1993 DON CEFERINO SANDOVAL AMORÓS (1887-1971), UN ILUSTRE SACERDOTE VILLENENSE

Don Ceferino Sandoval Amorós (1887-1971), Un ilustre sacerdote villenense. Por FRANCISCO CANDEL CRESPO

Mi querido y docto amigo Juan Bta. Vilar, Catedrático de la Universidad de Murcia, me pide unas líneas para honrar la memoria de este venerable sacerdote villenense, lo que hago con sumo gusto.

Nacido el 12 de noviembre de 1887, después de obtener el título de Bachiller ingresó en el Seminario de San Fulgencio de Murcia, siendo ordenado sacerdote el día 1 de junio de 1912, habiendo obtenido la Licenciatura en Sagrada Teología por Granada.

Su primer puesto de trabajo apostólico fue la humilde Rectoría de La Encina, donde desarrolló una interesante labor pedagógica: Obtuvo el título de Magisterio y se dedicó a preparar a los Jóvenes de su feligresía a las oposiciones a Ferrocarriles, donde ingresaron muchos de ellos, con-servando siempre un agradecido recuerdo de D. Ceferino.

Estando en La Encina pronunció «La Oración fúnebre» del famoso Párroco de Villena, el yeclano D. Francisco Azorín Bautista, que mereció los honores de la imprenta (1915).

En el Concurso Parroquial de 1917 obtuvo la Parroquia de San Antonio de Mazarrón donde desarrollaría una gran labor pastoral con la celebración de tres Misiones Generales, obras de Catequesis y Caridad, sabiendo granjearse el favor de aquella población, tan importante entonces en los sectores de Pesca y Minería.

De Mazarrón —como fruto espléndido de su testimonio de vida— sacó D. Ceferino la vocación sacerdotal de D. Bartolomé Ballesta Vivancos, años más tarde Coronel del Cuerpo de Mutilados, Canónigo por oposición de la Catedral de Murcia y líder de diversos movimientos de apostolado seglar.

En 1923 ocupó la populosa Parroquia de San Antolín de Murcia, visitando una por una todas las casas de su extensa feligresía, y aunque le tocaron vivir años duros, su gran sentido de lo sobrenatural, su inmensa bondad y su gran caridad para con todos los necesitados le granjearon la estima de todos los sectores sociales de Murcia, permaneciendo al frente de la Parroquia hasta 1933 en que obtuvo después de lucida oposición una Canongía en la Catedral de Murcia.

Al sobrevenir los sucesos de 1936, nadie pensó en Murcia en molestar a D. Ceferino y, clara señal del prestigio personal que tuvo con los dirigentes del momento es el hecho de haber sido llamado a la Prisión Provincial para asistir espiritualmente a los primeros ejecutados: el Capitán Balaca y los tenientes Chamorro y Pérez Redondo.

Muchos años después, en 1971, al día siguiente de la muerte de D. Ceferino, el periodista murciano Luis Peñafiel publicó en Línea un interesante artículo sobre aquellos hechos y la actuación, verdaderamente evangélica de nuestro biografiado.

Fue también D. Ceferino Sandoval Profesor del Seminario, Visitador de Órdenes Religiosas y en 1949 Vicario General del Obispado, siendo distinguido por la Santa Sede con el nombramiento de Prelado Doméstico de su Santidad. Asimismo y durante largos años fue Capellán del Colegio de los Hermanos Maristas de Murcia.

Retirado de sus cargos de gobierno vivió durante los últimos años de su vida en una discreta penumbra, siendo visitado con frecuencia por antiguos feligreses y sacerdotes que acudíamos a él como un verdadero consultor de conciencias. Supo también perdonar con gran generosidad de alma a los que le adularon durante su labor de gobierno y luego, desagradecidos, le abandonaron.

Falleció el día 7 de enero de 1971. Su entierro, en verdad multitudinario, tuvo mucho de apoteosis: en él estaban representados todos los estamentos sociales de Murcia, desde el Clero numerosísimo, hasta los humildes betuneros, y desde las más altas autoridades hasta los niños y estudiantes. ¡Era mucho lo que en Murcia se quería a DON CEFERINO!, así a secas, sin apellidos ni cargos. «In memoria eterna erit justus»...

Extraído de la Revista Villena de 1993