LAS DOS CARAS DE NUESTRAS FIESTAS
Este título creo que se ajusta a la significación del mismo; es obvio decir que una de las caras es —antepondremos la parte pagana—, el incomparable marco que constituyen nuestras fiestas de Moros y Cristianos, cada vez más superadas en número de festeros con radiante entusiasmo, diríamos que con loca pasión, es decir, con inusitado frenesí; y es que el tan rico colorido del atavío de los comparsas y la bella marcialidad de su desfilar al sonar de las tan variadas marchas y pasodobles hacen bullir la sangre festera, no sólo de los ejecutantes comparseros sino también la de los tantos y tantos espectadores que presencian y a su vez animan con sus aplausos, confundidos con el eco del trepitar de tantas bandas de música, dando lugar a una inmensa algarabía, contagiosa, en fin, hilaridad. Pues y esta es una de las dos caras de nuestras brillantísimas fiestas dedicadas, dirigidas, a la Excelsa Patrona María de las Virtudes. Y así, cada año, durante los cinco primeros días del mes de septiembre.
Orgullosos debemos estar y cada año más, de ofrecer a la Señora, Madre de Dios y Madre nuestra, esos cinco días de paz y felicidad que nos proporcionan nuestras entrañables fiestas. Pero eso sí, que durante los días de permanencia entre nosotros la Morenica, como popularmente la llamamos, este año, después de dar las gracias por sus favores, evoquemos también por su intercesión en favor de los que en esos pueblos lejanos de nuestras fronteras pasan los horrores de la guerra, pasan hambre y produce tantas y tantas víctimas día a día. Hemos de solidarizarnos, al menos, espiritualmente para que derrame sobre ellos y sobre nosotros parte de ese gran TESORO QUE DE GRACIAS ABUNDANTES TIENE PARA TODOS.
Dios te Salve misteriosa Zarza de Moisés, que sin abrasarse a sus rayos brillaban en ti de la divina gracia los reflejos y como blasón de la omnipotencia, te preservó del fuego de la original culpa. Dios te Salve, sagrado Bellocino a quien franqueó la omnipotente mano del Supremo Hacedor la plenitud de sus virtudes y gracias, como feliz anuncio cara al mundo de la mayor victoria.
tú que eres la lámpara peregrina
que venciste la terrible enfermedad
porque fuiste medicina precisa,
sigue siendo esa lámpara con la que
nos alumbres y veamos con claridad
el remedio que necesitamos para
nuestra salvación.
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