18 oct 2009

IGLESIA ARCEDIANAL DE SANTIAGO

Entre la plaza de Santiago, y las calles de Ramón y Cajal, Párroco Azorín y Marqués de Villores, se encuentra esta iglesia.Fue construida a finales del siglo XV, bajo el auspicio del papa Alejandro VI Borja, y el patronazgo de la familia Medina, se inició una ampliación que se prolongará hasta el siglo XVI.Se trata de un edificio de planta rectangular, con una nave central de mayor anchura y naves laterales en las que se forman unas capillas laterales. De esta manera se entremezcla la solución de una sola nave con capillas entre contrafuertes, y la nave central de una mayor altura. Las naves laterales se prolongan hacia la cabecera formando un girola poligonal. La separación entre la naves es por medio de columnas torsas o helicoidales de perfil ochavado, adoptando la misma forma los capiteles, en los que recaen los nervios de las bóvedas y los arcos fajones que dividen la iglesia en tramos. Estos últimos, al igual que los que separan las naves son arcos apuntados.
El presbiterio y los tres primeros tramos son góticos, los dos tramos a los pies de la iglesia son renacentistas, y fueron añadidos para albergar el coro alto. De los tramos góticos el central esta cubierto con bóveda de crucería con terceletes, mientras que los otros dos cubren con bóveda de crucería sencilla. La bóveda del presbiterio tiene también terceletes, y la clave central está ornamentada con la cruz de Tierra Santa.Al interior destacan los restos de la reja de hierro forjado (1553) que cerraba el altar mayor, destruida en su mayor parte en 1936, la pila bautismal, obra de Jacobo Florentino, al igual que la portada y el interior de la sacristía, realizada en 1526.
Tiene la iglesia dos portadas góticas con arquivoltas sogueadas y pináculos, una se encuentra a los pies de la iglesia, mientras que la otra se sitúa en el lado de la Epístola (el lado derecho) recayendo a la plaza de Santiago. Cuenta también con dos interesantes ventanas renacentistas atribuidas a Jerónimo Quijano, y que cuentan con un amplio repertorio decorativo como veneras, motivos vegetales, rosetones, entre otros.
La capilla de la Comunión, se encuentra en el lado del Evangelio (a la izquierda del presbiterio), tiene un remate exterior de planta octogonal, con paramentos de ladrillo y sillares de piedra en los ángulos. Al interior es circular, cubierta con una cúpula semiesférica y un tambor con ventanales peraltados. Cuenta con cuatro capillas rehundidas en el muro circular, y columnas corintias entre los vanos.Son características de esta iglesia las columnas ochavadas helicoidales o torsas que tienen relación con las columnas utilizadas en las lonjas de Valencia y Palma de Mallorca, y con la catedral de Orihuela.

IGLESIA ARCEDIANAL DE SANTIAGO
Federico Iborra Bernad
Arturo Zaragozá Catalán
La iglesia arcedianal de Santiago de Villena une a una original disposición la utilización de columnas torsas en la nave. La presencia de un culto comitente y el análisis de sus formas sugieren que entre sus intenciones se encontraba una paráfrasis bíblica del templo de Jerusalén. Todo ello convierte a la iglesia de Santiago en un interesante ejemplo del episodio tardogótico mediterráneo.
La visita carece de problemas por ser un templo abierto al culto. Deberá llamarse por teléfono para conocer el horario más adecuado para la visita. Además del interior tiene interés la torre campanario y las portadas. El promotor, Sancho García de Medina merece una consideración aparte.
Escudo de D. Sancho García de Medina.

Noticia Histórica
Villena es una ciudad media de la actual provincia de Alicante. Fue capital de un antiguo señorío feudal vinculado a la corona castellana en tierras del antiguo Reino de Valencia. Su nombre suena en el ámbito de la literatura española, gracias a la importancia cultural de algunos de sus señores. El más destacado sería el infante don Juan Manuel, Príncipe de Villena y autor del Libro del conde Lucanor . En el siglo XV el tercer marqués, don Enrique de Villena, poseedor de una notable cultura y de una extensa biblioteca, tradujo al castellano varios textos latinos e italianos e influiría en la poesía de Juan de Mena y del marqués de Santillana.
Con todo, no fueron los marqueses de Villena quienes construyeron los actuales monumentos de esta ciudad. A partir de la época de los Reyes Católicos (que incorporaron el marquesado a la corona) la ciudad conoció una renovación y un auge notables. Villena, como ciudad libre, adoptaría para su arquitectura monumental el nuevo léxico renacentista proveniente de la diócesis de Cartagena, contando con la presencia privilegiada de los más destacados maestros que trabajaron en la catedral de Murcia en esta época.
Pero antes de la entrada de las corrientes renacentistas se construyó en la ciudad uno de los más importantes monumentos del gótico tardío valenciano: la iglesia arcedianal de Santiago. Parece que ya en el siglo XIV existía en el lugar un templo bajo la misma advocación, probablemente con una configuración más sencilla y cubiertas de madera. Este se demolería y ampliaría en los primeros años del siglo XVI. Aunque no se conocen las fechas exactas de la construcción se suele establecer, por datos indirectos, su cronología entre 1503 y 1511. El edificio actual fue sufragado enteramente por una única persona, el protonotario apostólico don Sancho García de Medina, quien en 1511 lograba del papa Julio II la concesión de la categoría de arcedianato para Santiago de Villena. En enero de 1513 se compraba uno de los retablos de la catedral de Murcia para el nuevo templo, que debería estar ya finalizado. Tras la muerte de don Sancho le sucedería en el cargo, entre 1526 y 1554, su sobrino Pedro de Medina, que completaría la obra de la sacristía y el remate de la torre. En estos elementos, de marcado carácter italianizante, habría intervenido entre 1522 y 1526 el arquitecto y escultor florentino Jacopo Torni, l'Indaco Vecchio, citado por Vasari. A su muerte, en 1526, en la misma Villena, le sucedería el también arquitecto y escultor Jerónimo Quijano.1

Fotografía antigua del panel de la fachada.

La obra tardogótica inicial, sin embargo, continúa planteando problemas historiográficos. Por sus abovedamientos y audacia compositiva puede atribuirse al círculo de Pere Compte y tal vez a trazas del propio maestro. Aunque no esté documentada su presencia en Villena, se sabe que en 1505 Compte intervino en la renovación del crucero de la catedral de la cercana población de Orihuela. El interior de la iglesia de Santiago se ha vinculado estilísticamente con algunas obras representativas del maestro en tierras del levante español, en concreto con la lonja de Valencia (1483-1506) y con la obra de la Capilla del Rosario del Convento de Predicadores de Valencia (1498-1514). No obstante la ejecución de la decoración figurativa resulta algo tosca y es obra probable de un maestro de menor valía. También las portadas góticas revelan una relación con la arquitectura valenciana de transición entre los siglos XV y XVI.
El aspecto actual del templo gótico acumula elementos de épocas posteriores que nada tienen que ver con la estructura original. Las intervenciones más importantes fueron la adición de dos tramos a los pies de la nave central antes de 1575 y, ya a finales del siglo XVIII, la construcción de la capilla de la Comunión. Sin embargo, el espacio principal se ha conservado prácticamente tal como fue concebido a principios del siglo XVI.
Una nave con columnas entorchadas
Lo más singular de la iglesia de Santiago es su interior, dominado por la presencia de doce imponentes pilares de desarrollo helicoidal que, tras sobrepasar el arranque de los arcos, trepan por las paredes de la nave principal hasta el inicio de las bóvedas de crucería, con cuyos nervios se entrecruzan. Aunque la construcción de salas con columnas entorchadas tiene su precedente en las lonjas de Palma de Mallorca y de Valencia, el caso de Santiago de Villena es uno de los pocos en los que se han empleado en el interior de un edificio religioso. Dentro de la escueta lista de iglesias con columnas torsas cabe citar el ala norte de la catedral de San Blas de Braunschweig (1469-1474) y la desaparecida capilla de la Trinidad de Nuremberg, ambas en Alemania; San Nicolás-de-Port (1494-1535) o San Severino (1489-1494) las dos en París; o los ejemplos portugueses de Jesús de Setúbal y Santa María Magdalena de Olivenza. Habría que añadir, dentro del ámbito valenciano la iglesia de Santa María en Onteniente, localidad vecina a Villena, con una cronología similar a la de Villena pero con pilastras en lugar de columnas. Sin embargo, en pocos de estos ejemplos el motivo de la columna alcanza una fuerza y plasticidad similar a la de Santiago de Villena.

La intención del empleo de la columna entorchada en el proyecto del templo de Villena no es casual. El significado de la columna torsa en Santiago es una alusión directa al templo de Salomón, con el que la iglesia tiende a referenciarse. Doce columnas torsas supuestamente procedentes del Templo fueron dispuestas en el altar de la confesión de la primitiva basílica constantiniana de San Pedro de Roma. Estas doce columnas, hoy alojadas en los pilares de la cúpula de la basílica vaticana, fueron utilizadas con frecuencia para aludir al templo de Jerusalén a modo de sinécdoque, es decir, tomando la parte por el todo.2 Igualmente fueron estudiadas por los tratadistas de la arquitectura del siglo XVII y XVIII e inspiraron a Bernini para la realización del Baldaquino de San Pedro, multiplicándose dentro de la arquitectura barroca. La importancia de la columna en el proyecto de Santiago resulta crucial. Por ello se llega a crear, a partir del esquema tradicional de la nave única con capillas entre contrafuertes, un equívoco espacio de tres naves mediante la apertura de pasos entre los contrafuertes y la adición de las potentes columnas en una audaz operación semejante a la realizada ciento cincuenta años antes en Santa María de la Aurora de Manresa (en ésta con columnas de fuste octogonal). Las dos naves laterales, interrumpidas por los contrafuertes que las invaden parcialmente, funcionan en la práctica como las capillas laterales de un ambiente único. Sin embargo la sensación del espectador desde el espacio central es la de encontrarse en un templo de tres naves y girola. Las columnas entorchadas no son la única referencia veterotestamentaria en Santiago. Los nervios sogueados que sugieren una apariencia desmaterializadora y la imagen textil de los abovedamientos, unidos a la presencia de vanos oblicuos especialmente el paso en esviaje de la portada del acceso a la sacristía, responden a la imagen ideal del Templo recuperada durante el siglo XV.3 Pero también supone un eco de los logros de la estereotomía valenciana iniciada por Francesc Baldomar a mediados del XV.4
Otras referencias cultas pueden apreciarse en el proyecto de Santiago, como el cumplimiento de las recomendaciones del tratadista italiano León Battista Alberti (1485) para la construcción de los templos. Así la iglesia se halla ligeramente elevada del terreno, debiendo accederse por unos peldaños, y las ventanas superiores son de forma cuadrada, respondiendo a los modelos de los templos paganos. Éstas se conciben como un complemento de la iluminación principal, que se obtendría a través de las puertas abiertas. Es entonces cuando la luz resbala por los paramentos interiores marcando las sinuosas aristas de las columnas. Tanto las referencias bíblicas como las de la tratadística cuatrocentista muestran la cultura y la formación intelectual del comitente, que no en vano se había formado en Roma y era un notable miembro de la diócesis de Cartagena.
Respecto a la ejecución material, las fábricas son de sillería, levantadas con un gran rigor constructivo. Las columnas son entorchadas de arista viva, las bóvedas de rampante redondo, con nervios de piedra y plementerías ligeras. La cabecera y uno de los tramos llevan terceletes. La escasa diferencia de altura entre la nave central y las capillas-naves laterales hace mecánicamente innecesarios los arbotantes. De hecho éstos se han separado ligeramente del muro de la nave central que debería apear.
El espacio entre la nave y el presbiterio se separaría con la incorporación de una magnífica reja de hierro repujado –hoy desaparecida- realizada en Murcia por Ambrosio de la Peña y el maestro cerrajero borgoñón Andrés Savania en 1553.
En resumen, las bóvedas de rampante redondo, los nervios sogueados, las columnas entorchadas y la presencia cercana de Pere Compte (en Orihuela) hacen pensar en trazas de este maestro o en algún maestro de su círculo. La ejecución algo tosca de las bandas a modo de capitel de las columnas indica que, en cualquier caso, Pere Compte no dirigió la obra.

Planta de la iglesia de Santiago. Monumentos Arquitectónico de España, Madrid, 1878.

Sacristía
En la década de 1520 se comienza la construcción de la sacristía de Santiago, situada a los pies de la torre. Tradicionalmente se ha atribuido esta obra al maestro italiano Jacopo Torni, conocido en España como Jacobo Florentino. Se sabe que fue Florentino quien realizó la bella pila bautismal del templo, semejante a otras ejecutadas para las catedrales de Granada y de Murcia. A él se atribuye la elegante portada de la sacristía, relacionada formalmente con las láminas de la edición de Cesariano del tratado de Vitruvio (1521). Aunque formalmente la portada de la sacristía responda a modelos clásicos, la solución del esviaje asume los logros técnicos de la arquitectura tardogótica valenciana.

Portada de los pies.



Torre campanario
El exterior del templo muestra paramentos lisos de sillería, sobre los que destaca la esbelta torre campanario de planta cuadrada. La torre queda rematada por un chapitel o pirámide octogonal de ladrillo revestida con cerámica esmaltada. Este modelo de torre, que tendría una amplia difusión en las iglesias de otras localidades cercanas, responde en su diseño a patrones medievales italianos. Muy semejantes son los campanarios tardogóticos de algunas iglesias en localidades del centro de Italia, fundamentalmente en la región de Umbria. La semejanza sería todavía mayor considerando que en su origen la torre contó con una balaustrada de piedra rematada por pequeños pináculos, sustituida por la actual barandilla metálica en 1698. Más conectadas con la manera cuatrocentista valenciana son las ménsulas en esviaje en el remate de la torre y la presencia de una pequeña ventana de perfil mixtilíneo en la escalera de ascenso
.
Portada de los pies de la iglesia de Santiago. Monumentos Arquitectónicos de España, Madrid, 1878.


Portadas
Se conservan todavía, con algunas modificaciones, las dos portadas góticas del templo. La situada a los pies del templo, trasladada de antiguo con motivo de la prolongación de la nave, está formada por un arco ojival flanqueado por pináculos recambiados, en la línea de otras realizaciones valencianas de finales del siglo XV o principios del XVI. Se halla mutilada por la eliminación del parteluz y el tímpano que, seguramente, habrían mostrado un aspecto más semejante a las obras valencianas coetáneas. A ambos lados del paso aparecen sendas hornacinas para estatuas, con apoyos helicoidales de sección similar a los de las columnas de la Lonja de Valencia y rematadas por unas curiosas veneras de perfil flamígero. El conjunto está coronado por una bella imagen gótica de la Virgen María protegida por dos ángeles. La portada lateral debió ser semejante a la situada a los pies, aunque en 1760 se adinteló y se añadieron pilastras con florones barrocos en el lugar destinado a los pináculos que flanquearían el acceso.6
Portada lateral.
Sección transversal y longitudinal de la iglesia de Santiago. Monumentos Arquitectónicos de España, Madrid, 1878.
Villena en el siglo XVIII. Grabado de Palomino, 1778.

Sancho García de Medina: entre Roma y Villena
La obra de Santiago de Villena es el feliz resultado de una colaboración estrecha entre comitente y arquitecto. Es impensable una construcción como la del templo villenense sin la presencia de un patrón culto y de una importante formación humanista. Éste fue el papel de don Sancho García de Medina.7
Una leyenda local sin rigor histórico pero, acaso, con cierto fondo de verdad, relata que Rodrigo de Borja, arzobispo de Valencia pero también obispo de Cartagena entre 1482 y 1492, en una visita pastoral a Villena tuvo un curioso encuentro con un niño pobre de la ciudad, que le sorprendió por su ingenio. Este niño era Sancho García de Medina, a quien don Rodrigo, futuro papa Alejandro VI, llevaría consigo a Roma y pagaría los estudios. A su muerte, el papa le habría legado la suma de veinte millones de reales, con los que se sufragó la construcción de la iglesia de Santiago.
Vista de la iglesia de Santiago. Grabado de P. Llorente en la obra Valencia de T. Llorente Vol. II. 1889.
Sin entrar en la veracidad del relato -de hecho no hubo ninguna visita de Alejandro VI a Villena- lo que resulta evidente es la estancia en Roma del comitente. Otro vínculo de don Sancho con Roma, vendría sugerido por la heráldica. En el interior de Santiago los capiteles y las claves de las bóvedas repiten como motivo decorativo principal el escudo de don Sancho García de Medina: partido, con una letra M gótica en la parte superior y tres bandas inclinadas en la inferior. Estas mismas armas fueron las empleadas por la familia romana de los Mellini, linaje de intelectuales y prelados que poseyó dos palacios en el entorno de la plaza Navona, una villa a las afueras de Roma y panteón familiar en una de las capillas de la basílica de Santa María del Popolo. Esta misma advocación romana era la de la capilla familiar de los Medina en Santiago de Villena, presidida por una copia del icono mariano. También puede apreciarse una gran semejanza formal entre el remate de la torre de la mencionada basílica de Santa María del Popolo -más cercana a los prototipos umbros que a la tradición romana- y el modelo villenense que la podría haber imitado intencionadamente.
Habría que plantearse de nuevo la procedencia real del dinero obtenido por don Sancho García de Medina para la construcción del templo valenciano, así como la verdadera relación entre la familia Mellini de Roma y los Medina de Villena. Tal vez conociendo mejor los vínculos romanos de su fundador se pueda llegar a comprender con mayor profundidad el singular proyecto de la iglesia arcedianal de Santiago de Villena.
Notas
1.- ZARAGOZÁ CATALÁN, Arturo. “Inspiración bíblica y presencia de la antigüedad en el episodio tardogótico valenciano” en Historia de la ciudad II, . Valencia, 2002, pp. 166-183.
2.- Jacopo Torni fue escultor y pintor, discípulo de Domenico Ghirlandaio y colaborador de Pinturicchio y de Miguel Ángel, y su biografía fue recogida por Vasari en sus Vidas de grandes artistas . Llegado a España habría trabajado en la Capilla Real de Granada (1520-1522) y, como maestro mayor, en la Catedral de Murcia (1522-1526), antes de tomar parte en las obras de la sacristía de Santiago de Villena. Falleció en Villena 1526, sucediéndole en la obra de Santiago su discípulo Jerónimo Quijano.
3.- En la reciente restauración del año 2001 se encontraron entre los sedimentos hallados sobre los capiteles de las pilastras piezas ornamentales, entre ellas una cara de ángel, que pudieran ser restos del ornamento eliminado. HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Francisco “Restauración de la portada de la iglesia de Santiago de Villena”, en Villena , nº 51, año 2001, pp. 201-206.
Bibliografía
ASSAS, Manuel de. “Iglesia arcedianal de Santiago en Villena”. Monumentos Arquitectónicos de España . Madrid 1878.
BÉRCHEZ, Joaquín; JARQUE, Francesc, Arquitectura renacentista valenciana (1500-1570), Bancaja, Valencia, 1994, pp. 58-63.
CANOVAS BOTIA, Antonio. “Fundamento de la iglesia en Villena” en AA.VV. La luz de las imágenes. Orihuela (Catálogo de la exposición), Generalitat Valenciana, Valencia, 2003, pp. 306-307
FLOR AMAT, Miguel “Heráldica y blasones de nobleza villenense (VII)”, en Villena , nº 51, año 2001, pp. 69-76.
HERNÁNDEZ MARTINEZ, Francisco “Restauración de la portada lateral de la iglesia de Santiago de Villena”, en Villena , nº 51, año 2001, pp. 201-206.
PORTILLO, María Belén , Santiago de Villena y el barroquismo gótico en el Reino de Valencia, Colegio Oficial de Arquitectos, Valencia, 1967.
SÁEZ ÍÑIGUEZ, José Luis “Restauración de la portada principal de la iglesia de Santiago de Villena”, en Villena , nº 52, año 2002, pp. 177-180.
SOLER GARCÍA, José María. La relación de Villena del año 1575. Edición comentada y apéndice documental. Instituto de Estudios Alicantinos, Alicante, 1969
SOLER GARCÍA, José María. “Vicisitudes del Templo de Santiago”, en Villena , nº 19, año 1969, separata.
ZARAGOZÁ CATALÁN, Arturo. “Inspiración bíblica y presencia de la antigüedad en el episodio tardogótico valenciano” en Historia de la ciudad II , Valencia, 2002, pp. 166-183.
ZARAGOZÁ CATALÁN, Arturo. Arquitectura Gótica Valenciana . Generalitat Valenciana. Valencia 2000.
http://www.gothicmed.com/gothicmed/GothicMed/virtual-museum/comunidad-valenciana/Villena/Iglesia_arcedianal.html?print=true&page=0

1 comentario:

Félix dijo...

Enhorabuena por el maravilloso análisis realizado, muy bien documentado y con abundantes datos.
Gracias por su labor de investigación y difusión.

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