6 may 2023

1991 EL REAL CASTILLO DE VILLENA

EL REAL CASTILLO DE VILLENA. Por José M.ª Soler García
EI castillo de Salvatierra estaba ya edificado en el siglo XII y una de las personalidades más interesantes de la Edad Media española fue Muhammad Abu Mardanix, conocido como el Rey Lobo, que brilló con luz propia en el período comprendido entre las dominaciones almorávide y almohade. Fue llamado rey de la España oriental, pero logró reunir todas las piezas del mosaico en que se había convertido el antiguo territorio de Tudmir. Su sistema de alianzas con Cataluña, Aragón y Castilla le permitió resistir con éxito la invasión almohade hasta su muerte, ocurrida en 1172. La noticia de su desaparición se mantuvo en secreto hasta la llegada a Orihuela de su hermano Jusuf, quien con los hijos del muerto pudo llegar a un acuerdo con el califa almohade.
Sus nuevos aliados propusieron a Jusuf el ataque al Huete como prólogo a una gran campaña contra los cristianos, pero el asedio fracasó, y el retorno a Murcia se hizo por tierras valencianas. El domingo, 6 de agosto de 1172, el ejército califal llegó a las cercanías de Buñol; en cuatro jornadas se trasladó a Játiva; el sábado, día se hizo una jornada de descanso, y el domingo, día se acampó en el castillo de Villena.
Cuando en estas épocas se habla de Castillo de Villena, no podemos asegurar que se trate del de Salvatierra o del de la Atalaya. Lo más probable es que las estructuras más viejas de este último, muy poco visibles en la actualidad, hundan sus raíces en el siglo XI, y que las dos estancias inferiores de la torre del homenaje estuvieran ya edificadas cuando Jusuf acampó en, Villena ese domingo 10 de agosto de 1172. Así lo atestiguan, de un modo casi indudable, sus dos bóvedas de arcos entrecruzados, de clara tradición almohade.
Y hacemos aquí esta ligera referencia histórica para resaltar un hecho del que no encontramos referencia escrita en la amplia bibliografía consultada. En el cuerpo inferior de la torre del homenaje se observan unos rectángulos de líneas blancas correspondientes al yeso con que se taponaban las ranuras del encofrado para evitar la salida del agua empleada en su construcción. Son bastante visibles actualmente en la cara meridional de las torres y algo menos en la occidental, y han desaparecido casi totalmente de las otras dos.
Lo interesante del caso es que se trata de una técnica puramente almohade, que viene a confirmar la dotación de las bóvedas y es muy común en las construcciones de la época. La hemos observado en la Alcazaba de Almería, en el barrio antiguo de Cáceres, en algunas fortalezas de la provincia de Castellón, en el castillo de la Mola, de Novelda y no será difícil encontrarla por todo el mundo musulmán de la Península, excepto en la provincia de Murcia, en donde no han aparecido hasta ahora castillos almohades.
Torre de PILETA Cortes de Pallás
Castillo de XIVERT (Castellón)
Autor: López Elum
Pensamos en la posible restauración de esas líneas blancas y en el magnífico efecto que produciría nuestra espléndida torre, tanto de día como de noche, alumbrada como ahora está y adornada con rectángulos blancos en toda la extensión de su cuerpo de tapial, como lo estaba en el siglo XII cuando el califa Jusuf pasó una noche en nuestra ciudad.
Y otra sugerencia que va implícita en el título que hemos dado a este artículo. Ya es sabido que, durante la Guerra de Sucesión, Villena se mostró favorable a la causa de los Borbones, y que nuestro castillo fue la plaza fuerte que proporcionó el triunfo de la Batalla de Almansa y el advenimiento al trono de Felipe V, que no pudo por menos de mostrase agradecido, y en el Cabildo celebrado por nuestro Ayuntamiento el 11 de marzo de 1714, se dio cuenta de un despacho y real cédula de su molestad en los que mandaba abonar los gastos hechos para el repuesto de los víveres y la manutención de las milicias que estuvieron de guarnición en el Real Castillo de esta ciudad. Unos años después, el 2 de abril de 1715, se le pagaron a Antonio Mellado y Lillo 44 reales y 11 maravedís por limpiar los pozos que había en el Real Castillo y en la calle del Reloj. El 13 de marzo de 1716, en virtud de otra real cédula se acordó que parte de lo recaudado a los vecinos en concepto de contribuciones se destinase a pagar las deudas contraídas por la ciudad con los padres franciscanos de San Felipe Neri, que ascendían a quinientos cincuenta reales de vellón, importe de los ladrillos que habían prestado en tiempos de guerra para el reparo del Real Castillo y fortaleza de la ciudad. Quince años más tarde, el 24 de abril de 1730, acordó el Ayuntamiento que, «para continuar las rogativas se baje del Real Castillo de esta ciudad a Nuestra Señora de las Nieves a la iglesia del convento de religiosas de la Santísima Trinidad procesionalmente y con la mayor solemnidad».
Como vemos, esa honrosa denominación se había hecho tradicional, y no vemos razón alguna para que no siga vigente en los tiempos actuales. No deja de utilizarse, y no discutimos aquí sus méritos, por el Real Madrid, la Real Sociedad de San Sebastián, el Real Club Deportivo Español y tantas y otras entidades de la Península. Bien lo merece nuestra histórica e imponente fortaleza, que está pidiendo a gritos un mayor cuidado y una urgente restauración de sus espacios interiores.
Extraído de la Revista Villena de 1991 

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