4 ago 2023

1974 EL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS

El Primer Congreso Nacional de Fiestas de MOROS y CRISTIANOS
por Vicente Prats Esquembre. Presidente de la Comisión Ejecutiva
Cuando esta revista vea la luz estaremos iniciando las tareas del Congreso. Acontecimiento que ha sido preparado con toda minuciosidad durante dos años, y cuyos resultados, que intuimos de vital importancia para el futuro de la Fiesta serán, en buena parte, el fruto de la constante dedicación de unos hombres que han hecho de las tareas preparatorias su principal preocupación.
Pero analicemos desde un principio la gestación de la idea. Es la Junta Central de Fiestas de nuestra Ciudad, creada a finales del año 1969 para organizar y dirigir nuestra anual representación, la que, dándose cuenta de los difíciles problemas de orden religioso, social, económico y cultural que afectan e inciden sobre nuestras tradiciones, creyó conveniente iniciar una serie de contados para dar vía libre al proyecto que ella, y tras meditado estudio, había decidido acometer.
Y era necesario, primordialmente, no sólo contar con la autorización y el beneplácito del M. I. Ayuntamiento, sino que una vez efectuadas consultas con festerólogos y estudiosos de nuestra Fiesta, solicitar la opinión y sugerencias de los pueblos interesados, para con total garantía de éxito comenzar los trabajos de preparación. Los resultados de la consulta, efectuada en octubre de 1972, no pudieron ser más halagüeños: la aceptación más unánime, y el refrendo más completo. Y es que, desde un principio hemos sentado la premisa de que el Congreso se celebra en Vi-llena, pero es de todos los que sentimos la necesidad de intentar purificar y dignificar nuestras Fiestas de Moros y Cristianos.
En Marzo de 1973, el M. I. Ayuntamiento de Villena, por acuerdo del pleno, pone el Congreso bajo su directo patronazgo enviando una segunda carta-circular, como demostración palpable de que el proyecto está en marcha, y anunciando su celebración para Septiembre de 1974.
Muchas y laboriosas han sido las gestiones llevadas a cabo por la Comisión Organizadora, que desde un principio ha sentido la necesidad, al margen de las tareas específicas del Congreso, de alcanzar con la convocatoria dos objetivos que siempre ha estimado como fundamentales: revitalizar nuestras tradiciones en aquellos pueblos en que, por múltiples circunstancias, la Fiesta ha entrado en un periodo de anemia y decaimiento que amenaza con su extinción, y el de incrementar, a través de contactos directos con todos los que sienten nuestras mismas inquietudes, los lazos fraternales de afecto y amistad que nos unen.
Por ello se celebraron una serie de reuniones en distintos puntos de nuestra geografía, que colmarían con exceso las más optimistas previsiones de la Comisión: Alcoy, Villajoyosa, Petrel, Granada... Fueron ejemplo claro rotundo de hermandad festera, y de cómo unos hombres ajenos al mundo materializado que nos rodea, pueden reunirse para tratar con sencillez y humildad los aspectos y problemas de sus tradiciones testeras. Los que hemos tenido la fortuna de asistir a ellas, no las olvidaremos con facilidad.
De todos es sabido que la Comisión ha estructurado el Congreso sobre la base de cuatro temas que ha considerado más importantes: "La Religión y la Fiesta"; "Presente y Futuro de la Fiesta"; "El problema económico", y "La Ordenación institucional de la Fiesta". Las ponencias, comunicaciones y acuerdos se publicarán en un volumen que, como cuerpo consultivo, sirva para estudios de cara al futuro.
Estos temas, y las numerosas comunicaciones recibidas, que se adscribirán a las ponencias con las que guarden mayor afinidad, serán debatidos en las sesiones; y es indudable que, aunque haya distintas corrientes de opinión, se llegará a unas conclusiones definitivas que reflejen lo que es la Fiesta en la actualidad, a la vez que el camino a seguir para alcanzar una superación que todos anhelamos.
Decididos están, asimismo, los actos culturales y artísticos que complementan el programa de las sesiones. Conciertos, teatro, excursiones, exposiciones de fotografía y trajes testeros, etc., serán la válvula de escape de unas jornadas de intenso trabajo.
Muchos se preguntarán qué consecuencias se van a obtener de este Congreso que celebraremos en Villena del 30 de agosto al 2 de septiembre del corriente año. "Lo importante —ha dicho Paco García Martínez— es que viviremos la Fiesta, durante cuatro días, de un modo nuevo, porque la veremos transcendida en los demás, y, probablemente, alcanzaremos la consoladora conclusión de que vale la pena conservarla, continuarla y depurarla, ya que acaso sea uno de los pocos elementos singularizadores en un mundo cada vez más masificado y masificador".
Es evidente además que todas nuestras manifestaciones anuales tienen algo que corregir. Y que lo que deseamos y queremos para el futuro de la Fiesta está ahora en nuestras manos. Esta es una responsabilidad que no debemos eludir.
Yo soy optimista en cuanto a los resultados prácticos del Congreso. Porque, si bien es verdad que no se podrán imponer unos acuerdos que lesionan de algún modo la libertad de interpretación de cada pueblo, sí se recomendará, incluso con insistencia, que se apliquen las normas que dimanen del Congreso; y será, por otra parte, el propio convencimiento de realizar nuestra Fiesta cada día mejor el que llevará a los rectores fiesteros a poner en vigor los acuerdos que se tomen.
De lo que sí estoy seguro es de que, independientemente de fortalecer la amistad y unir a los pueblos por el camino de la Fiesta, la masiva asistencia de congresistas indica una inquietud y una total identificación con nuestros propósitos. Y el Congreso, como aglutinador de esfuerzos y unión de voluntades encaminadas a un mismo fin, tiene que ser el punto de partida de un camino que hemos de recorrer juntos los que de verdad sintamos y queremos nuestras tradiciones.
Dos razones fundamentales van a influir notablemente para que el Congreso obtenga el éxito que presentimos. En primer lugar, la adhesión de los pueblos festeros, que han comprendido desde un principio nuestras rectas intenciones y que saben que todos estamos en el mismo nivel, sin concesiones ni privilegios. Y luego la decisiva colaboración de los hombres de la comisión Organizadora, que han dado claro testimonio de su amor por la Fiesta. Y valorar en su justa medida a festeros de la categoría de don Joaquín Barceló Verdú, de Sax; don Salvador Domenech Lloréns y don José Luis Masanet Ribes, de Alcoy; don Hipólito Navarro Vilaplana, de Petrel y don Jenaro Vera Navarro, de Elda, que, no siendo de Villena, han demostrado con su actuación que lo primero es la Fiesta, y lo demás secundario.
Extraído de la Revista Villena de 1974

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