EL PRIMER PASO
En el número 34 de esta Revista, correspondiente al año 1984, se incluía un artículo de mi buen amigo Alfredo Rojas, en el que se hacía un breve recorrido sobre la vida y vicisitudes de la misma deteniéndose, de modo especial, a glosar las colaboraciones literarias y a hacer un somero comentario de las que le precedieron. También (y a esto me referiré en estas líneas), sugería dos aspiraciones: Una que "está por hacer un estudio de nuestra Revista Anual" y la otra, que "sería muy interesante, jugosa y esclarecedora una historia de la publicación".
Pues bien: con el fin de dar comienzo a esa hipotética historia, me he decidido a suministrar los datos que concurrieron para crear esta Revista, puesto que en ese momento me encontraba presidiendo la Comisión de Fiestas del Ayuntamiento obligándome, con ello, a ser su fundador y a dirigir su primer número.
Así las cosas, y en evitación de que el tiempo se me echase encima, me dirigí a otro impresor local, Don Enrique Muñoz a quien, además de su amistad, ya le conocía profesionalmente por haber participado con él en la confección de la Crónica de las Fiestas de las Bodas de Plata, y le expuse la pretensión de que se encargara de imprimir lo que iba a ser el origen de la Revista. A fuer de sincero, debo hacer constar que acogió la idea con tal simpatía, que no tardamos en ponernos de acuerdo para llevarla a feliz término.
Planificamos cómo había de ser, explicándole el proyecto que me rondaba por la cabeza para que fuese una revista digna de las efemérides septembrinas. Una revista que recogiera lo más sobresaliente del año que media de unas Fiestas a otras. Una Revista que diera a conocer, por medio de las colaboraciones, los distintos aspectos de nuestra ciudad en todos sus órdenes.
Una revista que ilustrara los artículos de estos colaboradores con fotografías adecuadas. Una revista que hurgara en todo aquello que, oculto, mereciera sacar a la luz por su importancia. Una revista.
Con todo lo manifestado, creo haber dado el primer paso para la confección de esa historia que quisiéramos ver hecha realidad.
Epílogo. Con ocasión de cumplirse las Bodas de Plata de la Revista, el ya citado Sr. Soler, siempre atento a los aconteceres de nuestra Ciudad, publicó en la del año 1975 una serie de datos muy que hiciera historia de nuestra Patria Chica. Una Revista, en fin, que se encargase de divulgar y difundir nuestras Fiestas de Moros y Cristianos y de propagar la devoción a nuestra querida Patrona, la Virgen de las Virtudes. Y además, claro, que anunciara el programa de las Fiestas.
Con todas estas ideas, diseñamos la Revista, en cuya tarea contamos con la valiosa ayuda del incansable e inagotable Don José M.ª Soler, y sólo nos faltaba ya las colaboraciones literarias, que no fueron muy abundantes, aunque de una estimable calidad. Iniciamos la sección de "Hechos salientes" que también resultó reducida, pues al carecer de datos, hubo que confiarlos a la memoria. Aun insertando las fotografías que conseguimos reunir, tanto artísticas como divulgativas y las apropiadas para acompañar a los artículos, nos dimos cuenta que la Revista quedaba algo débil.
De esta forma, y considerando que este primer número ya contaba con una cantidad suficiente de colaboración, se puso manos a la obra y pocos días antes de las Fiestas de aquel año se encontraba en la calle la Revista Villena. Para los que no han tenido ocasión de conocerla, diré que su tamaño era algo más reducido que el actual y que la portada tenía, sencillamente, el escudo de nuestra ciudad a todo color, debajo su título: Villena, Revista anual, septiembre 1951, y orlado todo con dos ramas de laurel, en relieve. De su contenido pueden juzgar quienes la posean.
Así fue su nacimiento y de su despertar me siento satisfecho, complacido de que, a pesar de las lagunas que hubieran podido producirse en el primer número, hoy, al cabo de 37 años, se encuentre ocupando un sitio preferente entre las publicaciones de este género. Precisos e interesantes que pueden servir como base para continuar su andadura en esa etapa y así, seguir cubriendo el camino que resta y el futuro a medida que el tiempo las vaya consumiendo.
Alberto Pardo Caturla
Extraído de la Revista Villena de 1987
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