Me resulta difícil de entender, querido Antonio, todo cuanto he visto, sentido y vivido. De nuevo en casa, reunido con unos amigos, les muestro las fotografías, intento explicarles, pero dudo que lleguen a entender todo cuanto les cuento.
Yo me recupero poco a poco del cansancio y...
Mirar el folio en blanco, estrujar entre las manos uno tras otro, resulta desolador. He ojeado de nuevo unas cuantas líneas escritas, no recuerdo muy bien cuándo, con el propósito de no olvidar la idea surgida en un momento. Intento recopilar, coger frases de aquí, de allá, y me cuesta enlazar las palabras.
Sé que han sido muchos los momentos, muchos en los que un nudo en la garganta, de los que te impiden tragar con normalidad, en los que una mirada furtiva te descubre cuando no has podido disimular una lágrima que te delata, los que viví en las pasadas Fiestas. Reconozco que hablar de ello para mí es difícil, tal vez porque me cuesta mucho dominar mis sentimientos... ¿cómo explicar ese escalofrío que recorre todo el cuerpo cuándo el día 5 ves pasar la Banda Municipal interpretando "La Entrada" de Quintín Esquembre? ¿Cómo explicar esa vibración que se siente cuando se oye un pasodoble, cuando uno cae rendido ante la cadenciosa marcha mora?
Me alegró recibir la carta de este buen amigo. Y es que Villena no sólo tiene un compromiso consigo misma, sino con todos, con quienes tan amable y gentilmente deciden acompañarnos en tan especial celebración y conmemoración. Cuanto aquí vean, sientan y vivan será la mejor vía de difusión de nuestro espíritu festero, algo que no se transmite a través de los medios de comunicación, sino del contacto directo y de la amistad personal.
Mi cordial invitación a que todos tengáis unas felices fiestas y, en especial, a aquellos amigos que nos honran con su presencia.
Antonio Martínez Vicente
Extraído de la Revista Villena de 1996
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