del traje festero, afloró del "baúl de mis recuerdos", juntamente con antiguas añoranzas y presentes sugerencias, con motivo de reciente visita que hice una mañana dominguera al, espléndido y pragmático, local festero de la Escuadra de Sarracenos.
Transcurría el año festero de 1972-73.
Largas horas, días, semanas… trabajé con Joaquín Sánchez Pardo, más conocido por Joaquín el Practicante —me gusta más este honroso título que el impersonal siglado de A. T. S.—. Cierto día, cuando nadie necesitaba de nuestro Servicio, observé que Joaquín colocaba, sobre la despejada mesa, unas grandes cartulinas de nívea blancura; cuidadosamente, de un amplio estuche, sacó lápices, rotuladores de varios colores, reglas y demás artilugios de dibujo.
Ignoraba que Joaquín, ya desde la infancia, dedicaba sus ocios al arte del dibujo y la pintura; no obstante, en aquel momento recordé que alguna vez había leído que Joaquín recibió un alto premio sobre su trabajo: "La Bruja", con motivo de unos Juegos Florales en homenaje a Chapí. Posteriormente he conocido muchos más de relevante importancia.
Aquel día, sobre una de aquellas cartulinas, con firme y seguro pulso, hizo una serie de trazos; quedé estupefacto al verle delinear; en un santiamén finalizó el boceto y contemplé la esbelta figura de un árabe, de un sarraceno.
¿Qué haces Joaquín? ¿Con qué motivo haces este dibujo?
Lo hago para diseñar el traje de una Escuadra —contestó absorto en lo que dibujaba—.
Extrañado, vuelvo a preguntar; él toma un breve descanso. A partir de ese momento comienzo a enterarme y a interesarme sobre esta faceta Testera: el arte del Diseñador de trajes y motivos Testeros.
Joaquín ya había colaborado en varias revistas, e incluso fue el autor de alguna portada. Chalecos, capas, banderas, botas, carrozas, y demás aditamentos festeros, forman un conjunto de miles de dibujos, que luego fueron bordados, y que llevan la impronta de este Diseñador festero, cuyo arte se ha irradiado a numerosos pueblos de Fiestas de Moros y Cristianos.
Aquellos días concluyó el traje que yo vi empezar y lo seguí hasta el final. Aquel traje, conocido como el de "las tres plumas" fue motivo de que en las Fiestas de 1974, la Escuadro de Sarracenos fuese premiada por la belleza de su atuendo y él, o mejor dicho el arte de Joaquín fue motivo de que yo, llevado por mi admiración, escribiese y se publicase un exhaustivo comentario sobre este artista villenense en el número 31 del periódico quincenal "VILLENA", 2.ª época. Y también fue motivo de que en aquel mes de octubre de 1974, los sarracenos organizasen una cena—homenaje a Joaquín a la cual asistieron todos los Sarracenos y las fuerzas vivas de las Fiestas.
De aquellos tiempos, sigo recordando: Lejanas aún las Fiestas, varios Sarracenos visitaban a Joaquín asiduamente; recuerdo a José A. Amorós Mataix, Paco Berbegal, Gaspar Jordán y otros de cuyo nombre, y por ser menos frecuentes, actualmente no recuerdo. Comentaban el diseño que tenían presente, la materia prima: pieles, tejidos, metales, pasamanería, pedrería; el acoplamiento de estos materiales al traje; su adquisición y compra...—Melilla, Toledo...— Y al final el día cinco el maquillaje.
Esto solamente lo pueden hacer festeros íntegros, llenos de ilusión ejemplarizante de cuya amistad yo me honro. Añoro aquellos momentos que nos envolvían en la Fiesta y olvidábamos el sempiterno reloj.
Pienso que el hecho de ocupar un cargo de mayor o menor responsabilidad dentro de una Comparsa; pienso que el hecho de crear una Escuadra Especial, como lo hicieron estos grandes testeros; pienso que ellos merecen un alto y reconocido elogio porque, de este modo, mantienen en grado máximo la pureza de la Fiesta; la pureza del festerismo de la Comparsa de Realistas. ¡Ojala! que numerosos grupos de jóvenes adolescentes de casi todas las Comparsas se fijaran cómo saben divertirse estos Festeros Especiales; pero ¡cuidado!, ¡ojala! se fijaran muy atentamente en cómo llevan la Fiesta del 9 al 5 de septiembre, y más atentamente aún del 5 al 9 del mismo mes: "Entrada, Cabalgata, y "Entrega de Capitanes"; en tales desfiles, en su interior se divierten mucho más que los "cocacolistas" descontrolados por cuatro gotas etílicas; pero esta diversión del Festero Especial, además del bien hacer la Fiesta, es consciente también de su alta responsabilidad ante su pueblo: ¡Villena!, gozando asimismo con la íntima satisfacción de presentar, ante el público, aquello que durante un año han trabajado para tres días. Esta presentación, si el festero es creyente, aún se hace más pletórica de alegría, porque adquiere el rango de Ofrenda a su Patrona la Virgen de las Virtudes. Esta presentación forma un bello conjunto de: traje, maquillaje, gesto y paso uniformemente sincronizado con la sonora y cadenciosa marcha mora que hace vibrar a todo su ser, de todos y cada uno de ¡estos grandes testeros!.
Más los Sarracenos no se quedan ahí, su preocupación va más allá; saben que la pureza verdadera de la Fiesta, no está en que les suceden, tarde o temprano, jóvenes que no han tenido ni sienten responsabilidad alguna por ella, por la Escuadra, ni por la Comparsa; aunque exista alguna honrosa excepción, estos jóvenes no deben de entrar de rondón, intrépidamente, sin reparo alguno, sino que deben de dejarse conducir por el veterano festero.
Opinamos que el festero más proclive para dejarse aconsejar por los mayores, es aquel que "mama" la Fiesta desde niño; aquel que habiendo crecido con ella, el día de mañana acostumbra a decir: ¡mi padre desde niño, ya me vistió! Alguno de aquellos niños, ya en la adolescencia, pueden conocer a otros jóvenes que ignoran lo que es la Fiesta, y se vean arrastrados por ellos que la malean, la dañan, justificándose en el eterno concepto de "diferencias generacionales".
Desde estas líneas, exhorto, ruego a aquellos adolescentes que crecieron con la Fiesta y a aquellos otros que desean introducirse en ella sin conocerla, que prescindan de tales e inexactas "diferencias generacionales", que si es verdad que siempre las ha habido en otras circunstancias de la vida, no lo es cuando se trata de la Fiesta, del bien hacer y responsable festerismo, tenga la edad que tenga el festero, el cual la hará progresar según los tiempos en que se viva.
Los Sarracenos son conscientes de ello; se preocupan que sus hijos vayan creciendo en la Escuadra y en la Comparsa.
Consciente de que no voy a ser original, pero sí coherente con mi concepto de la importancia que el niño tiene en la Fiesta, voy a relatar dos anécdotas entre las muchas que existen:
El niño Ricardo Berbegal Navarro, llegado de Venezuela a los cinco años de edad, se introdujo en nuestras Fiestas de la mano de su padre. Cierto día, el niño, deseoso de vestirse y de aprender, le preguntó a su padre: ¿qué me pongo ahora?, la chilaba, el traje Realista, o el "traje nuevo" —se refería al de Sarraceno—. Es curioso observar cómo este niño llegado de un país lejano sigue, siempre, con la misma ilusión de ser Realista—Sarraceno.
Otro niño, Ricardo Ortuño Ferriz, nos comenta su padre que, fue inscrito en la Comparsa de Realistas antes que en el Registro Civil.
Finalmente, e insistiendo en lo antedicho, creo que debo de ensalzar a aquellos niños, al menos los que retiene mi memoria, que tienen el privilegio, desde hace años, de haber sido los primeros niños en vestir el traje de Sarraceno. Veamos: Francisco Jesús Micó Alfonso, pionero en vestir el traje de la Escuadra. Asimismo Leopoldo Amorós Palazón, quien fue el primer niño que salió delante de la Escuadra. Luego y en, aquel entonces, salieron, con el traje de sarraceno: Ricardo Berbegal Navarro, Ramón Berbegal García, Ricardo Ortuño, Pascual Martínez Barceló, David Berbegal Navarro; y quizá algún otro que siento no recordar.
Termino estos recuerdos, facetas y conceptos sobre la Fiesta, felicitando efusivamente, con afecto, a la modélica y admirable ESCUADRA DE SARRACENOS, que cumple sus Veinticinco años de ejemplar y puro festerismo.
FAUSTINO ALONSO GOTOR
Extraído del Libro del 25 Aniversario Sarracenos 1967/1991

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