Villena en el corazón. Por JOSÉ CONEJERO ALCARAZ
Ni la edad ni la distancia lograrán
apagar el fuego de los recuerdos.
Recuerdo aquel delicioso paseo matinal por las
inmediaciones del Santuario de Nuestra Señora
de las Virtudes...
Todo me pareció rodeado por el vaho del soplo
Creador...
Sentí el dulce y capcioso abrazo de la Naturaleza.
Con admiración sensitiva y los ojos humedecidos por la
emoción bebi ansioso el ambiente y hurgué en los más
hondos laberintos de la cercana fronda.
Repartí palabras...
Suaves cortesías a las flores.
El entusiasmo...
La embriaguez de la vida se dulcificaba con las mieles
de una brisa que también sabía detenerse ante la gracia
de las pequeñas avecillas que alegremente cantaban
al esplendor del nuevo día.
Tuve el grato placer de comprobar que por obra de mi Amor
a Villena, se identificaban mi alma y el silencioso
entorno del Santuario.
Colmó mi admiración al sorprender a los esbeltos pinos
en un primoroso balanceo de llamamiento y seña.
De retorno a mi hogar distante...
En la quietud de mi cuarto de trabajo, escucho el reclamo
de aquella visita al Santuario de la Excelsa Patrona que,
rozando mi vocación poética solicitan, con voz de requiebro,
las impresiones recogidas en aquel crucero matinal.
Me sumerjo en el sendero de los sueños...
En el aire vibran canciones lejanas...
Dulces amores...
Música eterna del pueblo donde me asomé a la vida... ¡Villena!
EVOCACIÓN
Evoquemos a nuestra pequeña patria
si de ella estamos alejados
Con dulce ternura en el corazón...
Con entusiasmo...
Con la emoción prendida en la palabra.
La patria universal es un sueño...
¡Una utopía...!
Algo aunque maravilloso, muy distante.
No existe otra patria que ese trocito
de nuestra geografía donde vimos la luz primera.
Extraído de la Revista Villena de 1996
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