EN RECUERDO DE PEPE CORTES
Pepe Cortés ha muerto. Lo escribimos con entrañable dolor que no puede quedar reflejado en frase tan escueta, porque los que con él convivimos casi desde su infancia, sabemos bien de la extrema bondad, de la enorme capacidad de ternura encerrada en aquel menudo cuerpo, que andaba siempre como de puntillas, en inconsciente deseo de disimular su pequeñez.
Pepe Cortés ha muerto. Lo escribimos con entrañable dolor que no puede quedar reflejado en frase tan escueta, porque los que con él convivimos casi desde su infancia, sabemos bien de la extrema bondad, de la enorme capacidad de ternura encerrada en aquel menudo cuerpo, que andaba siempre como de puntillas, en inconsciente deseo de disimular su pequeñez.

Típico representante de una época aún post-romántica, que ha dado en llamarse "la de los años veinte", amaba el tipismo de su ciudad, amorosamente recogido en multitud de pequeños cuadros que regalaba luego a sus amigos, que eran todos, con absoluto desprendimiento.
No es, sin embargo, en los cuadros "de género" en donde brillaba con más fuerza el talento de Pepe Cortés, aunque en él lograra obras maestras, como aquella magnífica portada que pintó para esta misma revista en 1958. Cortés fue, ante todo y sobre todo, un caricaturista genial, en línea con un Sirio, un Bagaría o un Renau, sus ocasionales amigos de anteguerra. Las caricaturas de Cortés, trazadas siempre con agudeza de observación, pulso seguro y arabesco con emoción una de las últimas obras de Pepe Cortés, artista insigne que deja discípulos, pero no seguidores, porque era, en todo, muy difícil de imitar.
No es, sin embargo, en los cuadros "de género" en donde brillaba con más fuerza el talento de Pepe Cortés, aunque en él lograra obras maestras, como aquella magnífica portada que pintó para esta misma revista en 1958. Cortés fue, ante todo y sobre todo, un caricaturista genial, en línea con un Sirio, un Bagaría o un Renau, sus ocasionales amigos de anteguerra. Las caricaturas de Cortés, trazadas siempre con agudeza de observación, pulso seguro y arabesco con emoción una de las últimas obras de Pepe Cortés, artista insigne que deja discípulos, pero no seguidores, porque era, en todo, muy difícil de imitar.

El Ayuntamiento de la Ciudad va a rotular una calle con el nombre del artista desaparecido. Es lo menos que puede hacerse en recuerdo de quien se jactaba con orgullo de ser uno de los últimos representantes del más acendrado "villenerismo".
Descanse en paz el malogrado dibujante que ha dejado en los ambientes artísticos de la Ciudad un vacío muy difícil de llenar.
Extraído de la Revista Villena de 1967.
Descanse en paz el malogrado dibujante que ha dejado en los ambientes artísticos de la Ciudad un vacío muy difícil de llenar.
Extraído de la Revista Villena de 1967.
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