EL GUSANO de las FIESTAS
Como villenero festero quiero aprovechar la proximidad de las fiestas para exponer mi opinión personal sobre el papel que desempeñan en la vida social de nuestra ciudad.
Hace ya tiempo que tengo la impresión de que las fiestas son más importantes en sí que la vida cultural de Villena, en lugar de ser una aportación a ella, aunque últimamente ya se aprecia otra realidad. No se trata de participar en las fiestas para substituir nuestra actividad cultural, sino de vivir nuestra cultura entre otras cosas a través de ellas.
Pero vayamos al grano: Imaginaos lo bueno que sería si un año no hubiera fiestas y no pasara nada. Imaginaos a todos los festeros soportando desde las aceras el espectáculo de las sillas desfilando alegremente. Imaginaos una procesión a la Mahoma, o a los niños armados de cámaras y tomavistas filmando orgullosos desde los lados a los papás desfilando tímidos y llorosos. O a las 5 de la tarde del día 5, imaginaos los balcones de la Corredera abarrotados de gallinas y cabras recibiendo el homenaje de los cabos. Imaginaos prohibir a los parados salir en los desfiles, salvo en la procesión por previsible falta de alegría, o a los Sarracenos alegres sin premio. Un día soñé una Entrada donde desfilaban todo tipo de aviones comerciales arrastrando vídeos, televisores y otros aparatos, mientras en el cielo revoloteaban cientos de festeros planeando y alzándose con sus respectivas capas supermánicas. Imaginaos un cambio de desfile y traje entre ballesteros y estudiantes, o a éstos con brazalete negro en señal de luto por el entierro de la sardina y por nevar en la Troya en noches festeras. No soportaría nunca a unos piratas en orden, y me gusta comparar a un núcleo de espermatozoides con el movimiento continuo, amarillo y vivo del pantalón de unos moros nuevos.
La fiesta, el festero, el festín.
La fiesta nefasta, se mea, festea el seso fiero. Lima, lima, mina, mina, se apodera y anula.
Me gustaría pintar de colores el asfalto para el día 5 y pasar una aspiradora el día 10 por el trayecto hasta dejarlo blanco y respirable.
La Imaginación no es sólo cosa de locos y ha de tener cabida en nuestras fiestas a través de los organizadores, como en las iniciativas y aportaciones individuales.
Las F.I.E.S.T.A.S. representan, como sabemos, la Fase Intermedia Entre Situaciones de Trabajo Absurdamente Sacrificadas. En cuanto a lo de Moros y Cristianos, decididamente parecen haber ganado la batalla los moros, que es lo único que abunda en nuestros hogares. Nuestra Morenita, a quien no sólo los cristianos veneran porque su cristianismo es ecuménico y universal, es el símbolo popular de nuestra expresión religiosa. Pero nuestra reverencia desaparece desde el momento en que las fiestas tienen menos sentido como celebración tradicional popular que como excusa para el desmadre.
Me pregunto si será necesaria una organización tan rígida por parte de la Junta Central, en lugar de permitir que la fiesta siga su cauce natural, tal y como sus ciudadanos intuyen o improvisan, que es el sentido verdadero de esos días. Lo que se podría hacer es educar y orientar a esa gente para que se responsabilice personalmente y respete las diferencias de los demás. De este modo las fiestas serán originales y fiel reflejo del sentir de un pueblo.
Uno de los comentarios más típicos y absurdos que se oye es el de que «en tal pueblo hacen mejores fiestas, con más presupuesto, más luces, más bandas, más participantes, más organización, y... nos han chafado la oreja. ¡A Villena!, ni más ni menos que el ombligo de las fiestas, donde hemos organizado un Congreso y dos Ferias Nacionales sobre el tema». Estas fiestas se han convertido en una obsesión local que absorbe la dedicación cultural y social de nuestra ciudad, encerrándonos en un chauvinismo retrógrado y perjudicial para nuestro futuro.
Pero bueno, ¿es que no sabemos hacer otra cosa? El año se empieza festero y se termina festero. Pueden ser motivo de enganche de escuadra, la Navidad, la discoteca, el Carnaval, el ecuador festero por supuesto, cualquier boda, comunión, bautizo o reunión de amigos. También el recorrido anual de las fiestas de otros pueblos vecinos, capas y tambores en Semana Santa, presentación de todas las madrinas, reunión de juntas de comparsas o de escuadras, al igual que las tradicionales comidas posteriores a fiestas, y ahora las correspondientes también a cada escuadra especial y presentación del nuevo traje. Por parte del cine, la única película montada anualmente es sobre el tema. La radio nos mina a nivel local y sobre todas las fiestas de las ciudades del área de audiencia.
Vamos a ver, por ejemplo: ¿qué es eso de que para estimular una falsa superación hay que andar ofreciendo premios a destajo como sardinas a las focas de un circo? También el cartón de la mujer en la fiesta refleja la incapacidad para evolucionar dentro de la tradición. Con fiestas o sin ellas no tenemos por qué prescindir de la plena participación femenina. La mujer puede vestirse de festero, de escuadra especial de peineta, de hombre en retreta de músico o de silla y cuatro horas.
Todo esto y mucho más, en lo que también me incluyo desluce nuestra vida cultural y social y nos perjudica a todos. Y no creo que sea tan difícil reconocer nuestros errores y exageraciones para intentar mejorar nuestra convivencia. Para disfrazar haciendo cultura, también se puede vivir el sentir tradicional de nuestro pueblo con moderación y dando cabida a otros aspectos que desplazamos con tanta obsesión festera.
A mí, como villenero, las fiestas que no me las toque nadie, pero tampoco desearía que acabáramos tocados por las fiestas.
Pedro Marco
Madrid
Extraído de la Revista Villena de 1983
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