A D. JOSÉ MARÍA SOLER,
con la admiración
Gracias, Don José María, mi gran e
¡lustre paisano; el libro que usted
escribía pudo llegar a mi mano.
En él busqué a mi manera y, con
dichos que encontraba, me metí a
manifacera y estos versos
conformaba:
DÍA CUATRO QUE FUERA
En Villena y en setiembre!
toico el mundo s'aprepara pa
los MOROS Y CRISTIANOS y
a tos les muda la cara!
Del cuatro al nueve celebran
las fiestas de la Patrona: la
VIRGEN DE LAS VIRTUDES,
su Morenica Señora.
En Villena nació un dicho
qu'es sentío y comentao:
"día cuatro, icen, que fuera
y lo pasao... pasao"
Pos cuando allega el día
nueve, qu'están tos pa
reventar, naidie p'atrás se
echaría si güelven a principiar.
Lo primerico, la ENTRADA
de la Losilla al Portón, y
en cuantico sale el día, la
diana, qu'es tradición.
Ya pasaíca la Diana, una
güena gachamiga,
sardinas fritas y güevos,
pimientos y longanizas.
Cuidiao no t'enfarines con
vinos gachamigueros, son
caldos mu calenticos
como güenos villeneros.
La MAHOMA en el Castillo
vestía como un festero,
cuidiando la población qu'el
Alcalde es Moro Nuevo.
El Estudiante, en la Troya.
La plaza Vieja, cristiana; Y
en la Cábila, los Moros,
¡tien fiesta toa la semana!
Y en pasaos esos seis días y
cuando el nueve ha Ilegao,
¡día cuatro, icen, que fuera y
lo pasao... pasao!
Adelaida Menor Albero
VIVIR
S¡ no hubiera en el mundo
Primavera, mi jardín perdería su
belleza y la mar no tendría su
grandeza, si el vaivén de las olas yo
no oyera.
Si la sangre en mis venas no fluyera,
prendiendo y avivando las pasiones,
perdería un sinfín de sensaciones, si
tu cuerpo en mi cuerpo no sintiera
Si amarte y aún besarte no pudiera,
si mi boca en tu boca prisionera de
tus besos, con ansia suplicara.
Si la vida todo esto no me diera y
la risa en el llanto se tornara,
la muerte yo tendría por compañera.
Ricardo Menor Hernández
VOY
Voy vagando como ese peregrino
perdido y moribundo en el desierto
que teme fallecer a cielo abierto
sin haber encontrado su camino.
Voy buscando tu rostro misterioso
a través de escabrosos laberintos,
invocando tan solo a mis instintos que
suplen la razón por el acoso.
Voy siguiendo tu rastro codiciado
y la huella que esboza tu mirada,
como un ser fantasmal se ha evaporado.
Voy caminando en pos de tu mirada,
presuroso de hallarla en mi presencia,
pero muestras no das de tu existencia.
Ricardo Menor Hernández
Extraído de la Revista Villena de 1996
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