22 sept 2025

1996 LA ORQUESTA «RUPERTO CHAPÍ» (UNA FORMACIÓN DE CÁMARA PARA VILLENA)

La Orquesta «Ruperto Chapí» (Una formación de cámara para Villena). Por ÁNGEL L. PRIETO DE PAULA
La extraordinaria proliferación que en España, y en la Comunidad Valenciana en concreto, tienen las bandas de música no se ha visto acompañada de una floración parecida en el caso de las orquestas. Nuestro tradicional déficit en cuerda ha dificultado, y aun impedido, la existencia de grupos camerísticos y, por pura extensión, de orquestas sinfónicas equilibradas. Basta echar un vistazo al pasaporte de violistas, violinistas o violonchelistas de las diversas formaciones profesionales para percatarse de lo dicho: aunque hay ya bastantes españoles, todavía dependemos demasiado de los de otros países. En este sentido, Villena no es peculiar, sino que reproduce a escala el anterior problema.
La situación española ha comenzado a cambiar hace unos años, al compás de la creación —no siempre acompañada del profesorado suficiente ni de los medios adecuados— de conservatorios y escuelas de música. Por lo que respecta a Villena, el Conservatorio Municipal ha sido determinante para acrecentar la formación musical de los jóvenes. En él fue gestándose la Orquesta «Ruperto Chapí», de la mano del profesor de violín y viola Arpad Babarczi, quien desde entonces es su director. Su punto de arranque fue la celebración, en agosto de 1994, de un cursillo intensivo para alumnos de cuerda, impartido por el profesor citado. Los componentes de la orquesta son jóvenes, y aun niños, que mayoritariamente reciben sus enseñanzas en el Conservatorio de Villena.
La orquesta nació con unos fines precisos, como son la formación musical de sus miembros en el ámbito específico de la actividad concertística, y el estudio, fomento y cultivo de la música de cámara y sinfónica, con atención especial al acervo musical villenense. En el curso 94/95 inició sus actuaciones públicas y fue incorporando a nuevos miembros, algunos procedentes de otras localidades. Al tiempo que se producía el asentamiento de su actividad concertística, iba incluyéndose repertorio sinfónico. En julio de 1995 la orquesta viajó a Hungría, en varias de cuyas ciudades dio conciertos que cosecharon críticas elogiosas en prensa y televisión. La acogida que ha tenido, por su parte, en distintas localidades de nuestro entorno ha sido excelente. Su repertorio va siendo ya amplio, y, dada su orientación formativa y de perfeccionamiento, ha perseguido la versatilidad estética, recorriendo los tramos que van del Barroco al siglo XX, con diversas composiciones del propio director. Entre éstas, destaca la «Rapsodia villenense», diálogo de dos paisajes, dos culturas y dos sensibilidades, que Babarczi compuso como un homenaje amoroso a Villena, cuyos motivos son melancólicamente tamizados al pasar por el filtro de la evocación de su país natal.
Las actuaciones de la orquesta en Hungría cosecharon grandes éxitos, y una atención preferente en la prensa del país.
He citado al director, Arpad Babarczi, y me detendré un instante en él. No es un director convencional, y menos un metrónomo con batuta. De él destaca, antes que nada, su capacidad de irradiar entusiasmo y amor a la música. Nacido en 1963 en Orosháza (Hungría), se formó en las mejores instituciones musicales de su país. Ha sido miembro de la Filarmónica de Hungría y solista en varias orquestas húngaras entre 1982 y 1987, cosechado premios nacionales y actuado en numerosos países de Europa y América. En el ámbito español e hispanoamericano, ha pertenecido a la plantilla de la Orquesta Sinfónica de Guanajuato (Méjico), de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas y de la Orquesta de Cámara de la Región de Murcia. En su tarea docente, ha formado parte del claustro del Conservatorio Superior de Música de Murcia, como profesor especial de viola, y de los de Orihuela, San Vicente y Villena, donde imparte actualmente clases de viola y violín. En estos mismos años ha actuado en diversas ciudades españolas, integrado en agrupaciones musicales como el Trío Dnizba, junto a Joaquín Palomares y Dagmar Remtova. En la actualidad, su principal objetivo musical es la Orquesta «Ruperto Chapí».
FOTO La Orquesta «Ruperto Chapí» ha intervenido en distintas localidades de la provincia. Muestra de los programas de algunos conciertos.
Esta presentación de la orquesta no quiere ser sólo una relación neutra de actividades, ni siquiera de elogios más o menos fundados. Hay también peligros, presentes o al acecho, que deberán sortearse. Sólo me referiré al que me parece de mayor calado. La existencia de una orquesta de cámara es una exigencia legal para los conservatorios profesionales, como es el de Villena. Debido a ello muchas de estas formaciones son, más que una realidad viva, entidades languidecientes o escleróticas, sólo constituidas a los puros efectos administrativos y escolares. Para que esta orquesta sea una orquesta «de verdad», de la que no se vean forzados a salir sus miembros a medida que vayan alcanzando determinado nivel (y fueran por ello requeridos por otras orquestas más prestigiosas), deben cumplirse ciertas condiciones: ensayos motivados, actuaciones regulares y progresión artística. Los ensayos motivados dependen del entusiasmo de sus miembros, bien demostrado ya, que han puesto sus instrumentos, su vocación y su tiempo (aratis et amore) en aras de tan hermosa empresa. Las actuaciones regulares precisan de la conjunción de esfuerzos de instituciones y personas, dentro y fuera de la orquesta. La progresión artística exige la compatibilización de su imprescindible misión docente con las tareas concertísticas adecuadas, lo que garantizará que la orquesta atienda a la formación de los que se inician sin cercenar las expectativas de quienes están en superior nivel. Esto último se ha conseguido hasta el presente mediante la estratificación y flexibilización de la plantilla según las exigencias de cada obra y de cada concierto.
Es preciso, en fin, habilitar los medios adecuados. No se trata de dinero, al menos de mucho dinero: afortunadamente, la orquesta puede subvenir a buena parte de sus gastos. Sí es preciso, en cambio, que se le permita obrar con holgura para que no termine asfixiada, y al cabo destruida, por el burocratismo de que adolecen tantas formaciones semejantes. Habrá que aprovechar sus propios estímulos y entusiasmos, contando con cuantos quieran sumarse, como músicos o como colaboradores, a su labor. En otras palabras: las instituciones de que depende habrán de servir de cauce para su expansión musical, que deberá estar protagonizada por la propia orquesta. Ejemplos hay, y desgraciadamente cercanos, que muestran cómo una municipalización mal entendida termina por volverse en contra de las formaciones a las que se trata de proteger.
Villena puede sentirse satisfecha de su orquesta, que sin duda es una perla musical sin formar definitivamente, pero con todos los ingredientes para que, en un futuro más inmediato que lejano, con-siga una altura que ahora parece inalcanzable. Del entusiasmo de sus miembros, y de la clarividencia de los responsables municipales, dependerá que lo que hoy es posible sea mañana una realidad de la que podamos todos legítimamente ufanarnos.
SANTA CECILIA (Patrona de la Música)
Imagen de Santa Cecilia, adquirida para la Sociedad Musical «Ruperto Chapí», por las novias y esposas de los músicos, siendo bendecida en el Santuario de Nuestra Señora de las Virtudes, el día 27 de noviembre de 1994.
Extraído de la Revista Villena de 1996

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