15 feb 2023

1990 ANTE LA REVISIÓN DEL PLAN GENERAL DE ORDENACIÓN

ANTE LA REVISIÓN DEL PLAN GENERAL DE ORDENACIÓN
Sin lugar a dudas, uno de los instrumentos más importantes con que puede contar un Ayuntamiento para la ejecución de la política de actuación, en muchos ámbitos, que se marque, es el Plan General de Ordenación Urbana. A través del Plan, el municipio efectúa una ordenación global del territorio, abarcando todos los posibles aspectos de la misma y realizando una distribución de usos y facultades del derecho a edificar que afectan a todo el término; también, al mismo tiempo, se hace una programación, a ocho años vista, de todas aquellas iniciativas de crecimiento o de dotación de infraestructura, que deben abordarse, tanto desde el campo privado como desde el público.
Por eso, ahora que el Plan General de Ordenación Urbana de Villena se está revisando, es un buen momento, es más, es el momento privilegiado para plantearnos, todos los ciudadanos de Villena, que queremos hacer de esta ciudad querida nuestra en un futuro inmediato. Y revisar quiere decir ver de nuevo el Plan existente para analizar sus fallos, poner los medios necesarios para que no vuelvan a producirse y, teniendo en cuenta que el Plan debe estar necesariamente adecuado a la realidad social y económica de cada momento, introducir todas aquellas nuevas previsiones que resulten del actual momento que vivimos hoy.
No debemos desdeñar la importancia del Plan de Ordenación; ese sería un lamentable error que no podría más que conducirnos a desagradables consecuencias. El Plan, más allá de ser un simple conjunto de planos donde se definen las calles de la población, sus alineaciones, o las nuevas plazas y zonas verdes, o, una suma de ordenanzas de la edificación, tiene, ante todo, vocación de definir lo que va a ser el derecho de propiedad en todo el término municipal de Villena, que no sólo en el núcleo urbano. Es decir, el Plan supone una auténtica ordenación global de todo el término en la que, definiéndose unos usos concretos para cada zona (urbano, agrícola, industrial...), establece a partir de los mismos qué facultades concretas de las que forman parte del contenido del derecho de propiedad, van a poder ser ejercidas por cada propietario concreto y con qué régimen.
Así , en base a unos estudios previos de las características del territorio y teniendo en cuenta las previsiones de crecimiento y los intereses de la población, se definen qué zonas van a poder ser urbanizadas y edificadas y cuáles no; qué zonas tienen unos especiales valores naturales o ecológicos que aconsejan su protección y restringir el derecho de edificación; qué zonas van a permitir la construcción de viviendas de segunda residencia; si es conveniente o no la autorización de actividades industriales y qué medidas deben adoptarse para que las mismas no originen molestias ni perturben el medio ambiente; qué número de plantas edificables deben autorizarse en el casco urbano; y tantos y tantos otros aspectos que definen cómo va a ser nuestra ciudad. El Plan es pues el último eslabón que define lo que es el derecho de propiedad y de ahí su importancia, que muchas veces no es comprendida o menospreciada.
Pero más allá de todo esto, el Plan de Ordenación aspira a ser un auténtico documento vivo, que no se queda con su simple aprobación y ya está, sino que va a tener una vigencia real y efectiva en el tiempo. A través del Programa de Actuación, y en dos etapas de cuatro años, se van a establecer qué actuaciones bien provenientes de la iniciativa pública, bien del sector privado, deben realizarse, fijándose un orden de prioridades y asignándose medios económicos. En definitiva, estamos marcando cómo debe ser el crecimiento de Villena, poniendo las bases para que la Villena del siglo XXI sea mucho mejor que la que nos hemos encontrado. No queremos una ciudad desordenada, con un crecimiento descontrolado, con problemas de infraestructura en los servicios públicos, con escasez de zonas verdes y de expansión, donde se destruyan los recursos naturales y el medio ambiente, con falta de los servicios y equipamientos necesarios para mantener una digna calidad de vida, donde no haya suelo urbanizado suficiente para nuevas viviendas o industrias. Si estamos de acuerdo en todo esto, el primer paso es contar con una planificación urbanística, económica y social realista, pero al tiempo algo utópica, que siente las bases todas esas posibles y futuras actuaciones.
Las inminentes modificaciones que van a producirse en la ley del suelo vigente, no hacen sino poner de manifiesto la importancia, cada vez mayor, que se concede al planeamiento municipal, ya que va a llevarse a cabo una auténtica «gradualización» del derecho de propiedad, en la que las facultades del propietario deben ir adquiriéndose paulatinamente, en los plazos que el plan señale, sopena de pérdida de derechos.
Para conseguir todo esto, para que nadie se llame a engaño, es necesario que todos seamos un poco partícipes del Plan. Todas las voces posibles deben oírse en el proceso de elaboración de la norma, en esta fase de revisión del Plan de Ordenación de nuestra ciudad.
El Plan no es, no lo ha sido, ni puede ser nunca aséptico; tiene siempre una determinada orientación. Para que esa orientación sea la más beneficiosa para los intereses generales de Villena, es necesario, es indispensable, que todos opinemos. Corremos el peligro de que sólo se oiga una voz, sobre todo teniendo en cuenta la problemática generada por el Plan anterior hoy en revisión. No debe oírse sólo la voz de los propietarios de terrenos, que, lógicamente, nos hablarán en términos de pura rentabilidad; no deben tenerse en cuenta tan sólo intereses de tipo expansionista; no debemos caer en un planeamiento de tipo posibilista, donde parece que todo tiene su cabida. A la larga redundará en contra nuestra. No, estas opiniones, esos puntos de vista, siendo necesarios, son sólo una parte del conjunto. Hay que oír a Asociaciones de Vecinos, empresariales, sindicales, agrarias, culturales, ciudadanos cualesquiera interesados, personas cualificadas, a los jóvenes; el abanico debe ser lo más amplio posible.
El Plan, la norma urbanística, supone un intento de frágil equilibrio donde tienen que coincidir muchos factores para que pueda convertirse, si no en un rutilante éxito, sí al menos en un documento eficaz y realista, que no obstaculice el crecimiento de Villena o convierta a la ciudad en un desorden. Y para eso es necesario, como primer paso, que cuando el nuevo Plan se exponga al público, concedamos todos a este hecho el exigible interés; que nos informemos de lo que puede suponer, ejerciendo el derecho que en este sentido nos corresponde; y que si hay algo que no nos gusta o podemos sugerir algo omitido, lo hagamos. La responsabilidad nos corresponde a todos y podemos luego decir que la cosa no iba con nosotros.
José M.ª ARENAS FERRIZ
Extraído de la Revista Villena de 1990

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