15 dic 2023

2013 DE LOS TRENES BOTIJOS A LA PARTICIPACIÓN DE OTRAS IMÁGENES EN LA PROCESIÓN DEL DÍA 8 DE SEPTIEMBRE EN VILLENA.

DE LOS TRENES BOTIJOS A la participación de otras imágenes en LA PROCESIÓN DEL DÍA 8 DE SEPTIEMBRE EN VILLENA. 
Publicado en la Revista Villena de 2013
Desde que en 1.858 se pusiera en marcha la línea ferroviaria MZA que enlazaba Madrid con Alicante, se abría definitivamente el acceso hasta la costa alicantina a los residentes de clase acomodada de la capital de España, algunos de los cuales comenzaron a elegir nuestras playas como lugar de destino preferido donde pasar algunos días durante sus vacaciones estivales. Sin embargo hubo que esperar 35 años para que alguien concibiera la idea de impulsar definitivamente la costa alicantina como referente turístico para miles de madrileños. Corría el año 1.893 y un tal Ramiro Mestre Martínez, periodista del periódico de Madrid, “La Correspondencia de España”, lanza la idea e inicia una activa campaña en la que consigue involucrar tanto a empresarios ferroviarios como a hosteleros alicantinos. El resultado de aquella iniciativa se plasmó poco después, con la puesta en marcha de unos trenes especiales, que a precios populares y lo largo de los meses de verano, conducían hasta Alicante y regresaban luego a sus hogares, a miles de madrileños. Aquellos trenes conocidos popularmente como “Trenes botijo” estuvieron en funcionamiento de manera ininterrumpida a lo largo de 24 años, lo que ayuda a hacernos una idea del éxito de la iniciativa de aquel periodista, al que la propia ciudad de Alicante, reconociendo su impagable aportación al desarrollo turístico de la ciudad, le dedicaría con el tiempo, una calle que aún hoy lleva su nombre. 
Pero Ramiro Mestre Martínez, no era solo un enamorado de las playas y clima alicantinos, sino que durante sus años de ejercicio profesional, realizó excelentes crónicas sobre costumbres y fiestas de distintas localidades de la provincia, que vieron la luz en las páginas del diario para el que trabajaba.
Algunos de sus artículos fueron monografías sobre nuestra ciudad, donde el carácter abierto de Ramiro Mestre hizo que inmediatamente se granjease la amistad de no pocos villeneros, quienes le correspondieron, invitándole en diversas ocasiones para que conociera más a fondo nuestras Fiestas de Moros y Cristianos y de paso la cultura e idiosincrasia de la ciudad. Así, su llegada a Villena durante las fiestas de 1.901 fue todo un acontecimiento de la que se hacía eco su periódico: “Acaba de llegar el redactor de La Correspondencia de España, Sr. Mestre Martínez, siendo objeto de un cariñoso recibimiento por los numerosos amigos que bajaron a la estación a esperarle.- Vega”.
Todo ello se tradujo en el sincero afecto que el periodista madrileño sentía también por Villena, en cuyas calles fue testigo de excepción de una costumbre o tradición hoy olvidada, que transcurría durante la procesión de cada 8 de Septiembre, que él recogió en sus crónicas y de la que seguidamente vamos a hablar.
La fuerte religiosidad propia de finales del siglo XIX y buena parte del siglo XX, en los que destacaba la presencia casi omnímoda de la Iglesia en todos los órdenes de la vida, ayudará a explicar sin duda la referida costumbre de la que, sorprendentemente, nada dicen los propios programas de fiestas de Moros y Cristianos que se conservan de aquellos años, pero que no obstante, debió perdurar durante lustros, hasta que en un posterior e indeterminado momento, se perdió, borrándose con los años para siempre de la memoria colectiva de los villeneros.
La realidad no obstante es tozuda y gracias a que han llegado hasta nosotros algunos de los viejos periódicos de aquella época que hablan sobre las fiestas más importantes de nuestra ciudad, podemos conocer hoy lo que aquel periodista publicó en el diario de Madrid, “La Correspondencia de España”, en su edición de la noche del 9 de Septiembre de 1.900.
Resulta solemnísima la procesión de Nuestra Señora de las Virtudes.
Todas las comparsas con bandas de música forman parte de la comitiva, que va por el siguiente orden:
Comparsa de moros; música del pueblo de la Cañada; comparsa de estudiantes con la música de Añil; niños caprichosamente vestidos de moros y cristianos; escuadra de marroquíes con bandera, dando la guardia de honor los gastadores, comparsa de marineros con la música de Yecla; comparsa de romanos, vestidos con mucha propiedad. Sigue la comparsa de cristianos con la música de la antigua Villena; detrás van muchos devotos y devotas de la virgen, todos ellos con velas encendidas pasando de 4.000 los que forman.
Las jóvenes villenenses lucen elegantes vestidos y riquísimos mantones de Manila.
El aspecto de la comitiva no puede ser más hermoso.
La imagen de San Pascual, conducida bajo trono y seguida de infinidad de estandartes.
San Pascual
Detrás va San Antonio en ricas andas e iluminado por infinidad de luces.
Después la imagen de San Isidro en igualdad de condiciones que la anterior y seguida por muchas niñas, vestidas de blanco y llevando las cintas de los estandartes.
Las imágenes de San José y Santiago van precedidas por las mangas de las respectivas parroquias y seguidas por muchos niños.
Al aparecer la Virgen de las Virtudes, escúchanse vivas y aclamaciones de entusiasmo.
La imagen lleva magníficas joyas y espléndido manto de oro.
Sigue el palio, de tisú de oro, el clero parroquial, presidido por el preste don Pedro García López y el Ayuntamiento, presidido por D. José García.
Detrás de la imagen va el vecindario en masa, presentando un conmovedor espectáculo.
Imposible calcular los millares de disparos que se habrán hecho hasta ahora, pues cada individuo lleva cuatro arcabuces.
La población retiembla con los estampidos… la procesión terminó a las once y media de la noche.
Al entrar la Virgen en el templo, diez músicas tocaron a la vez la Marcha Real y más de 200 individuos dispararon otros tantos arcabuces, iluminando toda la entrada multitud de luces de bengala.
Después se cantó una gran Salve a toda orquesta, terminando a las doce y media.- Mestre Martínez. Villena 9, 7.30 m.
San Isidro
Este revelador artículo en el que se da cuenta de la participación de otras imágenes en la procesión del día 8 y que precedían en su recorrido a nuestra Patrona, la Virgen de las Virtudes, no fue sin embargo un hecho excepcional y referido a ese año concreto, sino que su arraigo se puede confirmar con la lectura de las crónicas correspondientes a las procesiones de otros años.
El propio Ramiro Mestre volvería sobre el asunto en 1901 cuando su periódico publicaba: “se ha celebrado con gran solemnidad la procesión de la Patrona de este pueblo.
Abrían la marcha las comparsas y bandas, siguiendo después dos largas filas de hombres y mujeres con velas encendidas.
En la procesión iban también otras imágenes…
Ni siquiera la convulsión en la que Villena vivió durante el verano de 1.909 fruto del malestar entre la población por los trágicos sucesos que rodeaban la guerra en Melilla (circunstancia que obligó al aplazamiento por unos días de las fiestas), afectó a la costumbre ya aludida y que recogía, en este caso, el “Diario de Alicante”, en su edición del 16 de Septiembre de 1.909:
Esta tarde se ha celebrado la procesión de Nuestra Señora María de las Virtudes.
Empezó a las seis, a cuya hora emprendió su marcha la comparsa de moros viejos, que de dos en fondo, con el arcabuz terciado y un árabe farolillo en el cañón, marchaban a paso lento y a los acordes de las marchas que su música ejecutaba. A continuación iban por el siguiente orden los moros nuevos, Marroquíes, estudiantes, Marinos y Cristianos, todos ellos en la misma forma que los primeros y alumbrando con sus artísticos farolillos de retreta y con cirios. Luego escoltaban la vanguardia de la procesión cinco números de la benemérita de a caballo, seguía dicha procesión, en la que iban varias imágenes delante de la virgen y en la que alumbraban infinidad de devotos villenense en su mayoría del sexo bello, que hacían interminables las brillantes líneas de titilantes luces, que se extendían a ambos lados de la venida, después el Clero, las autoridades y la “Juventud musical villenense”. Y por último una escolta de veinticinco guardias civiles de infantería seguidos de algunos de a caballo completaban la comitiva.
Se ha seguido la larga carrera de siempre y en las paradas se cantaban himnos, por la capilla.
A la llegada de la procesión a la parroquia de donde salió, se ha cantado una salve a gran orquesta.
Al aparecer la Imagen de la Virgen en la plaza de la iglesia las músicas han tocado la marcha real y las comparsas han hecho los honores jugando las banderas y el pueblo ha prorrumpido en vivas. Ha terminado después de las diez de la noche.
Quizá de lo dicho hasta ahora, adquiera pleno sentido lo que ya años antes (en 1.889), otro periodista que firmaba sus trabajos como el Lego Fray Canelles publicaba en referencia a la procesión del día 8 de Septiembre en Villena, a través de las páginas del periódico “El Alicantino”: … la procesión luciría mucho más, sin verse cortada de vez en cuando, no bastando los titánicos esfuerzos de los encargados de ordenarla. ¿Se olvida acaso el respeto y veneración que nos merecen los santos a quienes se quiere obsequiar con estos actos religiosos?...
Sin duda aquellos santos a los que se refería este último periodista no eran otros que las imágenes de San Pascual, San Isidro, San Antonio, San José y Santiago, cuya participación en la procesión de nuestras fiestas de Moros y Cristianos, precediendo a nuestra Patrona, formaría parte de una costumbre o tradición hoy desaparecida, pero que fue parte importante del acervo cultural de una ciudad llamada Villena y cuyo recuerdo hoy podemos rescatar gracias principalmente a las páginas de un periódico desaparecido hace muchos años y a un reportero madrileño que fue muy querido en nuestra ciudad y cuyo nombre completo era Ramiro Mestre Martínez.
AUTOR: JOSÉ SÁNCHEZ FERRÁNDIZ
BIBLIOGRAFÍA:
“La Correspondencia de España”: 09/09/1900, 10/09/1901.
“El Alicantino”: 10/09/1889
“Diario de Alicante”: 16/09/1909.

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