27 jun 2025

1976 DEMOCRACIA MUNICIPAL

democracia municipal
Por DIEGO MENOR GARCIA
«La dislocación y el desarreglo de las comunidades locales son más responsables de la crisis de la democracia que el industrialismo». J. Dewey.
El desarrollo de la sociedad mundial está intensificando la tendencia hacia integraciones supranacionales y cambios apreciables en los sistemas de administración y organización social. Pero paralelamente a este proceso integrador se produce como un resurgimiento de estructuras de convivencia: la región, la provincia o el municipio. Apartados de un concepto anticuado del centralismo, pero sin alterar la unidad esencial de la nación, se hace preciso el robustecimiento de las estructuras básicas de la comunidad nacional, entre ellas el Municipio. He aquí un tema, desde la perspectiva vecinal, que merece reflexión en una época de transformaciones políticas abiertas al futuro.
Siguiendo las principales afirmaciones del gran teórico de la democracia, Alexis de Tocqueville, nos encontramos con la siguiente formulación: la naturaleza social del Municipio y su carácter básico de la democracia estatal. Respecto a la primera, llega a afirmar que los «hombres han hecho las naciones y los Estados, pero el Municipio parece haber salido de las manos de Dios». Sin reafirmar la retórica providencialista de la frase, resulta evidente que el Municipio es una «comunidad» de vida «territorial», que aparece como hecho real en la Historia antes de que la Nación se originara por modo «natural» y no «convencional» y llega a ser reconocido y regulado «legalmente» por el Estado. En esta orientación, la legislación española de carácter fundamental y la propia Ley de Bases del Estatuto de Régimen Local definen los Municipios como entidades naturales que constituyen estructuras básicas de la comunidad nacional.
La segunda gran verdad consiste en señalar el papel que incumbe a las asociaciones libres de convivencia y a la autonomía municipal para que sea posible la representación popular. Las naciones que gozan de un desarrollo municipal notable, han tenido un proceso político más estable y armonizado que los países de acusada centralización. Por ello sigue siendo válida la orientación consultiva de avanzar hacia una «descentralización administrativa, electividad de sus autoridades, mayores competencias y más fluencia popular».
Y así llegamos al tema de la representación, que resulta preponderante en la vida contemporánea. Para la constitución de la Corporación Municipal o Ayuntamiento —Alcalde y Concejales— la cual ostenta la representación legal del Municipio y le corresponde el gobierno y administración del mismo, la Ley de Bases del Estatuto de Régimen Local divide a los concejales en tres tercios: familias, sindical y corporativo, por partes iguales. De no existir suficientes entidades que justifiquen este último cauce representativo, las vacantes acrecerán por partes iguales a los dos primeros. Ahora bien, el sistema de elección se basa en el sufragio individual universalista, ya que serán electores y elegibles los vecinos del municipio vinculados a dichos cauces, familia o profesión, y se ejercitará mediante sufragio articulado de forma directa, igual y secreta —garantía ineludible de respeto democrático frente a los peligros de oclocracia—Creemos que el sistema es válido. Porque la familia, la asociación profesional, la ciudad de cara a instancias superiores consolidan la estructura social y permiten la presencia
individual en la actividad colectiva. Dice FI Huxley que el hombre establece contacto directo con la sociedad de dos maneras: o como miembro de un grupo social o como miembro de una multitud. El problema no tiene solución si se la busca solamente por la vía burocrática, hay que restaurar los núcleos primarios.
Pero no es posible dicha restauración sin la participación ciudadana, que tiene que ser un hecho porque se trata de «un imperativo político, una exigencia de justicia y un
motivo de eficacia». La participación, fenómeno político esencial en la vida de las auténticas democracias precisa ir acompañada del desarrollo de una conciencia cívica, de una puerta en funcionamiento de los partidos o asociaciones políticas, no máquinas de conquista del poder sino de «servicio» al conjunto de la sociedad, y, en el campo municipal, supeditando lo político a lo fundamental: una administración eficiente que sirva a la «satisfacción de las necesidades generales y de las aspiraciones ideales de la comunidad municipal». Sólo auténticos demócratas hacen posible la comparecencia pacífica de las ideologías y los programas. Todos deben encontrar el camino de hacer compatibles dos notas definitorias de las aspiraciones políticas contemporáneas: justicia y libertad, en la órbita local de una convivencia apacible y ordenada.
Sin entrar en consideraciones jurídicas, cuya legalidad siempre es perfeccionable, debe quedar clarificado desde el punto de vista sociológico, que el Municipio es un organismo de vida suprafamiliar. Nace por la necesidad que sienten en la convivencia una serie de familias agrupadas que necesitan dar solución a una serie de problemas de sanidad, de abastos, de vivienda, de circulación, de comunicaciones, de alumbrado, de limpieza, de cultura, de ornato y de esparcimiento. Todo ello precisa de unos servicios, de una administración y de su correspondiente financiación.
Pero no es sólo esto, un centro de actividades materiales. Existe también un espíritu dotado de conciencia y sentimientos. Un sentimiento comunal, ese amor a la «patria chica», que es al municipio lo que el patriotismo a la Nación. Pero es preciso vertebrar esos sentimientos para la prosperidad y el engrandecimiento de la comunidad municipal. Identificando plenamente Ayuntamiento y Municipio en una promoción de los mejores, y haciendo partícipes directos a la colectividad de la gestión municipal.
Uno de los retos del futuro es vigorizar la democracia municipal para conseguir estabilidad política y eficacia administrativa. La auténtica representación debe ser el contrapeso del fenómeno de desinteresamiento que se acusa en la vida local. Pero los defectos no provienen solamente de las deficiencias representativas, sino de la falta de civismo y de compromiso con los problemas generales. Para que el Municipio sea ámbito de convivencia es precisa la colaboración de todos. De esta forma se superará la dislocación y el desarreglo de la cita que encabeza este artículo.
Extraído de la Revista Villena de 1976

No hay comentarios:

..... CONTINUAR... PASAR PÁGINA Pinchar en... (entradas antiguas)
Esta Web no se hace responsable de las opiniones de sus lectores. Todo el contenido es público. Usted puede copiar y distribuir o comunicar públicamente esta obra siempre y cuando se indique la procedencia del contenido. No puede utilizar esta obra para fines comerciales o generar una nueva a partir de esta..
Web: www.villenacuentame.com
E-Mail:
villenacuentame@gmail.com