Durante cuarenta años, el submarino de Peral fue carne de desguace en el isleño Arsenal de la Carraca, hasta que en 1929, el almirante Mateo García de los Reyes, primer comandante del arma submarina española, logró recuperar el casco y remolcarlo a Cartagena, instalándose en 1930 en tierra frente a la Base de Submarinos tras retocarse la obra viva.
El 1 de diciembre de 1965, a petición del Ayuntamiento de Cartagena, pasó a constituirse en monumento popular en la plaza de los Héroes de Cavite. Era muy habitual en esos años desplazarse a Cartagena para verlo.
Julia Pérez Serrano y Anto García Espinosa
Foto cedida por... Anto García Espinosa
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